EL CRISOL
«Eran tiempos de “aborregamiento forzado” en los cuales nos hacían creer que “todo marchaba bien”.
Ya va siendo hora de que el Gobierno de Mariano Rajoy, deje de lado los ajustes, las reformas y los recortes y pongo en práctica lo que en realidad desea hacer para “poner orden” en lo social y en lo económico. Está claro, se ve a la legua, que lo que quiere la derecha es dejar de lado el derecho de los trabajadores a ir a la huelga. Está muy claro también, que Rajoy arde en deseos de complacer a los empresarios en su viejo deseo de fijar unos salarios solo de “mantenimiento” ya que “bastante” hacen con darle trabajo a la gente y que cuando los trabajadores sean despedidos estos paguen una penalización que de algún modo venga a resarcir económicamente a la empresa por haberles dado empleo hasta el momento de despedirlos. Todo esto en lo laboral.
En lo económico la solución pasa por irse, como ha hecho la reina Sofía en las pasadas fechas navideñas, a hacer las compras a Londres y de este modo ayudar a un país en “vías de desarrollo” como es el caso de Inglaterra al propio tiempo que se evitará el que los ayuntamientos se gasten dinero en publicidad promocionando el comercio local. Total ¿para qué? ¿Para que los que disponen de dinero se vayan a gastárselo fuera de España? Asimismo se debería privatizar el Ministerio de Hacienda o delegar en los banqueros la gestión recaudatoria propia de este ministerio. Publicar la lista de evasores y defraudadores como anuncia el ministro Montoro, pero solamente a afectos de poner en conocimiento de todos los españoles el quien es quien, pero seguir en la misma línea de no actuar contra ellos aunque se sepa quiénes son.
En Sanidad desmantelar el actual sistema público y reimplantar los antiguas hospitales de la beneficencia.
En Educación y Cultura, aprovechando que está José Ignacio Wert al frente de ambas instituciones, se debería volver a la antigua escuela unitaria con cien alumnos por profesor. Cerrar las bibliotecas públicas y centros culturales y recuperar la cultura de antaño fundamentada en la lectura de las novelas de cuatro hojas por entregas. Recuerdo que por mi barrio, allá por los años cuarenta del pasado siglo, pasaba todas las semanas un señor montado en bicicleta y se las vendía a las mujeres, a las pocas que sabían leer. ¡Qué tiempos aquellos en los que se apreciaba un buen pico de pan con un poco, poquito de aceite y nada más! ¡Sabía a gloria! Eran tiempos de “aborregamiento forzado” en los que nos hacían creer que “todo marchaba bien”. La vuelta a esos tiempos haría, sin duda alguna, muy felices a más de cuatro, a los nostálgicos, a esos, a los herederos ideológicos de aquella derecha para la cual aquellos tiempos fueron tiempos de prosperidad y buen vivir. Para ellos, claro. En cuanto a los Servicios Sociales, volver a la caridad cristiana y dejar su gestión en manos de los obispos, recuperando la vieja práctica cristiana de los “roperos” regentados por las pías damas de la alta sociedad.
En cuanto a la libertad de expresión refundir todas las televisiones en el antiguo Noticiario Documental, el “NO-DO”, así evitaríamos el que dentro de las familias se rompiese la armonía y el buen rollo por culpa de la posesión del mando de la tele. También se debería recuperar el periódico “Arriba”, como único diario escrito, recuperando también el viejo estilo, con el toque de cornetín incluido, de Radio Nacional de España con aquellos llamados “partes informativos”, de quince minutos de duración, que se emitían a la hora de la comida y de la cena a través de los cuales se nos informaba a todos los españoles, sin ningún tipo de censura y con toda “claridad”, de todo lo contrario de lo que realmente estaba pasando en España. Si se volviera a hacer así los españoles siempre estaríamos informados de “las cosas buenas del Gobierno”.
Hay otras perspectivas de arreglo que Rajoy desearía poner en práctica, pero no se atreve a hacerlo por si se le queda algo en el tintero y le critiquen por haber hecho las cosas a medias. En lo que a mí respecta le animo a que lo haga, porque al final los españoles no lo lamentarán pues tenemos muy asumido aquello de: “De perdidos al rio”.
Esto puede tener arreglo, solo falta que Rajoy se deje de medias tintas y le hinque el diente y ponga las cosas en su sitio. Aunque bien pensado se podría decir aquello de que nunca tiempos pasados fueron mejores. Bueno para algunos sí, en particular para aquellos que desean su vuelta.