La semana pasada nos quedamos en la década de los 80, pero no entramos en materia en lo que respecta a los portátiles. En los 80 las bases del ordenador de sobremesa ya estaban más que asentadas. Sin embargo, quedaban asignaturas pendientes. Ya vimos que los principales problemas de los ordenadores personales eran su coste y su tamaño. El tamaño ya hacia tiempo que no era realmente un problema, pero si el usuario requería llevarse su máquina consigo y trabajar en cualquier parte en cualquier momento, tantos accesorios como tenían los ordenadores si eran un problema añadido.
Retrocedamos pues a 1968. Alan Kay (EEUU, n. 1940), fue al primero que se le ocurrió que sería útil poder llevar un ordenador consigo a todas partes para poder utilizarlo en cualquier momento. En la Universidad de Utah, donde se doctoró, Kay fue colaborador de Ivan Sutherland (EEUU, n. 1938), del que ya hablamos la semana pasada en relación a la creación de gráficos por ordenador y de interfaces gráficas amigables. Además, en 1970, entraría a formar parte del Centro de Investigación de XEROX en Palo Alto (California).
Sin embargo, no sería hasta 1979, más de una década después, cuando William Moggridge (Gran Bretaña, 1943) construiría para la Grid Systems, un ordenador que podía denominarse portátil, ya que disponía de una pantalla plegable. Sin embargo, como en la mayoría de los casos de la época, no proliferaría. Su carcasa era metálica y eso hacía que fuese considerablemente pesado, lo que impedía que se transportase con facilidad.
Hubo otras intentonas, pero no sería hasta 1984 cuando Apple introdujese en el mercado el “Apple IIc” que se empezaría a hablar seriamente del portátil, aunque este intento tampoco fue fructífero. Y entonces IBM resurgió. Llegamos al año 1986, el año en el que nos quedamos la semana pasada.
El primer portátil, considerado oficialmente como tal, nació de la mano de IBM denominado PC de IBM convertible. Disponía de dos disqueteras de 3,5 pulgadas, teclado y pantalla LCD plegable. Pero si el precio de los ordenadores de sobremesa convencionales era caro por aquella época, lo del portátil de IBM se llevaba la palma. Su precio de venta al público recomendado era de 3.500 $ USA de la época. Sólo determinados profesionales con determinadas necesidades que cubriese dicho equipo podían beneficiarse de su uso. El uso más habitual de estos equipos era el de escribir y tomar notas. Estábamos ante la máquina de escribir más cara de la historia.
Esto no detuvo a las compañías, que el portátil ha evolucionado es un hecho y que hoy en día se venden más portátiles que ordenadores de sobremesa, también es un hecho innegable. Pero ¿por qué?
Retrocedamos de nuevo con el padre de la idea, Alan Kay. La idea de Kay no era simplemente poder llevar un ordenador de aquí para allá. La idea de Kay iba más allá. Veamos que en consistía. No debía ser mayor que un cuaderno ni pesar más de dos kilos. Con una pantalla de una calidad visual similar al del papel, o sea, que el brillo no cansase la vista, otro problema de la evolución de las pantallas que ya trataremos otro día. Además se manejaría por medio de la interfaz gráfica con un lápiz, igual que lo haces sobre el papel. Debía tener memoria suficiente para albergar unas 500 hojas de texto y su coste no podía superar los 500 $ USA de la época. A su idea revolucionaría la llamó “Dynabook” (Cuaderno o libro dinámico). Debía, además, ser fácil de manejar para que hasta un niño la supiese utilizar. Si nos fijamos bien en todo el concepto, de lo que hablaba Kay no era de un portátil, sino de una tablet o de un libro electrónico.
Una cosa está clara, de la idea de Kay han surgido grandes avances, pero ninguno de ellos es exactamente como él lo había concebido y los que más se le asemejan por funcionalidad, los que ya he comentado, son los de mayor coste –es difícil encontrar una tablet que cueste menos de 1000€ y no hablemos ya de lo prohibitivo que resulta el libro electrónico.
El propio Kay reconoce actualmente que todavía no hay nada que se ajuste a lo que él ideó en los años 60. Han pasado casi 50 años y a pesar de los grandes avances, el Dynabook todavía no existe. Pero existen las tablets.
Al igual que con el portátil, sería la Grid Systems la que lanzase en 1989 el GRIDpad Pen Computer. Pesaba poco más de dos kilos y medía 29,2 x 23,6 x 3,7 cm. Su procesador era un 386 y disponía de una pantalla VGA de 10 pulgadas. Su sistema operativo era MS-Dos, pero se manejaba por medio de una interfaz gráfica con la que se interactuaba gracias a un bolígrafo. Su principal problema eran los accesorios. Se trataba de un portátil, con las funciones de un portátil. El teclado era un accesorio, la disquetera era otro accesorio… Podía ser ligera y práctica, pero la tablet era más cara que un portátil convencional y más difícil de llevar por no tratarse de algo compacto.
Puede que hoy en día nos parezca absurdo, pero con la poca capacidad de los equipos de la época, las máquinas no eran tan autónomas como en la actualidad.
Y Microsoft vino al rescate… La GRIDpad no tuvo éxito, pero es que la mayoría de los equipos de su época usaban sistemas de consola. Recien entrados en el siglo XXI y con un par de décadas para perfeccionar los desatinos de los sistemas gráficos de ventanas, Microsoft lanzó su sistema “Windows XP para Tablet PC”. Se trataba de adaptar una tecnología que ya existía, pantallas sensibles, a otra que también existía, entorno gráfico, añadiendo otra funcionalidad que llevaba años desarrollándose pero que no terminaba de cuajar en el modo que se había realizado hasta entonces: el reconocimiento de escritura. Precisamente este será un tema a tratar la próxima semana, pero aquí va el adelanto.
Otro aparato que iba evolucionando paralelamente a la aparición de la Tablet era la agenda electrónica, actualmente conocidas como PDA. Ahora entraremos en su evolución, pero vamos a hablar un poco de una de sus funciones principales: tomar notas. La evolución de la agenda electrónica la llevó a un punto en que se podían tomar notas por medio de un pequeño lápiz sobre la pantalla sensible. Para que eso fuese posible, se ideo un software de reconocimiento de escritura basado en el reconocimiento de caracteres. Aquí es donde Microsoft, al refundar la idea de la tablet, dio otra vuelta de tuerca, basando su sistema de reconocimiento de escritura, no en el simple reconocimiento de caracteres, sino además, en el reconocimiento de palabras completas. ¿Y por qué? Muy simple. Cuando las personas escribimos de manera natural no lo hacemos letra por letra, sino que lo hacemos según las palabras que estemos escribiendo. Muchas veces, la forma en la que escribimos la primera letra de una palabra no es la misma que la forma en que la escribimos en mitad de una palabra y además suele condicionar bastante la forma en que escribimos las letras que se encuentran antes y después. Nosotros no nos percatamos, pero es algo que sucede y algo que el software de reconocimiento de escritura de las tablet tiene muy en cuenta. Así que Microsoft desarrolló un software que se basaba en todas las posibilidades y variables de una escritura manual, lo aplicó con diccionarios de idiomas y el resultado fue un Office sobre el que se puede escribir con un lápiz sobre la pantalla de la tablet.
Varias compañías apostaron a comienzos de este siglo por la Tablet PC como Acer, HP Compaq o Fujitsu entre otras. Sin embargo, y a pesar de que los precios son relativamente asequibles, los del portátil convencional lo son mucho más, y los avances realizados en el tamaño de las máquinas –hoy en día podemos encontrar portátiles de 10”- hacen que, junto la utilización y conocimiento masivos de los sistemas de ventanas, no sean competitivas frente a los pequeños portátiles. Hoy en día teclear resulta casi más natural que escribir con lápiz, así que tener una tablet solo para tomar notas ha perdido totalmente su sentido cuando la gente escribe casi más deprisa con teclado y no requiere de ningún complicado software de reconocimiento de escritura que, dicho sea de paso, no es infalible.
A pesar de ello, la tablet se está reinventando, el reciente IPad de Apple es una prueba de ello. Microsoft tiene intención de no abandonar en esta carrera y tiene alguna que otra cosa reservada como el Slate que Steve Ballmer (EEUU, n.1956, CEO de Microsoft) presentó en un modelo de HP hace poco más de un mes en Las Vegas (Nevada). ¿Llegará el día en que portátil, tablet y libro electrónico lleguen a la vez a la meta? Esperemos que así sea.
Mientras tanto, para aquellos que no requieren editar textos y solo necesitan anotar alguna que otra cosilla y tener alguna que otra funcionalidad adicional que se pueda realizar con una pequeña pantalla, encontramos las PDA también conocidas como agendas personales.
Todos recordamos las primeras, allá por los años 90, eran pequeñas, parecían calculadoras y nos permitían tener al día nuestra agenda de direcciones y nuestras citas. Fue en el año 92 cuando John Sculley (EEUU, n.1939, ex-vicepresidente de Pepsi y actual CEO de Apple) presentó la “PDA Apple Newton” en Las Vegas (Nevada). Aún era pronto. El Ayudante Personal Digital era algo más que una agenda electrónica convencional ya que se podía utilizar un lápiz para escribir sobre la pantalla, pero el software de reconocimiento de escritura era muy malo. La empresa Palm será la culpable de que estas máquinas acaben proliferando más de lo que se esperaba en un principio, dejando de lado las miras sobre las tablet y centrando a las empresas en este formato de tamaño más práctico. Pero a la PDA le surgió un duro competidor: el teléfono móvil.
Sin entrar en detalles, que ya veremos otro día, el final de los 90 constituye toda una revolución social en lo que se refiere al uso personal de las nuevas tecnologías. Puede decirse sin lugar a dudas que es el móvil y no el ordenador, el que realmente introduce el concepto de nuevas tecnologías en los usuarios comunes. Todo el mundo tiene teléfono en casa, pero poder llevarlo encima y así poder estar en contacto con cualquiera en cualquier lugar en cualquier momento, es algo que, para algunos, resultaba inimaginable. Al principio, las altas tarifas y la poca calidad de las coberturas hacía que no todo el mundo se decantara por el novedoso y cómodo aparato. Muy pronto las tornas cambiarían. Costes asequibles, movilidad, calidad, cobertura… y todas las ventajas de una agenda electrónica, videojuegos e Internet (de lo que hablaremos otro día), reproducción de videos y televisión… Todo lo que puedes hacer con una PDA –Nokia desarrollo PDA+Móvil)- más las ventajas de la conectividad… y además puedes hablar. Podemos decir que hoy en día un móvil es más que un teléfono. Los hay de diversos tipos, con diversas funcionalidades, pero lo que todos tienen hoy en día es lo que básicamente todo el mundo dice necesitar: Teléfono, agenda, reloj, despertador, entretenimiento (juegos y música) y hasta cámara de fotos. Y un tamaño que nos cabe en el bolsillo del pantalón.
Los teléfonos móviles han desbancado a las PDA y este tipo de aparatos han quedado más bien integrados con los móviles en lo que viene a denominarse “SmartPhone”, los cuales están destinados a uso más profesional que personal. Hoy en día lo más utilizado en estos ámbitos son la Blackberry y el IPod, estos últimos también muy populares entre gente joven con un cierto poder adquisitivo.
Así concluiríamos esta evolución del ordenador. La próxima semana trataremos la edición de textos.
Bibliografía:
http://www.ordenadores-y-portatiles.com/computadora-portatil.html, (25/02/2010)
Entre tus dedos. “Historia de los PDA”. http://www.telediariodigital.com.ar/weblogs/tic/leer.asp?idx=9 (25/02/2010)
AAVV. Wikipedia. http://es.wikipedia.org/wiki/Agenda_electr%C3%B3nica (25/02/2010)
Blanc, Antonio. “Tablets, un gadget con más de 40 años de historia”. http://www.ve.terra.com/tecnologia/interna/0,,OI4244401-EI12468,00.html (03/02/2010)
http://www.paritarios.cl/ciencia_tablet_pc.htm (25/02/2010)
AAVV. Wikipedia. http://es.wikipedia.org/wiki/Alan_Kay (25/02/2010)