¿Deben existir las subvenciones? Yo pienso que en la inmensa mayoría de casos en que se emplean, no; en absoluto. La subvención debe ser algo aislado, cuidado y entregarla en casos excepcionales y muy bien justificados; caso contrario, ocurre lo que viene ocurriendo en esta fullera españa; que muchos (infinidad) se aprovechan de la subvención, e incluso “montan el negocio”, al amparo de la misma, puesto que para ello ya y mediante “la cuerda política”, crearon ese fondo (¿de reptiles?) para que unos cuantos o bastantes de… “la cuerda política”, vivan opíparamente, e incluso se hagan ricos con el maná del abundantísimo dinero público… “que se pierde criminalmente, por infinidad de agujeros y que es lo que produce las ruinas estatales que padecemos”.
Mi reciente artículo: “¿Empresarios… qué empresarios? Me ha producido abundante correspondencia y discusiones; puesto que la mayoría creen que empresario es cualquiera y que cualquiera puede ejercer como tal; y no. Otros y como siempre, presentan al empresario, como un “negrero” (que no dudo los haya) y que despide a los obreros, como si de parásitos o ladrones se tratase; y no, ese no es un empresario; ya dije en líneas generales lo que es a mi entender, un empresario y lo dije en ese artículo y en muchos otros anteriores; pero lo repito sintetizando.
Empresario es el que poseedor de una idea e ilusión y jugándose su propio dinero y ateniéndose a las leyes que tiene que soportar; emprende un negocio y en el triunfa o fracasa, pero enfrentándose a las leyes del mercado, no necesitando más ingredientes; puesto que si necesita créditos, ya ha hecho sus cuentas para poder afrontarlos con cierta seguridad; puesto que arriesga su presente y su porvenir. Así han (hemos) triunfado infinidad de miles de individuos que partiendo “de la nada”, empezamos a enfrentarnos a los negocios que permite la legislación vigente y con el esfuerzo que se quiera, amén de ímprobos trabajos, llegamos y triunfamos.
Lo de las subvenciones a fondo perdido, vinieron mucho después y yo estimo, que más que beneficiar al conjunto, lo perjudicaron, creando una nube de parásitos que han vivido de ello y no han creado otra cosa que problemas. El que quiera convencerse de ello, que mire en su entorno, recuerde el pasado y lea en las hemerotecas, la cantidad de negocios sucios que se montaron sobre ese maná que fue y sigue siendo… “la subvención pública” descontrolada o peor aún… dirigida hacia pingÁ¼es negocios.
Por todo ello y respondiendo a algunos de los que discuten el tema, he dicho:
“Un empresario no despide a nadie que medio le sea útil… sencillamente por cuanto el puesto ha de ocuparlo otro y al que hay que enseñar, con lo que se pierde tiempo y dinero; por ello pagará bien al obrero que verdaderamente le sea útil e imprescindible. Si un empresario despide a un obrero (o los que sean), es por motivos justificados; un empresario no juega con su empresa. El que no es empresario ni conoce lo que es una empresa, opina a ciegas y dice barbaridades. El empresario actúa como el médico y que cuando un miembro lo invade la gangrena… «ha de cortar por lo sano o se muere el enfermo»; en este caso la empresa; y es por lo que hay que despedir gente, pero ya digo, se hace en el último extremo. El empresario disfruta mucho más contratando gente que despidiéndola y ello es fácil de entender por lo obvio.
Ahora bien, como actúan los especuladores, es otro cantar; pero esos no son empresarios; ni mucho menos”.
LAS SUBVENCIONES; muchas de ellas, ya preparadas por los arribistas políticos o mercenarios de la política y para que muchos de la cuerda, se hagan ricos sin arriesgar nada. No debieran existir subvenciones; sí préstamos, pero bien apalancados para que el Estado nunca sea engañado; conviene profundizar en ello… El Estado no debe regalar nada, prestar sí y al que presente proyectos viables y que pueda responder luego de ello… o también, que caso de proyecto viable y sin dinero, que el Estado entre como socio mayoritario para controlar lo que presta y no se pierda el dinero; pero “resucitar muertos, como ahora ocurre con los comerciantes del dinero (BANCOS/CAJAS) y luego dejarles la propiedad, eso no tiene explicación posible por mucho que nos lo quieran explicar”; en tal caso, se nacionaliza el comercio del dinero y punto; si un comercio o industria tiene que quebrar… “otra surgirá para ocupar el puesto que esta deja vacante”. El Estado, lo que tiene es que responder, del dinero que allí han depositado los ciudadanos; puesto que para ello es el que tiene el control del dinero y cómo se debe manejar.
Esa es la verdadera y noble ley del comercio, donde el que vale, vale y el que no, desaparece; y esa es la verdadera idea del liberalismo; que lo mismo lo es para las ideas, que para el comercio y la industria; todo lo demás, son falsedades o mentiras; para proteger en definitiva a inútiles o parásitos que viven del trabajo de los demás.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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