Hace exactamente 4 años, un grupo muy numeroso de militantes del Partido Aragonés en Teruel, decidió decir basta a una situación inaguantable en un partido en el que se despreciaba a los militantes, no se respetaban los estatutos, no existían voces discrepantes, nadie podía alzar la voz para pedir democracia interna.
Y mira por donde, en este momento, militantes que entonces entendieron que había que intentarlo desde dentro y procurar cambiar el Partido de forma democrática, se han dado cuenta también de que es tiempo perdido.
Primarias a la Búlgara, en las que, según van apareciendo datos, no ha habido ni censos, ni control. Se realizó una petición de convocatoria de Congreso del Partido, con el número de firmas exigidas en los estatutos, como ya se hizo en otro momento con el mismo resultado, para poder debatir y rehacer el partido, y ni caso.
Nada de ello ha sido posible y, gracias en parte a algún medio de comunicación al que le interesa que la situación no cambie y a la acomodación de otros partidos políticos que tampoco quieren que la situación se mueva, están muy a gusto en sus puestos de designación “trabajando por Aragón”, sin mover un dedo ante tantas y tantas injusticias que con esta tierra se tienen y que en otros territorios no se consentirían.
Pero como digo en el título del escrito, el tiempo da y quita la razón a quien la tiene, y se ha demostrado claramente que las situaciones tienen un límite y que, sobrepasado éste, el yugo se afloja o se rompe. Algunos hace ya tiempo que cortamos ese yugo, otros lo están haciendo ahora.
Y es eso precisamente lo que está pasando.
En el PAR de nuevo hay otro goteo de bajas,
de militantes que no aguantan más.
En Zaragoza y, no se lo pierdan, en Teruel y en Huesca.
Bienvenidos al club de los rebeldes, nadie debe aguantar situaciones propias de los tiempos feudales.
Bienvenidos a esta nueva etapa, una etapa donde la verdadera democracia debe llegar a esta tierra de Aragón.
Unos partidos decadentes se desmoronan y nacen otros nuevos, con dificultades, con defectos, pero con mucha ilusión y carentes de clientelismo, caciquismo y corrupción.
Bienvenidos al club y ánimo, que esto no ha acabado, acaba de empezar.