Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y del Instituto Universitario la Corte en Europa de la Universidad Autónoma de MAdrid (UAM) han analizado la historia y evolución de la Casa Real de Castilla desde tiempos de Alfonso VI hasta la llegada al poder de la dinastía Borbón. La investigación continúa algunas líneas novedosas que analizan la Edad Moderna, y destaca cómo la Corona de Castilla optó por la Corte y la Casa Real como la forma de articulación de las elites de poder de su territorio.
Gracias a este proyecto de investigación se ha podido sacar a la luz nueva información sobre algunos oficiales de la Casa de Castilla durante los siglos XVI y XVII. En la actualidad la información se está incorporando al buscador de biografías del IULCE, además de instrucciones y ordenanzas que se elaboraron para los distintos oficios de la casa castellana en tiempos de Felipe III y IV y que se publicarán en los próximos meses.
Los investigadores analizaron la transformación y diversificación de la Curia Regia en tiempos de la dinastía pamplonesa, haciendo una interpretación del significado e importancia de los principales oficios del Palatium Regis durante los distintos reinados, y manifestando cómo en tiempos de este monarca, acorde al dinamismo de su reinado, la organización palatina recibió un gran impulso y cómo este proceso se pudo llevar a cabo por la suprema autoridad que se atribuyó al rey medieval, «como vicario de Dios en la tierra y como fuente y dispensador de toda gracia».
En torno a la figura real se fueron configurando una serie de departamentos y servicios en la casa de Castilla concebidos y desarrollados para satisfacer sus necesidades. En un primer momento, separadas en tres grandes núcleos: aula, cámara y capilla, los cuales se fueron incrementando conforme se desarrolló y especializó la corte y la casa real para cubrir las necesidades de movilidad, divertimento y seguridad, quedando establecidos seis grandes departamentos: capilla, oficios de la casa y mesa, cámara, caballeriza, caza y guardia ya en tiempos de la dinastía Trastámara.
Cada departamento estaba organizado bajo amplias y complejas estructuras, constituidas por un elevado número de criados de muy diferente condición social, existiendo una clara jerarquía entre oficiales mayores y menores, con un objetivo funcional claro y siendo parte de un universo cortesano dirigido a ensalzar la figura real y a ordenar, bajo sutiles jerarquías y mentalidades, el complicado universo de la simbología cortesana.
Además, desde comienzos del siglo XIV el papel de la Casa Real se hizo más complejo al tener, entre sus principales funciones, no sólo el servicio del monarca a través de los diferentes departamentos o secciones, sino que debía de integrar política y socialmente a las elites dirigentes del reino dentro de un gobierno dinástico, dada la falta de instituciones centrales fuertes que cumplieran con esta misión; de ahí que la estancia de las familias nobles, de las elites eclesiásticas y urbanas en la corte y en la casa real sirviera para asegurarse un mínimo de lealtad a la dinastía.
En este orden, las decisiones tomadas en la casa del rey (mercedes, nombramientos, etc.) tenían una repercusión universal en el reino, ya que el monarca no sólo era la cabeza de su casa, sino que también era cabeza de numerosos organismos.
La muerte de Isabel la Católica
Sin embargo, a partir de la muerte de Isabel la Católica en 1504 esta Casa comenzó a perder el papel que había tenido en beneficio de la Casa de Borgoña, que había traído a Castilla Felipe el Hermoso y que impuso de manera definitiva en emperador Carlos V. El emperador vino acompañado de su séquito borgoñón y se apoyó en sus consejeros flamencos para el ejercicio de la política, olvidándose de la Casa de Castilla, lo que despertó la oposición de las Cortes castellanas y fue una reclamación de los comuneros castellanos.
De esta manera, cuando se terminó con la revuelta comunera Carlos V decidió contar con la Casa de Castilla y en 1535, cuando se mandó poner casa a su hijo, el príncipe Felipe, ésta fue de acuerdo al modelo castellano. En este momento se solicitó a don Gonzalo Fernández de Oviedo una relación del modo de servicio que se tenía en tiempos del príncipe Juan ya que no se tenía a pesar de su importancia y del papel político que desempeñó unas etiquetas propias, como otras casas reales: Aragón o Borgoña. Á‰stas, en contra de lo que se ha señalado, no son las primeras etiquetas de la Casa de Castilla sino unos recuerdos de un viejo servidor.
No obstante, en este reinado la Casa de Castilla fue perdiendo autoridad y representación por parte de muchos de sus principales oficios, produciéndose una simbiosis en algunos cargos y funciones que estaban repetidos, así como un traslado de oficiales de la Casa de Castilla a la de Borgoña, castellanizándose ésta última. Con Felipe II quiso establecer el modelo de Casa que iba a identificar a la Monarquía y la Casa de Castilla mantuvo el retroceso que había experimentado con su padre.
Los reinados de Felipe II y Felipe IV
Durante el reinado de Felipe III tuvo lugar la institucionalización de la corte y la fijación de las etiquetas y ordenanzas de la casa real y en este proceso la Casa de Castilla continuó con la perdida de importancia política y simbólica hasta llegar al reinado de Felipe IV cuando, en un contexto de continuas reformas, se oyen las primeras voces que defienden la extinción de la Casa de Castilla.
Esto no se produjo, pero las rentas que tenía asignadas para el mantenimiento de sus oficiales dejaron de estar asentados en sitios seguros y los propios oficiales debían de encargarse de su cobro, lo que significó, en la realidad, serios problemas en el pago de los salarios y en la manera en la que se hacían los servicios.
La Casa de Castilla no desapareció con Felipe IV pero a comienzos del siglo XVIII, la misma estaba compuesta muy pocos oficiales y, lo que era peor, con la mitad del presupuesto necesario para pagar sus quitaciones y en 1718, Alberoni elaboraba un proyecto, en el que la suprimía (aunque finalmente, no se llevó a la práctica).
Fuente: URJC