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JOSE DE SAN MARTÃN – JUAN MANUEL DE ROSAS – FRANCISCO SOLANO LOPEZ.
*El 17 de febrero de 1.869, desde Southampton – Inglaterra – escribió Juan Manuel de Rosas a Roxas y Patrón en estos términos “Su Excelencia, el General José de San MartÃn me honro con la siguiente mandaâ€, “la espada que me acompañó en toda la Guerra de la Independencia será entregado al General Rosas por la firmeza y sabidurÃa con que ha sostenido los derechos de la patriaâ€. “y, yo, Juan Manuel de Rosas, a su ejemplo, dispongo que mi albacea entregue a S.E. el Sr. Mariscal Francisco Solano López, Presidente de la República Paraguaya y GeneralÃsimo de sus Ejércitos la Espada diplomática y militar que me acompañó durante me fue posible sostener esos derechos, por la firmeza y sabidurÃa con que ha sostenido y sigue sosteniendo los derechos de su patriaâ€.
Debemos conocer profundamente nuestra historia latinoamericana para despojarnos de falsas concepciones que nos apartan de un destino común, cual es la unidad latinoamericana, libre y soberana.
El sueño por una patria justa, libre y soberana no ha muerto, por el contrario, cobra fuerza y se consolida, sigue siendo el estandarte que guÃa los esfuerzos y la lucha emancipatoria que en diversas formas y maneras se están desarrollando en toda América Latina y en la que está entroncado el modesto aporte de TECNICOOP.
La transformación profunda de las estructuras económicas – sociales que se vuelque hacia un modelo distinto al actual es la respuesta de superación de la pobreza, la marginación y la insultante soberbia de los privilegios que ostentan los cipayos actuales.
La historia de las luchas de ayer, nos llegan hoy actualizados, porque es a partir de la traición y entrega de los antipatrias de siempre, como se explica nuestra disolución latinoamericana.
Las desigualdades y la exclusión social están en alza, las estadÃsticas sobre ella de un dÃa al otro pierden actualidad. Enancado a esto-como si resultare poco-se ha desatado con virulencia inusitada una verdadera crisis ecológica provocando transformaciones inéditas de climas que arrojan perdidas de biodiversidad con la consecuente extinción de especies animales y vegetales que nos anuncian, en consecuencia, que la próxima especie a extinguirse será la humana.
Se habla, y mucho, casi en exclusividad dirÃa, al aludir a la unión Latinoamericana, al sueño bolivariano, Sanmartiniano, Sucre, y corresponde asà en verdad, sólo que debo insistir que es incompleto esa alusión lo que me ha llevado a preguntarme muchas veces si tal precepto incompleto proviene de mentes mezquinas o es simplemente una cuestión de marketing.
Mi amigo, el Dr. Enzo Di Tore Chartran-a quien rindo un histórico homenaje, suele soltar al viento esta proclama al hacer algún brindis ocasional, y que siempre suscribÃ: “¡Por una Indolatinoamerica libre y unida, sin más fronteras que los mares!â€.
El Paraguay del Dr. José Gaspar RodrÃguez de Francia y de los López – 1.811 – 1.870 constituyó un proceso concreto independentista, cuyas profundas raÃces latinoamericana, de cuerpo y alma, nos interpelan implacablemente, pues devenimos tardos en aprender la lección que nos legaran.
La experiencia de las Estancias de la Patria constituyó un Plan cooperativo que instaurado en la estructura económica y social del Paraguay generó una conciencia patriótica con fuerte sentido de pertenencia comunal. Este modelo de gestión estatal solidario y comunal desarrollo el progreso más espectacular conocido en la época.
Tengamos bien presente que, mientras los ideales de emancipación y la necesidad de crear la Confederación de Estados Latinoamericanos, se desvanecÃa porque los verdaderos pro – hombres, como Sucre, San MartÃn, Simón BolÃvar y otros eran traicionados y perseguidos, el Paraguay del Dr. José Gaspar Rodriguez de Francia y de los López – 1.811 – 1.870 – se mantuvo firme y concretando los ideales de justicia social.
De tal modo pues, la espada del General José de San MartÃn, conformó una trÃada de la dignidad de América Latina, marcando una lÃnea que debemos, porfiadamente, continuar con toda fuerza y entusiasmo.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
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