La leyenda de las Amazonas se remonta a la antigua Grecia, Heródoto nos cuenta la existencia de mujeres, oriundas del Cáucaso, que formaban un pueblo guerrero en el Ponto Euxinio. Entre ellas no se permitía que hubiera hombres. Para perpetuar su “raza”, una vez al año mantenían relaciones sexuales con sus vecinos más próximos. Si como resultado de esos encuentros, nacían varones, la versión más “dulce” dice que se los entregaban a sus progenitores; si por el contrario eran niñas, se las quedaban para educarlas en sus tradiciones y costumbres…
Hay historiadores que manifiestan la opinión de que hay suficientes indicios que demuestran que el mito tiene base real…
Demos un gran salto en el tiempo, “un paso de gigante”, en el año 1977 Fernando Fernán-Gómez lleva al cine la vida de Aurora Rodríguez, con el título de “Mi hija Hildegart”, basándose en el relato del escritor y periodista anarquista Eduardo Guzmán. La película y la novela nos cuentan un terrible suceso acaecido en los años 30, durante la Segunda República Española:
Aurora Rodríguez Carballeira dejándose arrastrar por un sueño loco (para lo cual realiza el acto sexual con un anónimo sacerdote, imitando el mito de las Amazonas) trae al mundo a una niña, a la que pone por nombre Hildegart, y a la que pretende educar siguiendo un código de conducta horriblemente severo, delirante (como resultado consigue una joven “especialmente y sobradamente preparada”, con unas habilidades intelectuales y de toda clase, sobresalientes).
Pero la madre no había previsto que la naturaleza de su hija, sus aspiraciones y deseos más profundos, comenzasen más tarde o más temprano a emerger, a manifestarse. Ella tratará de reconducirlos, reprimirlos, reeducarlos. Pero el intento será vano… Como puede suponerse, la historia termina con un desenlace trágico.
Demos otro salto más en el tiempo, trasladémonos al siglo XXI, parece que el mito de las Amazonas ha sobrevivido pese al transcurso del tiempo, ha traspasado los siglos hasta llegar a los tiempos actuales. Parece que esa es la principal referencia, la utopía de determinadas “neofeministas”, a la manera del delirio de Aurora Rodríguez, de aspirar a la autosuficiencia al margen del varón, o algo parecido; según se ve, este grupo de presión, este “lobby” muy cercano a los poderes públicos, fácticos, aspira a ir sentando las bases de una sociedad en la que las mujeres (algunas mujeres) ocupen una posición hegemónica, disfruten de más y mejores derechos que los varones.
Claro que, también cabe pensar que además de intentar seguir los pasos de Aurora Rodríguez Carballeira, también son fieles seguidoras de ValerÁ¬e Solanas y su “Manifiesto Scum”, la “biblia” del feminismo de género o feminazismo, y que recomiendo especialmente a quienes deseen pasar de tener dudas sobre la denominada “perspectiva de género”, a no tener ningún género de dudas. ¡Se advierte que es imprescindible leerlo hasta el final, aunque empiecen a sentirse arcadas desde el primer párrafo!
Bien, prosigamos: Es cierto que, pese al tiempo transcurrido desde que se iniciaron los primeros movimientos sufragistas a finales del siglo XIX a pesar de los progresos realizados, todavía queda bastante que cambiar en determinados ámbitos para llegar a la plena igualdad de derechos y obligaciones entre hombres y mujeres (por ejemplo en la crianza y la educación de los hijos tras el divorcio) Pero esto nunca debe significar que se conculquen derechos fundamentales tales como la igualdad ante la ley sin discriminación por razón de sexo (no de “género” como tramposamente e hipócritamente algunos dicen…), o de opinión, o religión, u otra circunstancia personal…
El feminismo triunfante no es realmente igualitario, todo lo contrario: es profundamente reaccionario. Recurre a lo más rastrero, propaga falsedades, repite de manera machacona, hasta la saciedad, consignas absolutamente demagógicas logrando así que grandes mentiras se conviertan en casi corriente de opinión mayoritaria (o, sí no, por lo menos en las altas cumbres de la jerarquía social, léase poderes ejecutivo, judicial y legislativo) en la “lógica del pensamiento único”…
Por ejemplo: “El machismo mata”, o lo que es lo mismo “los varones matan”, “cualquier varón es sospechoso de maltratador y asesino, «mientras no se demuestre lo contrario”. Siguiente peldaño: derogación del precepto constitucional del “derecho a la presunción de inocencia y a un juicio justo” . Semejante insensatez –fervientemente apoyada por algunos juristas varones ¿…?- es el resultado de una cadena de despropósitos promovidos por una casta burocrática que están poniendo en serio peligro el territorio del Estado de Derecho, el de las Libertades Públicas e Individuales. Se sienta con ello un mal y preocupante precedente. Se abre la puerta a un escenario tristemente familiar en la historia de España: el de la Inquisición y los Autos de fe, el de los “sambenitos”, el de los inquisidores y el de los herejes prejuzgados. Léase “varón sospechoso de maltrato prejuzgado y condenado de antemano, por el simple hecho de ser un varón, pues el testimonio de una mujer (por la sencilla razón de ser mujer) siempre será veraz, pues una mujer es mejor que un hombre, como mejores eran los cristianos viejos que los conversos, o por lo menos mejor les fue en los Tribunales del Santo Oficio de la Inquisición.»
Parece realmente mentira que quienes padecieron el Tribunal de Orden Público franquista, o la “Ley de Vagos y Maleantes” apoyen hoy semejantes atrocidades (algunos hasta se glorian de haber sido los promotores en el Parlamento de semejantes bodrios).
No puedo dar fin a este texto sin mencionar la falsedad más reiterada, día tras día: las muertes de mujeres por violencia doméstica, el asunto de los malos tratos (por supuesto, la única referencia es al maltrato de origen masculino, al asesinato de mujeres). Ya está bien, por favor. En los hogares españoles (y también en los países de nuestro entorno cultural) también hay maltrato a los menores (generalmente más por parte de las mujeres), también hay maltrato a los ancianos, y… TAMBIÁ‰N DE LAS MUJERES HACIA LOS HOMBRES.
¿No se lo creen? Miren ustedes las estadísticas del Ministerio del Interior y comprenderán que en este ámbito, como en muchos más, hay gato encerrado:
Desde el año 1997 (cuando se empiezan a realizar estudios estadísticos en España sobre violencia intrafamiliar, conyugal, doméstica) hasta la actualidad hay una constante, el número de mujeres asesinadas por violencia familiar es de un 60% (han leído bien, un sesenta por ciento) y el número de hombres asesinados por la misma causa de un 40%…
Las cifras en otros países son más o menos semejantes.
Sobra decir que no es mi intención frivolizar sobre el asunto. Pero está claro que hay muchas más formas de violencia, tan importantes y necesarias de ser erradicadas como la de determinados hombres sobre determinadas mujeres…
Es tarea urgente, pues, recobrar la legalidad democrática, atajar radicalmente e problema de la violencia doméstica y no doméstica, promover una cultura de resolución no- violenta de cualquier clase de conflicto, proteger a los niños del maltrato familiar e institucional, y luchar contra cualquier forma de discriminación, o trato de favor que perjudique a personas o grupos.
Otra cosa es pura filfa.