Por José Yorg, el cooperario.
Hace ya muchos años que leí el libro de Eduardo Galeano, “Las venas abiertas de América Latina”, concretamente en la década del 70, años turbulentos por cierto, y en cuya obra el autor describe- a mi modesto entender- con excepcional maestría la historia latinoamericana desde su infortunio, desde el despojo que hace precisamente sangrar sus venas.
Entramos de lleno al siglo XXI y las penurias de los desposeídos están intactas, procreando en miserias que avergÁ¼enzan al sensible y patriota.
¿Pero, por qué es de tal modo la situación de pobreza ante tanta riqueza material que poseen los pueblos, dónde radica el mecanismo de freno al progreso y bienestar?
Sé que soy reiterativo, pero es que la realidad histórica pareciera y de manera porfiada querer ocultar lo visible: la pobreza latinoamericana devenida del despojo.
Los economistas olvidados de pueblo, de sudor y sensibilidad social nos atropellan con teorías que sólo ellos comprenden, enmarañados en artificios matemáticos, de tasas e interés que nada explican, excepto mayor confusión.
Me sostengo en lo afirmado por el gran escritor y político argentino Arturo Jauretche cuando en similar situación afirmó “Habrá en esto redundancia como en todos mis trabajos, pero conviene no olvidar que persigo un fin didáctico, por lo que hay que caer y volver a caer sobre lo mismo para compensar, con la reiteración, el ocultamiento de las verdades que se dicen, de que se ocupa el mecanismo de la publicidad, que a falta de elementos de convicción utiliza su difusión masiva y continuada para la deformación del pensamiento argentino, cultivando memorias y olvidos maliciosos”.
Y ya que estamos en la tesitura de sostenerme en grandes escritores, sumo entonces al magnífico escritor y filosofo Raúl Scalabrini Ortiz cuando nos alecciona fulminantemente: «Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Sólo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros».
Es en este punto de la exposición en que ingreso la formidable respuesta correctiva que pudiera prestar el cooperativismo a la economía de los pueblos latinoamericanos, previa condición sine qua non de su libre desenvolvimiento.
Podríamos, sin riesgo alguno, afirmar que las venas abiertas de América Latina bien pudieran ser cauterizadas por el accionar cooperativo.
Ese accionar cooperativo, lo dijimos también muchas veces, no está expedito, al contrario está lleno de acechanzas y de intrigas, también de desvirtuaciones y vaciamiento doctrinario.
Es cierto, el Movimiento Cooperativo Latinoamericano tiene ante sí un gigantesco desafió y no albergo la menor duda de que saldrá airoso puesto que posee la más bella y humanizante doctrina, y el método eficaz que su accionar cooperativo comprometido, audaz y dinámico puede desplegar en esa cauterización a las venas abiertas ya señalada.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!