Europa fue, en tiempos de ilusión, un puerto de llegada. Hoy se están creando las condiciones para que lo sea de partida. Punto y final. Hemos llegado a una situación, ya anunciada por el trotskista Mendel hace muchos, muchos años, en la que la Europa social se está transformando en una selva del sálvese el que pueda en beneficio exclusivo de la oligarquía financiera. Lo de menos es la suerte de los europeos. Que sobreviva el más fuerte. El objetivo es satisfacer la codicia y la voluntad de Poder: acumular fortunas penetrando en todas las economías, incluso en la economía de la familia más humilde y del pensionista de 365 €, como todo recurso. Todos estaremos hipotecados por lo que en cualquier momento, todos podremos ser arrojados a las pestilentes calles cuando dejemos de ser rentables al capital.
La concentración monstruosa del Poder económico en las oligarquías está teniendo como consecuencia la concentración del Poder político en sus sucias manos. La clase política europea es un instrumento al servicio de la lógica de dominación de esta oligarquía. Una clase que, a pesar de tener un origen popular, ha acabado estando identificada con las cuentas corrientes más que con sus orígenes democráticos.
Esta clase, estéril para el pueblo, no está haciendo nada para impedir que al final toda la economía, el nivel de vida, la calidad de vida de cada ciudadano europeo dependa de la cuenta de resultados de los ‘Bankos’. No hablo de una fantasía porque ya hemos llegado a esta situación desde que, en el caso de España, en agosto de 2011, aprobaron entre las camarillas del PP y el PSOE y a espaldas de la ciudadanía, la reforma constitucional en la que se fijó el pago del capital y los intereses de la deuda como “prioridad absoluta” sobre cualquier otro gasto público. Desde ese momento, cada vez que el gobierno de turno tenga que aprobar un presupuesto sobre Sanidad, Educación u otras prioridades públicas y sociales deberá consultar con la oligarquía alemana e internacional para ver si, según su cuenta de resultados, podemos mejorar, con su permiso, nuestras condiciones de vida.
Ya ha dejado de existir entre los objetivos de la plutocracia europea la política de protección y mejora del Estado/Sociedad del bienestar. Su política ha abandonado a los ciudadanos a su propia suerte o lo que es lo mismo al stajanovismo y darwinismo social. La llamada libertad económica o de mercado para lo único que sirve es para proteger a las oligarquías. Las mismas que invierten los recursos generados en Europa en sus empresas chinas o indias donde, en la situación de esclavitud en la que viven sus trabajadores, se produce por un salario de estricta supervivencia. Sobra tanta mano de obra que la que va muriendo de hambre la pueden ir sustituyendo por los siguientes. No existe progreso social, ni humano ni político ni cultural en esos países asolados por las oligarquías. Que sin embargo, están arruinando Europa.
Con la colaboración de la Comisión Europea y con las leyes que aprueban los eurodiputados en beneficio de las oligarquías, están desindustrializando Europa, como si de un botín de guerra se tratara, para emplazar estas industrias y otras fuentes de generar riqueza en esos países que no tienen trabajadores sino esclavos. Nos están transformando en un campo de concentración de parados. Donde vivimos agotando los recursos que nos quedan. Hasta que se acaben. ¿Y luego? ¿Nadie ha pensado que ocurrirá luego? ¿No piensan en sus propios hijos? ¿Se han creído que alguno de ellos llegará a cobrar ni si quiera 365 € de pensión? ¿Por qué no echan las cuentas?
¿Es posible otra Europa? Europa siempre ha sido posible, aunque hoy estamos atrapados por los tentáculos de las hipotecas. Y es tan fácil liberarse de ellos con que simplemente los ciudadanos tomaran conciencia de que la solución es la quiebra y presionaran a los políticos para que todos o una parte significativa de los países europeos quebraran y nos librábamos de las deudas y de los acreedores. De un plumazo.
Ha ocurrido muchas veces en la Historia que los gobiernos tuvieron que quebrar para poner punto final a la codicia de los banqueros. Si alguien no les para los pies al final todo el mundo será el reino de la miseria. Ellos seguirán acumulando riqueza porque los gobiernos seguirán estando hipotecados a sus bancos. No les preocupa ya que dejemos de producir plusvalías con que paguemos impuestos será suficiente para que los Estados paguen sus deudas. Esto ya ocurre en la India, ocurre en China, ocurre en Asia, ocurre en el Sur y Centro de América, empieza a ocurrir en nuestros barrios. ¿De qué nos extrañamos?
¿Qué hacer?¿ Contemplar en silencio y petrificados, como los judíos asesinados en los campos de concentración, cómo destruyen el Estado/Sociedad de bienestar mientras la miseria empieza a entrar por las rendijas de nuestras propias casas, casas arruinadas que heredaran nuestros hijos, si tienen suerte? Es el momento de que las fuerzas políticas y todos los movimientos sociales se pongan de acuerdo en toda Europa y organicen la resistencia. Es necesario proteger el bienestar social, la propiedad pública de los ciudadanos. Es necesario echar a esta clase política con el voto en la mano y con las reivindicaciones en las calles.
Debemos renovar nosotros a la clase política. Ellos nunca renunciarán a sus privilegios ni a ser sirvientes de la oligarquía. Los ciudadanos debemos retomar nuestro poder y no volverlo a delegar en plutócratas. O tal vez debamos dejar esta Europa de banqueros. En el peor de los paisajes sería el paisaje más hermoso. Más hermoso que la miseria que estamos empezando a acumular en nuestras putrefactas calles.