¿Ha visto usted la pelÃcula “Un hombre y una mujer†(Un homme et une femme)? Yo lo he hecho en varias ocasiones y volveré a verla. Fue dirigida en 1966 por Claude Lelouch y protagonizada por Anouk Aimée, Jean-Louis Trintignant. La fotograÃa es increiblemente buena, la música, una maravilla. Pero no quiero hablar ahora de la pelÃcula en sÃ, sino de una parte del diálogo entre los dos amantes protagonistas que me llamó la atención la primera vez que la vi. En una de las escenas en la que la pareja están conversando, uno de ellos recuerda una frase del escultor Alberto Giacometti:
«Si en un incendio tuviera que escoger entre salvar a un gato o un Rembrandt, salvarÃa al gato,…y luego lo dejarÃa libre».
Vivimos en una sociedad donde la vida de la mayorÃa de los animales no tiene ningún valor, incluso me atraverÃa a decir que la vida humana pasa por una época de “rebajasâ€. Podemos encontrar noticias sobre los millones de euros que se han podido pagar para comprar un cuadro de un famoso pintor. Asà mismo, miles de edificios tienen un valor incalculable. Me pueden meter en la cárcel si intento robar un cuadro del Museo del Prado, quizá incluso si causo algún daño en su edificación, pero no si mato a pedradas a un gato, un perro, o una paloma que deambule tranquilamente por sus alrededores.
En algunos rincones del paÃs se ha llegado al lÃmite del disparate, al considerar la tauromaquia, este mal denominado “arteâ€, como “Bien de Interés Culturalâ€, asà ha ocurrido en Navarra y la Comunidad de Madrid, otorgando a este espectáculo macabro y anacrónico, en el que un toro es torturado hasta la muerte, una protección de la que carecen miles, millones de animales no humanos. Y no sólo esto, si no que, gracias al dinero de todos los contribuyentes que pagan sus impuestos obligatoriamente, esta manifestación de sadismo y estancamiento en el pasado, recibe subvenciones millonarias, millones de euros de los que carecen colectivos más desfavorecidos del paÃs, ya sean ancianos, enfermos crónicos, niños y jóvenes en edad escolar, parados, etc. etc.
¿Qué pensarÃa Giacometti sobre esta decisión? Él valoró más la vida de cualquier gato a la de cualquier obra de arte. Aun más, este artista no se sentÃa “dueño†de un animal que hubiese salvado de la muerte, como él dijo: “y después lo dejarÃa libreâ€.
La vida de los animales no nos pertenece, no son objetos que podamos comprar o vender y aun menos, martirizar y matar. Cada individuo, ya sea humano, gato, perro o toro, tiene derecho a disfrutar de lo único que posee “su vidaâ€. Una vida en libertad, más digna de protección que cualquier obra de arte.
Yolanda Plaza
http://delavidaylapalabra.blogspot.com/2010/04/en-un-incendio-que-salvaria-una-obra-de.html