Sociopolítica

Enfoques cooperativos; Hoy: ¿Ha comenzado el cambio bienhechor en el Paraguay?

Por José Yorg, el cooperario

Más allá de toda cuestión controversial sobre el gobierno de Don Fernando Lugo me surgió este interrogante: ¿ha comenzado el cambio bienhechor en el Paraguay?

Análisis de por medio, en realidad el cambio empezó hace mucho tiempo atrás, incluso en medio de la dictadura stronista, prueba de ello fue que los propios adherentes lo desalojaron violentamente en razón a su resistencia a dejar el poder, ya perdido hace tiempo.

El capitalismo global no admite economías cerradas y menos gobiernos cerrados, esta ley primera es la que se impone a rajatabla donde quiera.

Ahora, ello no implica que sectores retardatarios no ejerzan- a clara conveniencia egoísta y mezquina-fundir mecanismos de tardanzas a las imperativas correcciones estructurales que la economía paraguaya requiere a fin de superar asimetrías que impiden su desarrollo armónico.

Entre todos los elementos imprescindibles de modificación es la estructura agraria la primordial e ineludible en la construcción de una arquitectura económica moderna y dinámica. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que la actual conformación territorial propietaria es feudal.

Recordemos una vez más que los Estados Unidos de Norteamérica llevó adelante en el siglo XIX una guerra interna por la resistencia a la modernidad de los sectores feudales y esclavistas del sur que hubo que aplastar y luego se realizó la reforma agraria en base a extensiones de tierras que aseguraron la conformación de medianos productores sobre quienes se asentó la agroindustria.

El cambio bienhechor que clama legítimamente el laborioso pueblo paraguayo implica necesariamente calar hondo en ordenaciones de carácter netamente mafioso para su extirpación puesto que ellos distorsionan los fines y fundamentos de la vida democrática con arreglo al Estado de Derecho e instaurar una justicia independiente e impulsar un parlamento sensible a los intereses del pueblo.

Semejante abordaje de transformación cedería a reasimilar un modelo de producción armónico, flexible y equitativo que sentarán las bases firmes para una justa distribución de la riqueza, objetivos éstos que fueran y son de generaciones enteras que entregaron su libertad, sus vidas y sus sangres en pos de un Paraguay libre al fin de cuentas.

El gobierno de Lugo lleva dos años sentándose con diversos sectores para alcanzar algún pacto encaminado a conseguir gobernabilidad, puesto que permanentemente tiene sobre su cabeza las negras alas de la locura de su destitución vía juicio político.

El gobierno se mueve entonces en estrechos senderos, acaso como dijo el viejo caudillo político correntino, “va sobre su caballo un rato para la izquierda y otro rato para la derecha”, tratando quizás de ganar tiempo… ¿para qué? No lo sé aún.

Cabe anotar por nuestra parte en primer lugar que la construcción de una nueva y pujante nación es cosa del pueblo y esto depende fundamentalmente de la política económica que deviene consecuentemente de la comprensión cabal de las leyes de la transformación socio-económica. El desarrollo, es decir, la superación del estadio actual de subdesarrollo económico, requiere de medidas audaces y certeras que modifiquen el tipo y calidad de vida de las grandes mayorías llevándolas a francas mejorías. Si la política económica es liberal y constrictiva, los conflictos sociales, en un contexto de insatisfacción, se incrementarán.

En segundo lugar, no se trata de instaurar una reforma o transformación que altere derechos, todo lo contrario, se trata de otorgar derechos a quienes no la tienen o la tienen en baja escala: los campesinos, los obreros, los productores, los pequeños y medianos industriales, los maestros, entre muchos, pues la transformación debe operar en el sentido de equilibrar equitativamente, dando igualdad de oportunidades fundadas en una verdadera Republica Independiente, tal como la creó el Karaí Guazú, el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia.

Salen de esta anhelada reforma algunos aspectos anteriormente expuestos, como la cooperativización de la Reforma Agraria, la creación y la puesta inmediata en funcionamiento de la “UNIVERSIDAD DE DERECHOS HUMANOS, ECOLOGIA Y EDUCACION POPULAR «CARMEN DE LARA CASTRO», diligenciada por el Dr. Martín Almada. Y bien pudiera contener esa iniciativa académica a la educación cooperativa universitaria.

¿Y entonces, comenzó o no comenzó el cambio bienhechor en el Paraguay? Por mi parte he enunciado sólo algunos elementos imprescindibles para considerarlo afirmativamente, si no están, tal anhelo está demorado, desgraciadamente.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.