La represión masiva parece ser una señal de desesperación de los gobiernos de nuestro tiempo global. Anónimo.
Si la historia de la humanidad es una ilimitada serie de instantes decisivos, no cabe duda de que, gran parte de lo que en el futuro se decida a ser, dependerá de los hechos que estamos presenciando. Juan Domingo Perón
Confieso que este modesto escrito es producto de ver y escuchar el vídeo de la hermosa canción de Teresa Parodi que se denominada, precisamente, “La vida reclama”.
En el mes de mayo del año de 2011 se realizó en la Provincia del Chaco-Argentina- una marcha de reclamos, mayoritariamente constituida por aborígenes a la que se la denominó “La Marcha de El Impenetrable”, una marcha de las tantas y tantas que se realizan en todo el mundo contra la desidia política de los gobernantes insensibles que se traduce en hambre, miseria y represión.
Crónicas periodísticas de entonces señalaron que “Las familias que participan y acompañan la protesta que se traduce actualmente en un acampe en Castelli- solicitan básicamente apoyo oficial para resolver necesidades urgentes en materia de alimentación y subsistencia, pero también demandan acciones más permanentes dirigidas a permitir la ocupación y explotación productiva de más de 3.000 hectáreas de tierras”
“Las organizaciones que participan de la marcha reclaman asistencia para sembrar algodón, maíz, mandioca y hortalizas en algo más de 3.300 hectáreas, para lo cual piden semillas, así como unos 7.000 animales entre gallinas, chivos, chanchos, ovejas y vacas”.
“El petitorio incluye la solicitud de 24 tractores, dos camiones, cuatro camionetas, equipamientos para 18 panaderías, 60 caballos, infraestructura para 65 ladrilleras, herramientas, cajones para la producción de miel, acoplados, sembradoras y galpones, entre otros puntos”.
Por nuestra parte, aquí en la Provincia de Formosa, no podemos dejar de pensar en el hecho que presentaramos ante los propios interesados y el gobierno el Plan de Desarrollo Local Aborigen con base Cooperativa para dar un impulso productivo, educativo y sanitario al pueblo originario ubicado a 150 kilómetros de la capital formoseña.
Ellos, los aborígenes Qom de la Comunidad La Primavera, son naturalmente cooperativistas, pero cientos de años de opresión y vejaciones los alejaron de ese objetivo y allí surge nuestro deber: ayudarlos a recuperar esa parte adormecida.
El proyecto que impulsamos cuenta con tres etapas: la primera será productiva, con el objetivo de conseguir herramientas para trabajar la tierra; la segunda será educativa, con la intención de crear espacios para que transmitan su cultura; y la tercera estará enfocada en el sistema sanitario.
Resulta claro que tienen un gran respaldo de universidades, entes prestigiosos, personalidades en general pero, ese apoyo social lo tenemos que transformar en realidad para que logren fortaleza productiva, fortaleza autónoma y dinámica.
La idea es hacer granjas para satisfacer, al menos, las necesidades básicas y para eso necesitamos el apoyo oficial, que desde el gobierno nacional o de la provincia se involucren, para encontrar soluciones que alejen los conflictos y los posibles estallidos sociales.
Se ha escuchado desde la ONU su voz que señala que “las cooperativas son una presencia única e invaluable en el mundo actual. Las cooperativas son un recordatorio a la comunidad internacional de que es posible perseguir la viabilidad económica y la responsabilidad social”
La cooperación es un modelo de organización socio-económico más conveniente para la preservación de la vida humana, y este hecho, por cierto incontrastable, está provocando irritación en sectores privilegiados que se dan a la tarea de pretender frenar o desprestigiar al noble cooperativismo de mil maneras, incluido la censura.
Pero, ¿es que acaso se pretende socavar la vida humana aumentando el sufrimiento? ¡La vida reclama otra cosa, la vida reclama justicia social, la vida reclama amor, la vida reclama un mundo mejor, un mundo cooperativo!
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!