José María Segovia de Arana (Toledo, 1919) se doctoró en Medicina en 1947. Director de la Clínica de Puerta de Hierro de Madrid desde 1964 a 1992 y secretario de Estado para la Sanidad de 1979 a 1980, fue promotor del sistema de formación médica especializada (MIR). Recibió un homenaje a su carrera en la Fundación Ramón Areces.
Gracias a usted desde 1978 existe en España el sistema MIR de formación especializada. ¿Cómo ocurrió ese proceso?
En aquel momento la formación era un poco anárquica y era necesario hacerlo de una manera civilizada. Por eso surgió el sistema de formación MIR, es decir, médico interno residente. Entonces estaba estudiando la formación médica y se me ocurrió que los médicos, al terminar la carrera, se afiliaran a un sitio donde pudieran practicar y tener una formación práctica. Ahí surgió el médico interno. En principio estaba previsto para dos años pero los propios médicos internos dijeron que querían continuar con la formación. Entonces vinieron dos años más y nacieron los residentes, por lo que empezó a conocerse como MIR.
Así que fue una decisión de los médicos.
Piensa que ha sido esencial para la formación del médico en España. En la facultad te daban el título de licenciado en Medicina y Cirugía, pero eso luego había que completarlo con los avances que se iban produciendo en las distintas especialidades. Yo llegué a decir que el título de licenciado en Medicina que se daba no servía para ejercer la profesión, sino para continuar cuatro o cinco años más formándose en una especialidad.
¿Existe esta formación MIR en todos los países?
Sí, de alguna manera en todos los países existe, pero no con la amplitud, el rigor y la exigencia que hay en España. La formación especializada del médico en España es la mejor de Europa; no hay ningún país europeo donde se pueda comparar la formación completa de todos los médicos con la nuestra. Esto es un orgullo plenamente justificado en España.
Esta formación habrá cambiado a lo largo de estos años.
Se ha ajustado a los avances científicos de la medicina. Lo que pasa es que los hospitales donde se hace el MIR deben tener personas que estén al tanto de la evolución científica de la medicina, y que vayan incorporando esos nuevos conocimientos, tanto teóricos como prácticos, en el ejercicio. Los servicios especializados de todos nuestros hospitales sirven no solo para formar a médicos sino para practicar por el bien de los pacientes.
¿Y gracias a esa formación conseguiremos vencer a enfermedades como el cáncer o el alzhéimer?
El conocimiento que el médico actual tenga de esas grandes enfermedades será la clave para la solución de algunos aspectos. Estoy seguro que dentro de 15 o 20 años habrá desaparecido el alzhéimer porque gracias a la medicina genómica se sabrá cuáles son las alteraciones que se originan y se producirán los medicamentos adecuados. Llegará un momento en que ya no haya enfermedades como las actuales porque ya se conocerán cuáles son las bases alteradas de todas ellas. Las perspectivas que tiene hoy en día la medicina son enormes, no solo la preventiva y la curativa, sino también la predictiva, que permita al médico ver con anterioridad las enfermedades que el paciente sufrirá.
¿Si usted tuviera 60 años menos volvería a ser médico?
Naturalmente. Probablemente uno de los pocos aciertos de mi vida ha sido ser médico. Cuando era pequeño y me preguntaban qué quería ser de mayor, yo decía médico, arquitecto o director de orquesta. Seguramente he conseguido las tres cosas: médico por supuesto, director de orquesta porque he estado dirigiendo en la Clínica Puerta del Hierro a 2.500 personas, y arquitecto porque he contribuido a formar el gran edificio de la medicina española. Puede que sea presuntuoso, pero siento que he cumplido biográficamente esos tres deseos de mi infancia.
Verónica Fuentes / SINC