Sociopolítica

Entre todos la mataron, y ella sola se murió

Tenía muchos años; estaba desilusionada, cansada y muy débil. En otros tiempos había sido muy poderosa y había despertado la admiración y la envidia de sus vecinos. La familia había atravesado muchos momentos difíciles, que habían ido arrancando jirones de aquél antiguo esplendor. Ahora seguía estando a la cabeza de una familia de larga estirpe, pero le faltaban las fuerzas, y su mirada ya no reflejaba orgullo, sino melancolía.

En el pasado reciente unos rayos de optimismo le habían hecho pensar que la familia podría recuperar su prestigio. Se había producido la alianza con otras importantes familias. La casa solariega había sido totalmente reformada. Se había colocado moqueta por todas partes. Los muebles eran ahora nuevos y de calidad; se había instalado aire acondicionado. Se había construido un enorme garaje, que albergaba los lujosos coches de que disfrutaban todos los hijos, sobrinos, nietos, yernos y nueras. Se habían gastado todos los ahorros, se habían vendido los retratos de los antepasados, y se habían empeñado las antiguas joyas familiares, pero todos vivían suntuosamente.

Pero no era una familia bien avenida. Los hijos malcriados exigían más y más, sin querer ver que ya no había de dónde sacarlo. Discutían y peleaban entre sí, disputándose los dormitorios, echándose en cara unos a otros la responsabilidad por la decadencia de la familia. Desobedecían a la abuela, se mofaban de ella, habían ocultado su retrato, y únicamente le dirigían la palabra para reclamarle más dinero.

La abuela veía aproximarse su fin, y contemplaba con pena a aquellos hijos y nietos desunidos, que se encerraban en sus habitaciones como si fueran castillos, sin dejar entrar a los demás. Sólo ella veía venir la terrible tormenta que se abatiría sobre todos cuando ella hubiera desaparecido. Sólo ella sabía que aquellos majaderos, ociosos y caprichosos serían incapaces de sobrevivir aislados y divididos.

Pensando en todo ello, cerró los ojos. Una lágrima resbaló por su mejilla. Fuera se oía el griterío de las discusiones de unos, y las risas de otros que comían y bebían en la terraza. En un futuro alguien diría eso de “entre todos la mataron, y ella sola se murió”. España tenía ya muchos años.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.