La empatía proviene del griego empatheia, «entrar en sentimiento». La empatía es la base esencial para la formación de la conducta altruista y moral. Es también indispensable para la identificación y comprensión psicológica de los demás, ya que supone la penetración de una conciencia A en otra conciencia B, penetración psíquica lo suficientemente avanzada para que A experimente los sentimientos de B. Así pues, la empatía describe la capacidad intelectiva de una persona de vivenciar la manera en que siente otra persona; posteriormente, eso puede llevar a una mejor comprensión de su comportamiento o de su forma de tomar decisiones. Es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, poniéndose en su lugar, y responder correctamente a sus reacciones emocionales. Como tal es un sentimiento objetivo cuyo desarrollo requiere un cierto tipo de inteligencia. Las personas con empatía son aquellas capaces de escuchar a los demás y entender sus problemas y motivaciones; por eso, poseen normalmente alto reconocimiento social y popularidad, ya que se anticipan a las necesidades, antes incluso de que sus compañeros sean conscientes de ellas, y saben identificar y aprovechar las oportunidades comunicativas que les ofrecen otras personas.
La empatía se relaciona con el proceso de sintonía. La sintonía es aquel proceso que permite a los sentimientos ser aceptados y retribuidos. La empatía es alimentada por el autoconocimiento. Cuanto más consciente se esté de las propias emociones, con mayor facilidad se podrá entender el sentimiento ajeno.
La habilidad de saber cómo el otro se siente entra en juego en varias cuestiones de la vida. La clave para que se pueda entender los sentimientos de los otros está en la capacidad de interpretar los canales no verbales: tono de voz, gestos, expresión facial u otras señales. El poder interpretar sentimientos a partir de indicadores no verbales propician un mejor ajuste emocional y mayor sensibilidad. Se considera que para lograr este acercamiento empático es necesario establecer una relación verdaderamente interpersonal, partiendo de un conocimiento explicativo de la otra persona, que posibilita la anticipación, y también el establecer un intercambio aceptante, dando la posibilidad de expresiones emocionales que clarifiquen la intencionalidad de los mensajes intercambiados, para lograr una competencia comunicativa se necesita también de sensibilización emocional con respecto a la relación interpersonal, desarrollo de actitudes favorables, formación de cualidades morales, estimulación del pensamiento flexible, creatividad, etcétera.»
No todos somos capaces de desarrollar, esta capacidad, pues sucesos o traumas que no logramos superar, o enfermedades mentales , que nos encierran en nosotros mismos, nos impiden la capacidad de abrir la mente sin prejuzgar o tener juicios anticipados, nos impiden escuchar y empatizar con otros sujetos. Esto nos puede llevar a copiar formas de actuar de otras personas que creemos saben empatizar, para lograr llamar la atención de los demás sujetos, de tal forma que nos lleve a mimetizar formas de actuar de otros, lo cual nos lleva a hacer creer a los demás que nosotros podemos ser iguales que el sujeto al que imitamos . Es un autoengaño hacia uno mismo y nos cierra las puertas al proceso de empatía y nos lleva a no querer reconocer nuestras carencias. Pero esto sería tema de otro Articulo.