La soberanía financiera de un Estado bajo dominio del gran capital. La política subordinada a los imperativos corporativos de las finanzas. Se confirma una vez más: no hay más decisiones populares; un puñado arbitra por las inmensas mayorías.
Duras declaraciones del Presidente de la Comisión Europea
El lunes pasado, el Presidente de la Comisión Europea (PCE), José Manuel Durao Barroso, lanzó un ataque sin precedentes contra el Banco de España, responsabilizándolo de la crisis financiera en España y del consiguiente rescate con 41.000 millones de dinero europeo. Agregó también, que el banco español intentaba defenderse de las acusaciones, responsabilizando a la UE como culpable de la crisis sufrida en el país ibérico, trayendo aparejada una fuerte destrucción del empleo.
“Siempre que preguntábamos cómo está la banca en España, cómo están las cajas ante los rumores de mercado, la respuesta era: todo está perfecto». De hecho, se ha permitido ironizar sobre la situación: «El Banco de España no era uno de los mejores bancos centrales del mundo, es que era el mejor, decía siempre ‘está todo perfecto» añadió Durao Barroso.
Siguiendo con su dureza hacia la política implementada por el Banco de España y bajo el mandato del gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez, Barroso se preguntó: «¿De quién es la culpa de la crisis en España? ¿De Merkel? ¿De Bruselas? ¿Del FMI?”, e inmediatamente afirmó que “la UE no creó la burbuja financiera, la responsabilidad es de quién tenía la competencia de supervisión».
«Es muy fácil decir que la culpa es de Europa«, ha lamentado el Presidente de la Comisión Europea, para después defender la postura de que la crisis en Europa no se explica por el euro. «Decir que la crisis es culpa del euro es mentira«, sentenció.
Todas estas duras críticas hacia BdE, fueron dichas durante la jornada inaugural del seminario ‘La Europa que deja la crisis‘, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, el día 06 de Junio del 2014.
Ceder fuentes de financiamientos
La consecuencia directa de aquel severo pronunciamiento realizado por José Manuel Durao Barroso, cede sin mayores cuestionamientos, el control del principal banco español; ahora y bajo tutela del BCE la vigilancia de todas las entidades salvo las cajas rurales. Además, los equipos de inspectores que las vigilarán tendrán siempre un jefe extranjero. Y este jefe también asumirá el poder más importante que hasta ahora conservaba el Banco de España: determinar las provisiones que tiene que dotar cada entidad.
De acuerdo a lo ha anunciado en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo el nuevo presidente de la AEB, José María Roldán: «El papel central del BCE y de su personal inspector será claro: los llamados ‘Joint Supervisory Teams’, encargados de la supervisión de las entidades complejas y de mayor tamaño y formados por inspectores provenientes del BCE y de las autoridades nacionales, siempre estarán presididos por el BCE, y la nacionalidad del jefe del equipo será generalmente distinta a la del banco en cuestión«.
La «irrelevancia» del Banco de España
La irrelevancia que tornaría el Banco de España en este nuevo esquema es todavía mayor en los casos de Santander y BBVA, porque «el BCE también presidirá los colegios de supervisores de los bancos internacionales de la eurozona, en los que las antiguas agencias nacionales de supervisión seguirán presentes, pero sólo como observadores (en un tercer escalón, tras el Home Supervisor, el BCE, y los distintos host supervisors)«, según ha explicado también Roldán.
No se trata sólo de la competencia supervisora, es decir, de la vigilancia de la solvencia de las entidades y los riesgos en los que incurren. El BCE también despoja a España -y a los inspectores españoles- del poder de regulación, la otra gran competencia tradicional del Banco de España. Vale decir, que no será el gobernador quien dictete las normas que deben cumplir nuestras entidades, en especial las referidas a las provisiones: la clave para evitar un nuevo colapso, que hasta ahora se regulaban por el famoso Anejo IX de la Circular contable 4/2004 del BdE; todo lo contrario, serán los mismos inspectores encabezados por un extranjero los que dirán a cada entidad cuánto debe provisionar.
No existen elementos objetivos como para poder definirse el modelo del futuro. Sin embargo, el movimiento contable en las Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS, siglas en ingles), hacia provisiones basadas en pérdidas esperadas que exigen juicios cualitativos que pueden ser potencialmente muy divergentes, parecen apuntar hacia modelos de relación entre contabilidad y solvencia como el de los Estados Unidos, en el que los supervisores emiten guías o recomendaciones a seguir por los inspectores a la hora de evaluar la adecuación de las políticas de provisiones en el banco que está siendo inspeccionado» .
Según fuentes internas del propio supervisor, «con estas medidas, Europa confirma su desconfianza absoluta en el Banco de España después de su responsabilidad en la crisis durante la etapa de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y se asegura que los que no impidieron ese desastre no van a ser los encargados de evitar los que puedan venir en el futuro.
El 21 de abril del corriente año, el Gobierno español y el Banco de España (BdE) había logrado que la EBA (Autoridad Bancaria Europea) suavice el escenario adverso de los test de estrés, para alivio generalizado del sector. La intención inicial era imponer un escenario muy duro, que contemplaba una caída del PIB del 6% entre 2014 y 2016, lo que había provocado el pánico en nuestras entidades por la posibilidad de que se disparase el número de suspendidos laborales. Tras unas duras negociaciones, se ha logrado esta relajación, con la que el grueso de la banca española podrá aprobar sin problemas, aunque no es descartable que haya dos o tres entidades que necesiten reforzar su capital.
Según fuentes de entonces del sector, el nuevo escenario rebajaría la hipótesis del máximo de la tasa de paro en estos con una caída del 32% al 28%. Una cifra inferior pero todavía elevada; de hecho, se encontraba por encima del 27,2% que tomaban los test de estrés de Oliver Wyman de 2012 para 2014. En cuanto al PIB, se mantuvo la caída del 6%, pero no en forma lineal, sino respecto al crecimiento previsto por los organismos internacionales.
El BCE no ha aceptado la tasación de los activos inmobiliarios realizada en los test de estrés encargados a Oliver Wyman en 2012 y ha exigido una nueva, que además obligará dotar provisiones aunque las entidades aprueben el nuevo ejercicio.
Fuentes: El Confidencial/ Mundo y propias