La Sociedad de Consumo…
… consume al ser humano, quien a su vez, en su acto de consumo, se consuma como consumidor de sí mismo.
El consumo mueve el dinero, da vida y la quita, eleva una nación a la primera dimensión o la sumerge en la tercera; el consumo marca quién eres, qué eres, qué piensas y a qué aspiras; el consumo te rodea, te adopta, te secuestra, te convierte en uno más que cumple con A o con B; el consumo es la excusa para charlar, para hacer amigos: todos los grandes eventos giran entorno al consumo, -«¿quién quiere consumir algo?»-; el consumo marca dónde tienes que ir, qué ideología defender y qué seres humanos considerar de tu círculo consumista; el consumo levanta muros, pone fronteras, disfraza con modas la triste decadencia del alma humana, transfigurada en el hervor que las hormigas sienten, en una tarde de verano, por consumir sumidas en su agujero; consumo que hace amigos y genera enemigos, consumo que pone etiquetas y cataloga a las personas, consumo que se erige como la nueva Sociedad estamental, la Sociedad Capitalista, la Sociedad del ser-lo-que-consumes; y no cese el caballero o la señora de consumir, ¿qué hará en su detrimento? ¿pensar? ¿amar? ¿investigar?; -«consuman señores, consuman»- reúnanse alrededor de una copa, disfruten de una apacible noche en sus casas consumiendo a la mesa, como hienas que comparten la carroña que otros le dejaron a sus expensas; sigan consumiendo, sigan buscando identificaciones en el consumo, consúmanse, el consumo que les consume; ¿qué sería de usted con una renta nula? ¿sin ingresos? ¿sin una sola limosna de la que pregonar un trozo de pan seco?; qué sería de su tarde de sábado si no puede darse su paseo y ver qué consumir: tiendas, librerías, perfumerías, restaurantes: -«viva para consumir, todos estamos esperando a que repose su trasero en nuestro local para que comience el festín del consumo»-; y viva por el consumo, viva por lo que el consumo le brinda; consuma VPO, consuma un piso en primera línea de playa, consuma un chalé en las afueras o consuma una mansión en la que podrirse solo, eso sí, consumiendo hasta el último grano de cemento que quede entero entre ladrillo y ladrillo; consuma música -«¿qué música?»- la que usted desee consumir como representante de su ser, si es que no está éste ya consumido; consuma libros y películas cuidadosamente seleccionados para esgrimir su imagen ante los demás pues, usted, también es un consumible para los demás consumistas; consume un programa de televisión: serás quien todos quieren ser; consume un disco, un grupo, un estilo, una palabra, una ‘tendencia’; ¿qué eres si no consumes? ¿un vegetal? ¿un número de registro?; consume tus sentimientos y sensaciones, pues hasta para éstos debes invertir -«pago yo, cariño»-; consume una discoteca de mierda a las cinco de la mañana esperando encontrar ahí a la mujer que consuma tu miembro, mientras consumes, consumido y consumado, licores que, a su vez, te denotan como el consumista ‘guay’ de cervezas o el consumista ‘friki’ de la ginebra con hielo; porque, -«¿qué es ser friki?»- más allá de un estilo de consumo, unos gustos por éste, por ser visto como objeto de consumo y un individuo con un gusto refinado por su estilo de consumo; nadie puede estar sin consumir lo inevitable, es decir, el alimento y el agua, pero hasta ahí hay modelos de consumo: consumes marcas blancas o consumes marcas blancas con nombre y doble precio, pues dependiendo de qué consumas eres un tipo de persona u otra; consume, compra, gasta, invierte, abona, suscribe, ingresa, presta, vuelve a consumir y vuelve a consumir; estudia para trabajar, trabaja para consumir y mantener tu nación, si de paso te acuerdas de disfrutar de aquellos seres queridos a los que amarías, incondicionalmente, en un pozo, encerrados hasta que se consumiera el último aliento del consumido aire.
(texto extraído de http://dxm83.blogspot.com )