Comenzamos este pasado fin de semana con una noticia que se ha desvanecido ante el torrente de noticias que hemos recibido durante el mismo, pero que no es conveniente olvidar. Estoy hablando del acuerdo al que se ha llegado entre Acciona y Enel.
En virtud de este acuerdo Enel compra todo el accionariado que Acciona poseía en Endesa, con lo que la empresa italiana pasa a tomar el control absoluto de la entidad energética española, con más del 90% del accionariado.
Es de agradecer que el Gobierno español haya tomado esta noticia con responsabilidad, una actitud que exigía la plena normalidad ante un acuerdo entre empresas privadas, y en el que no puede intervenir ningún gobierno.
Porque cualquier actitud contraria a ésta sería como ‘estar en misa y repicando’, sería promulgar el libre mercado a los cuatro vientos, pero aplicar el proteccionismo tan pronto como se considerara oportuno. Por tanto, el Gobierno español acierta con su actitud ajena a la situación.
Evidentemente, han sonado voces catastrofistas (menos que en ocasiones anteriores, la verdad) que han identificado este hecho con la pérdida de identidad nacional, con el comienzo de nuestra dependencia de una empresa extranjera.
Sin embargo, estas voces no entienden o no quieren entender, que Endesa ya no era de los españoles, sino de los españoles que poseían acciones de Acciona o de Enel, por lo que ya eramos dependientes de empresas, ¿qué importa la nacionalidad de la misma? ¿Alguien cree que un inversor nacional va a anteponer el interés nacional a su beneficio empresarial?
Por tanto, hay que aplaudir a Zapatero y a su Gobierno por su ejemplo de responsabilidad y ausencia total de demagogia. ¡Qué siga!
