Si todos los habitantes del planeta pudieran acceder a los mismos bienes y servicios a disposición de los ciudadanos de los paÃses más desarrollados, el consumo energético mundial se multiplicarÃa por cuatro, un cálculo fácil de hacer a partir de la información proporcionada por la Agencia Internacional de la EnergÃa. Si tratáramos de cubrir esa demanda con las energÃas fósiles disponibles en la actualidad o previsibles en el futuro, el impacto sobre los precios energéticos serÃa gigantesco y generarÃa graves problemas de abastecimiento en el corto y medio plazo. Todo ello sin mencionar que las emisiones de efecto invernadero, de acuerdo con los datos del Informe Stern, se multiplicarÃan por tres, lo que supondrÃa una insoportable aceleración del cambio climático.
Las hipótesis precedentes certifican que el sistema energético actual impide que toda la población mundial pueda disfrutar de la misma calidad de vida, a la vez que sugieren que necesitamos un nuevo modelo energético que sea capaz de cubrir sus necesidades de una forma sostenible.
El desarrollo humano se ha sustentado siempre y sigue apoyándose en el consumo energético. Gracias a la energÃa podemos abastecernos de agua en las mejores condiciones sanitarias; la energÃa nos facilita el uso de las comunicaciones y el acceso a la educación y la información. Sin energÃa, en definitiva, no hay bienestar ni futuro, y los combustibles fósiles, por ser escasos, no pueden dar respuesta a un desarrollo global.
La eficiencia y el ahorro energético pueden ayudar de forma importante a resolver problemas nacionales de dependencia, balanza de pagos, emisiones, etc. En Europa, donde la dependencia energética es elevada y, por tanto, la energÃa es cara, la intensidad energética es un 25% menor que en Estados Unidos y un 50% más baja que en Oriente Próximo. Las posibilidades de ahorro en los paÃses desarrollados son enormes.
Sin embargo, en los paÃses emergentes y en desarrollo, el gasto energético necesita y debe aumentar en el corto plazo. Solo hemos de recordar que actualmente el consumo energético per cápita en Latinoamérica no alcanza la quinta parte del de Estados Unidos y, en Ãfrica, no llega a la décima parte. De acuerdo con los datos del Banco Mundial, cerca de 1.500 millones de personas no disfrutan de suministro eléctrico.
Hasta hace unos meses, se planteaban dos posibles soluciones a este enorme reto en el ámbito mundial: la energÃa nuclear y las energÃas renovables. De ambas se dispone de recursos que podrÃamos calificar como inagotables.
Ahora bien, para ser una solución global, la energÃa nuclear requiere una electrificación masiva de la economÃa, y superar las serias dudas que sobre ella se ciernen, ahora más que nunca, en materia de seguridad en las fases de generación y de tratamiento posterior de sus residuos. Dudas que, en el mejor de los casos, conducirán a un fuerte encarecimiento de su producción.
Sin embargo, las energÃas renovables, con las tecnologÃas ya existentes, podrÃan abastecer casi 2.000 veces la demanda energética mundial actual. Además, se encuentran en sus diferentes formas: agua, viento, sol, biomasa, etc., en todas las regiones del planeta, por lo que pueden producirse localmente. Su implantación genera inversiones, empleo y oportunidades de negocio, y facilita el desarrollo económico. Por añadidura, a diferencia de lo que ocurre con las tecnologÃas fósiles y con las nucleares, las inversiones pueden adaptarse fácilmente al tamaño de cada mercado, por lo que se ajustan especialmente bien a las zonas remotas, rurales y aisladas, lejos de los grandes núcleos de población y de las grandes infraestructuras de conexión.
El desarrollo mundial de las tecnologÃas de producción de energÃas renovables, que redundarÃa en su abaratamiento, supone una pieza fundamental para que la energÃa deje de ser un obstáculo para el desarrollo global. Un mundo con energÃas renovables competitivas y accesibles serÃa un mundo con energÃa abundante, barata y sostenible. Un elevado consumo energético dejarÃa de ser un problema, porque la energÃa serÃa autóctona, limpia e inagotable.
Esto darÃa lugar a un mundo completamente distinto. Y desde luego, más solidario. ¿Estamos todos preparados?
por Pedro L. MarÃn Uribe
Ex Secretario de Estado de EnergÃa en España