«Opino que, si lo que queremos es que se cree empleo, el Gobierno de la nación tendrá que cambiar el marco laboral para permitir que el que quiera trabajar dos horas, cuatro horas, o cinco horas, pueda hacerlo y el que quiera o necesite trabajar ocho horas, diez o doce, también pueda hacerlo».
Esto es lo que ha vomitado la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en el pleno de la Asamblea como respuesta al portavoz de IU, Gregorio Gordo, al preguntarle si “cree que habría que rebajar el salario y aumentar las horas laborales en la Comunidad”. Una Comunidad en la que, según datos aparecidos en la prensa, “Un millón de madrileños bordean la pobreza y 40.000 viven con menos de 336 € al mes”.
Al parecer, para la presidenta la solución a los problemas económicos de este millón de ciudadanos está en trabajar doce horas. Y ¿por qué no catorce? A esta señora no se le cae la cara de vergÁ¼enza porque no la tiene (me refiero a la vergÁ¼enza; la cara sí la tiene… y mucha). La presidenta también ha dicho que “lo ideal sería que todos trabajáramos muy poco y ganáramos muchísimo” pero “eso no se ha inventado todavía”.
La señora Aguirre se equivoca o nos quiere engañar, porque sabe que hay quien gana mucho y “trabaja” poco. Dentro de este colectivo privilegiado están los toreros y la mayoría de los que forman parte del negocio taurino. No podemos olvidar que la Comunidad de Madrid ha destinado en el presente año 2,72 millones de euros para Asuntos Taurinos. Gracias a estas subvenciones un torero puede ganar en una corrida 360.000 euros (60 millones de las antiguas pesetas). Es difícil encontrar información sobre lo que cobran estos “trabajadores” ya que tienen mucho interés en ocultar estos datos a la opinión pública.
Aguirre ha añadido que para que el empleo sea de «calidad» lo que hay que hacer es «mejorar la formación» y «reformar la educación». ¿Quiere la presidenta que los que trabajan con salarios mínimos durante doce horas acudan después de la jornada laboral a algún centro de estudios para “mejorar su formación”? ¿Qué entiende por “reformar la educación”?
De los casi tres millones de euros que la Comunidad ha destinado para la tauromaquia, 450.000 se han gastado en la promoción de la “cultura” taurina y 75.000 para la Escuela de Tauromaquia. ¿Esta es la formación y educación de calidad que defiende el gobierno madrileño?
Resulta repugnante ver como la presidenta de la Comunidad de Madrid falta el respeto a los ciudadanos más desfavorecidos queriéndoles negar los derechos laborales que tanto han costado conseguir, mientras su gobierno regala millones de euros en fomentar un negocio en el que sus beneficiados “trabajan muy poco y ganan muchísimo”. Millones de euros que esta Comunidad niega al millón de madrileños que bordean la pobreza, a los 40.000 que viven con menos de 336 € al mes y a los pobres de solemnidad que viven en la calle.
Y para colmo, la Comunidad de Madrid organiza “cursos anticrisis” para que los que no podemos derrochar aprendamos a sobrevivir sin morir en el intento. ¿Por qué no imparten estos cursos los parados de larga duración que no reciben ninguna ayuda de la Comunidad ni del Estado?
Estos ciudadanos, con toda seguridad, pueden dar lecciones de austeridad y de dignidad a la señora Esperanza Aguirre, Condesa de Murillo y Grande de España.
Una “grandeza”, la de la presidenta, que solo ostenta en el vomitivo título.