Pakistán, Afganistán, India… ¿Y cuantos más? Puesto que lo que ha ocurrido en Oslo y alrededores, en el fondo es lo mismo… “un fanático, fanatizado por otros fanáticos, es imbuido de que “va a salvar al mundo”, de que él puede convertirse en un nuevo profeta y que todo ello, elaborado en una mente de difícil calificación exhaustiva, le lanza a cometer dos atentados cuasi simultáneos (lo que demuestra la capacidad inteligente de este “bicho”) y en lo que (seguro) ha pensado en matar (“para salvarlos”) a varios cientos de congéneres, que según el, pertenecen ya a una sociedad podrida y a la que hay que destruir para crear una nueva… o sea, lo de siempre y multirrepetido en la trágica historia de… “éste mono desorientado a cuya especie pertenezco”… y el que desde que bajó de los árboles y agarró una piedra o palo, para atacar o defenderse… “no ha encontrado aún el camino que le permita convivir con el resto en paz y concordia y trabajando socialmente para crear una verdadera sociedad humana”… Terrible encrucijada para cualquier pensador y más aún, para los que dicen… “tener la palabra de Dios y ser sus representantes aquí”… pobrecitos, hay que tenerles compasión. A los políticos, pedirles simplemente que… “se formen y eduquen antes de entrar en política”; la responsabilidad que contraen entrando es… demasiado grande.
Y no, no quería escribir de este terrible e incomprensible hecho; que (“metámosnolo en lo más profundo de nuestro caletre”) ocurre, dentro de la sociedad, más envidiable de todas las que hoy puede mostrar el planeta… puesto que sus habitantes, lo tienen todo, todo… por tener, tienen… “hasta petróleo de sobras”; y sin embargo en esa sociedad aparece “un bicho como éste” (ni digo el nombre puesto que pienso que si no hubiera nacido sería mejor) que además y después de todo lo que ha hecho (con toda la premeditación y alevosía inimaginable) cuando lo condenen, lo van a condenar como máximo a veintiún años de prisión; prisión que en Noruega, debe ser algo así, como vivir en un hotel de tres estrellas de España o Portugal… “con baño cerca de la cama y otras muchas comodidades”.
Igual también y para eludir la responsabilidad de una sociedad bastante degenerada… “lo condenan como loco y lo internan en un manicomio”, única forma de paliar y también ocultar, lo que es en realidad el horror, vergÁ¼enza y denigración, de una sociedad que se presume de civilizada.
Y no quería escribir de esto, por cuánto… ¿qué podía yo decir o aportar de positivo ante este demoledor acontecimiento, que no lo es sólo noruego… sino mundial?
Está claro que cerca de allí en Finlandia y no hace mucho, ocurrió otro hecho inexplicable, pero no de las magnitudes de éste… también en Estados Unidos (USA) ocurren de vez en cuando otros asesinatos múltiples y por caprichos o “locuras”, de incluso más niños que adultos; y cuyos motivos no tienen explicación, al menos para algunos que pensamos un poco… “pero es que también los que parecían por muchos años sensatos y pacíficos, llegado un punto de lo que sea… se lanzan y no pueden controlarse” ¿por qué será? ¿Qué mora dentro de cada uno de nosotros?
Como terrible paradoja o contraste; mientras en Noruega son masacrados un centenar de individuos… “hartos de todo”; en el la parte oriental de África y en un área de tantas como ya hay en ese atormentado continente… se mueren de hambre a miles, a decenas de miles, a… tan es así, que se llega a extremos en que he oído decir… que es la propia madre la que ha de elegir al hijo que va a alimentar y al que va a dejar morir de hambre… mientras en gran parte del mundo, los alimentos y en cantidades notables, van cada día a parar a los contenedores de basura y siendo aún bastante aprovechables.
Sí; y como dijera aquel conferenciante al que oí y califique en principio de loco o chalado… “ya estamos dentro de lo peor de una nueva edad media o medioevo”, que aún siendo considerado como moderno, pero cada vez se va pareciendo más a aquellas épocas de lujos y miserias y donde en centroeuropa y denunciado por Jan Huss… “las caballerizas de algunos de aquellos obispos, tenían tal lujo cual si de palacios se tratasen”… mientras el pueblo, la chusma, la plebe… era comida por los piojos, hambres, enfermedades y más miserias, al propio tiempo que “los crucifijos” y otros recordatorios religiosos, lucían con todo el lujo inimaginable en edificios costosísimos y que sólo servían para ello y… “poco más”.
Hoy se hacen otras obras igualmente faraónicas y otros gastos, igualmente ostentos y cuantiosísimos, para que simplemente sepamos… “que hoy hay nuevos dioses y cuyos templos son esos”; que tampoco y en mayoría sirven para otra cosa que para malgastar inmensas cantidades de dinero, las que con parte de las mismas, se podrían arreglar tantas cosas, en este planeta; que mejor que cada cual las deduzca. Amén.
Al final y con cierta lejana esperanza… recordar la aún pendiente enseñanza del maestro de maestros, Pitágoras… “Educad (formando) a los niños y jóvenes; y no tendréis que castigar a los hombres”… ¿Cómo va la enseñanza en este pobre mundo? Veámoslo en lo que nos dicen estos hechos que comento… “simplemente de pasada”.
