En hostelería, los márgenes son estrechos y el ritmo del servicio no perdona. Por eso, el control de stock no puede quedar a merced de libretas, hojas de cálculo sueltas o del “ya lo apunto luego”. Un descuadre hoy se convierte mañana en merma, pérdida de ventas o platos que salen con cambios improvisados.
La digitalización del back of house y de sala es el paso lógico para ganar precisión y tiempo. Un ERP para restaurantes unifica compras, inventario, ventas y cocina, y te permite tomar decisiones con datos reales desde el primer día.
Soluciones a los problemas del control de stock
Si nos vamos a un día típico —martes, 13:45—, llega proveedor, entra público y la cocina aprieta. Ahí es cuando se notan los procesos: si las entradas y salidas se registran después, el stock “teórico” y lo que hay en cámara no coinciden. Esa diferencia es la que acaba en roturas en hora punta o en compras de urgencia que encarecen el coste.
Otro clásico son los escandallos desactualizados. Sin gramajes claros, merma prevista y equivalencias entre unidades (caja, litro, ración), el food cost se calcula “a ojo” y el margen se diluye sin que nadie vea dónde. Y cuando no hay trazabilidad —lotes, proveedores, devoluciones bien registradas—, investigar una incidencia o planificar compras según rotación real se hace cuesta arriba.
La tecnología no cocina por ti, pero sí ordena lo que ocurre antes, durante y después del pase.
Para cortar por lo sano, la solución pasa por integrar TPV, inventario y compras. Con ese triángulo en orden, los números recuperan coherencia, las reposiciones se planifican con criterio y desaparecen las dobles imputaciones.
Cómo un ERP para restaurantes puede ayudarte
Un sistema de gestión especializado estandariza procesos sin frenar el servicio. Con cada venta, traspaso o regularización, el inventario se actualiza solo; las fichas técnicas descuentan ingredientes y fijan el coste por ración; y las alertas de mínimos y caducidad evitan sorpresas. En el panel es fácil ver qué artículos necesitan reposición, qué proveedores conviene activar y qué platos están erosionando el margen.
Además, al integrar compras, TPV y delivery en un mismo entorno, desaparecen los errores de transcripción y las dobles cargas. Las propuestas de compra se apoyan en histórico y estacionalidad, lo que reduce merma y ajusta el pedido a la demanda real. Dirección gana indicadores accionables —ventas por franja, margen por plato, consumo por familia, tiempos de pase, impacto de promociones— para decidir con cabeza.
Beneficios de utilizar un ERP en un restaurante
- Inventario en tiempo real por almacenes y familias.
- Escandallos con coste por ración y merma prevista.
- Alertas de mínimos, caducidad y productos críticos.
- Cuadros de mando diarios con KPIs operativos.
Programa de comandas para restaurante
La toma de pedidos marca la diferencia entre un pase fluido y un cuello de botella. Un programa de comandas para restaurante conecta sala, barra y cocina para que cada orden llegue completa y legible. El camarero registra al momento modificadores, alérgenos, términos de cocción y notas; el sistema reparte la comanda por partidas (fríos, calientes, postres) y muestra su estado (“en preparación”, “listo”, “servido”). Si un producto entra en “86” (agotado), queda bloqueado y no se promete lo que no hay.
Ese flujo reduce devoluciones y desperdicio: se cocina lo que se pidió, cuando se pidió. Y en caja, dividir cuentas, mover ítems entre mesas o reabrir tickets no obliga a recontar nada.
Implementar un ERP en un restaurante
Empieza por lo básico y bien. Crea fichas de producto y receta con unidades, equivalencias, proveedores y gramajes. Haz un inventario inicial por almacenes (cámara, seco, bodega) para marcar el “cero” del sistema. A partir de ahí, cada movimiento se registra en el momento: entradas de proveedor, traspasos, mermas, devoluciones y ajustes con motivo.
La formación del equipo es clave. Define roles y permisos —quién ajusta inventario, quién valida compras, quién cierra caja— y deja por escrito el protocolo de apertura y cierre. Con una revisión semanal de KPIs (roturas, mermas, coste por ración, ventas por canal y tiempos de pase) detectarás desviaciones a tiempo. Si cambias carta o proveedor, actualiza los escandallos para que el margen no se resienta.
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