Dos investigadores de la Universidad de Jaén, Francisco Alcalá Olid y Mª Jesús Hernández Ortiz, explican a SINC las causas y consecuencias de la crisis y la subida del paro desde el punto de vista de la economía y la administración de empresas.
Francisco Alcalá Olid, director del Departamento de Economía de la UJA, ha explicado que hasta que el Producto Interior Bruto (PIB) del país comience a crecer, «cosa que posiblemente ocurrirá en este año», y las tasas de empleo comiencen a reducirse («para lo que será necesario un crecimiento de en torno al 2,5% que no ocurrirá ni en el próximo año»), la crisis económica no tocará fin.
“Los organismos económicos Internacionales (como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional) ya han vaticinado que España será el último país en salir de la depresión”, afirma el experto.
La diferencia fundamental con el resto de Europa es que España ha sido el país que más empleo ha creado entre1997 a 2007, pero en los dos últimos años ha sido el que más ha destruido. A pesar de esto, “el paro se reajustará en, al menos, cinco o seis años, y volveremos a las cifras que teníamos antes del comienzo de la recesión económica que se está viviendo”, explica Olid.
Hasta el momento los economistas habían especulado con la idea de que la entrada en la crisis económica se debía a las hipotecas basura, pero “el inicio de la actual recesión económica comenzó en 2007 motivada por una crisis de carácter financiero con origen en EE UU, cuyos bajos tipos de interés contribuyeron a un acelerado crecimiento del sector inmobiliario y de los niveles de endeudamiento», explica Olid.
Para el experto, la transmisión del riesgo de crédito, mediante la titulización «provocó que los impagos producidos inicialmente en aquellas familias que no pudieron atender los pagos de sus hipotecas tras el encarecimiento del dinero se trasladaran de unas entidades a otras siendo, por tanto, las denominadas hipotecas basura tan solo la punta del iceberg de una de las mayores crisis económicas de la historia económica contemporánea”.
Aunque esta crisis no cruza el Atlántico hasta un año después, en 2008, el impacto sobre las entidades financieras españolas es muy reducido en comparación con lo sucedido en EE UU o en otros países de Europa. Según Olid, “el sistema español tenía más solvencia que el resto de los europeos porque durante muchos años las entidades bancarias aplicaron la dotación de provisiones para evitar situaciones como la que estamos viviendo, con normas de control y supervisión de riesgos más estrictas que las existentes en la mayoría de sistemas financieros de otros países”.
El crack inmobiliario
El principal problema comienza cuando la crisis pasa del sector financiero a la economía real. En España este salto se ha encajado muy mal. Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), de 4,3 millones de parados, la cifra absoluta más alta de la historia española, lo que se traduce en una tasa de paro del 18,83%.
Como explican los economistas, España ha crecido de forma espectacular desde la última crisis de los ’90 por el sector inmobiliario, debido a los bajos tipos de interés de los que disfrutó la economía nacional desde la entrada del euro. “Todo se convirtió en un círculo vicioso a partir de este momento, provocó un aumento de la demanda de viviendas, que fue respondido con un aumento de la oferta y una fuerte especulación como consecuencia de los bajos tipos de interés, que se tradujo en una elevación desmesurada de los precios desconocida hasta el momento y la percepción de estar creando una burbuja inmobiliaria que iba a explotar», explica Olid.
Las constructoras no pueden vender, asque cierran las empresas, arrastran a todas aquellas que tenían relación con ellas y crece el desempleo en la construcción, que había sido el que más puestos de trabajo había creado en los últimos años. T»odo esto se traduce en que en España tiene hoy un stock de viviendas sin vender suficiente para cubrir la escasa demanda de los próximos años, lo que conlleva una caída de la actividad constructora”, detalla el economista andaluz.
Récord de personas paradas
Con esta situación se ha batido el record de número de parados en España. “En la última crisis del año 1994 las cifras no superaron los 3,9 millones, aunque hay que tener en cuenta que también ha aumentado la población activa”, declara Olid. Por tanto, se ha destruido en tan sólo un año 1,2 millones de puestos de trabajo, más los parados que ya había, lo que ha proporcionado estas cifras tan altas en las listas del paro, aumentando sobre todo el desempleo masculino.
Si estos datos los comparamos con Alemania, a finales de 2007, el número de parados era de 3,5 millones, mientras que para España era de 1,9 millones. Dos años después, en Alemania pasan a 3,2 millones, mientras que España cuenta con 4,3 millones, de tal forma que en 2007 las tasas de paro eran muy parecidas, debido a la población activa de cada país, y ahora las tasas han pasado a ser de un 7,5% para Alemania y un 18,8% para España. “Se debe a que nuestros empleos son más precarios, menos cualificados y mas temporales, hemos basado nuestro crecimiento en sectores que necesitan mano de obra poco cualificada”, afirma el investigador.
Empresas familiares para salir de la crisis
Por lo que respecta a la situación de las empresas familiares, Mª Jesús Hernández Ortiz, catedrática de Organización de Empresas de la Universidad de Jaén, asegura que “son muy importantes para la salida de la crisis y el aumento de puestos de trabajo en España, puesto que la gestión es llevada por una familia empresarial con vocación de continuidad en el seno de la misma”.
Hernández Ortiz declara que este tipo concreto de empresas recuperarán valores como austeridad en la gestión, en donde prevalece el trato humano; el apellido de la familia fundadora, ligado a dicha empresa con un alto grado de compromiso, lo que hará que retarden las decisiones como recorte de personal o cambiar la sede de la empresa a otro lugar.
Además cuenta con otros valores como estabilización de empleo, esfuerzo personal, política salarial justa, trabajo en equipo, mayor respeto a los empleados, asumir riesgos sin salir de la especulación, sin retardo y sin caer en esa dinámica de ganar cada vez más dinero. Todo ello con el objetivo de ganarse la lealtad, retener el talento dentro de sus empresas, logrando una sociedad más ética y sostenible para sobrevivir a la crisis. “Hay muchas empresas que se mantienen hoy día y que incluso están creciendo debido a estos valores”, afirma Hernández.
Ambos investigadores coinciden en que “hay que construir un nuevo modelo económico sostenible y apostar por la formación para fomentar la motivación y el compromiso de los trabajadores, donde la empresa familiar se readaptarán a las nuevas formas económicas”.
FUENTE: Universidad de Jaén // Alicia Barea