Cultura de participación
Con el fin de luchar contra la exclusión social, es preferible comenzar de nuevo que poner parches para calmar las conciencias de los que no saben ver que el hambre, las epidemias, la desertización y la explotación no son causa sino efectos de una pobreza de la mayorÃa por la ambición de minorÃas poderosas.
Sin un ambiente de participación ciudadana, el voluntariado social pierde su sentido. Todo está relacionado y es interdependiente. El planeta tierra no conoce ni primer ni tercer mundo, es una realidad global que a todos nos afecta. Debemos acostumbrarnos a pensar con perspectiva planetaria y pasar de la ecologÃa a la ecosofÃa. La primera se ocupa del estudio del medio ambiente, mientras que, en la segunda, nos sabernos parte del mismo.
No sólo nos va en ello la calidad de vida sino la misma supervivencia, pues no en vano se conoce ya el peligro inminente de que el actual modelo de desarrollo pase de injusto a inhumano. Esto no cuenta tan sólo para los paÃses del llamado Tercer Mundo. Y si a alguien “fatigan†estos datos, más fatigan a quienes los padecen, como dijo el entonces Secretario General de Naciones Unidas, Butros Galli, quien pidió “un nuevo pacto mundial entre el Norte y el Sur para evitar el estallido de una bomba social integrada por 1.300 millones de personas que viven en la miseria sin acceso al empleo, a la sanidad o a la educación. De la respuesta polÃtica y del compromiso financiero de los paÃses más ricos depende el futuro del planeta, ya que la explosión social es inminenteâ€.
Los más atroces sistemas sociopolÃticos y económicos de la historia fueron anunciados previamente en publicaciones sin que el gran público reaccionase. No serÃa difÃcil enumerar las obras y los autores que a lo largo de la historia anunciaron con tiempo las calamidades que habrÃan de suceder una vez que conquistaran el poder. Pero baste con esto para terminar con la fantasÃa de que el voluntariado social se ocupa sólo de los pobres y marginados “nacionalesâ€, por decirlo de modo suave. El voluntariado social hunde sus raÃces en el grito de los pobres, y no sólo les presta su voz y sus manos sino que los escucha con atención porque ellos deben ser los protagonistas de su andadura vital y no comparsas en un guiñol cuyos hilos no están en sus manos.
J. C. Gª Fajardo
SOLIDARIOS para el Desarrollo