EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Si después de que los grandes empresarios en su reunión del pasado sábado con Zapatero le pidieran a este que agote la legislatura a más de que retrase el debate sobre su sucesión “para dar estabilidad a España” con el fin de “potenciar la imagen de solvencia” y de que los empresarios más influyentes hayan pedido mantener las reformas económicas, si después de todo esto Rajoy no reflexiona y amortigua su cerril y desnortada oposición se puede decir que no nos sorprende, ya no nos sorprendía, que su índice de popularidad sea tan bajo. Los españoles no lo quieren y los de su partido tampoco. Estos últimos lo aceptan como un mal menor.
La verdad es que los grandes empresarios le han dado a Rajoy una estocada en todo lo alto. Se equivoca Rajoy cuando quiere aparentar que hay que cuidar a los pequeñas y medianas empresas y no tanto a las grandes porque las Pymes crean el ochenta por ciento del empleo en España, se equivoca porque es tan corto a la hora de pensar que no se da cuenta de que muchas, muchísimas de esas Pymes, viven bajo al calor de esas grandes empresas con las que subcontratan todo tipo de trabajos, suministros y servicios. Las Pymes pueden crear muchos puestos de trabajo pero los que mantienen la economía en alto son las grandes empresas, sin que esto quiera decir que las pequeñas y medianas empresas no jueguen un papel importante dentro de lo que es y supone todo el contexto económico.
Hay una cuestión que hay que plantearse muy seriamente y es la de que el hecho de crear muchos puestos de trabajo no quiere decir que sea un empleo de calidad y fuera de toda situación de precariedad, al decir precariedad no me refiero a los contratos temporales sino a esa economía sumergida en el mundo laboral que se paga en negro y cuyos empleos no aparecen por sitio alguno salvo en la lista del INEM, ahí si aparecen. La sangría que esto supone en la economía de cualquier país es enorme, se pagan subsidios por desempleo y no se recauda un solo euro para la Seguridad Social, mientras se cobra un “doble” salario, al propio tiempo que las empresas que ofrecen estos “empleos” no contribuyen, en la medida que debieran hacerlo, a la Hacienda Pública. El daño es tremendo y todos sabemos en qué sector empresarial se fomenta en mayor medida la economía sumergida. Estoy de acuerdo con Rajoy en que hay que ayudar a las Pymes, pero dentro de un “orden” económico y social que sea beneficioso para todos.
En cualquier caso y empleando un símil taurino sin ningún sentido peyorativo, los grandes empresarios se han llevado las orejas y el rabo de Rajoy.