Investigadores del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker-Tecnalia, han llevado a cabo un estudio sobre las garrapatas, los agentes patógenos que transmiten y sus posibles reservorios. El trabajo, realizado en el País Vasco, confirma la necesidad de realizar programas de vigilancia epidemiológica de estos artrópodos, ya que ha revelado un aumento de garrapatas, por la subida media de las temperaturas invernales.
El estudio, que forma parte de la tesis doctoral realizada por el veterinario Jesús Félix Barandika Iza, confirma la necesidad de realizar programas de vigilancia epidemiológica de las garrapatas, y puede contribuir a implantar medidas eficaces que reduzcan el riesgo de infecciones transmitidas por garrapatas a las personas y animales.
La investigación de Neiker-Tecnalia se ha centrado en aspectos relativos a la estacionalidad de las poblaciones de garrapatas y su relación con las características bioclimáticas, así como la prevalencia de diversos agentes zoonóticos y el papel de los micromamíferos como reservorios de algunos de estos patógenos.
No hay encefalitis vírica
La especie más extendida en el País Vasco es Ixodes ricinus. A diferencia de lo que sucede en otras regiones de Centroeuropa, el estudio revela que esta garrapata no es transmisora del virus de la encefalitis vírica en el País Vasco ni en La Rioja, posiblemente debido a que las condiciones climatológicas de ambas zonas no favorecen su persistencia en el medio. Para llegar a esta conclusión, durante tres años se estudió la actividad de las garrapatas de la especie I. ricinus en las dos regiones, con el fin de determinar si se daban las condiciones epidemiológicas adecuadas para la presencia del virus, a la vez que se analizó por métodos moleculares la posible presencia del virus en las garrapatas.
Además de encefalitis vírica, las garrapatas son capaces de transmitir numerosas bacterias zoonóticas, como por ejemplo Borrelia burgdorferi (causante de la enfermedad de Lyme), Anaplasma phagocytophilum (anaplasmosis granulocítica humana), Coxiella burnetii (fiebre Q) o diversas rickettsias (microorganismos con características comunes a los virus y a las bacterias) del grupo de las fiebres manchadas. Así, con el objetivo de conocer la prevalencia de estos agentes en las garrapatas del País Vasco, se analizaron, por métodos moleculares, 691 garrapatas adultas pertenecientes a seis especies diferentes.
En la especie Dermacentor reticulatus se detectó la presencia del agente Rickettsia raoultii en un 50 % de ejemplares. A pesar de su escaso poder patógeno, R. raoultii ha estado ocasionalmente implicada en casos de enfermedad, y es la primera vez que se detecta en garrapatas del País Vasco. De todas maneras, en cuanto al análisis total de las 691 garrapatas, las prevalencias de infección encontradas para el resto de los agentes fueron bajas en general, inferiores a las que se describen en otros países europeos.
Respecto a la estacionalidad, el invierno es la época del año en la que se detecta mayor número de garrapatas infectadas por R. raoultii, mientras que en verano es mayor el riesgo de infección por A. phagocytophilum y B. burgdorferi. La transmisión de C. burnetii en el País Vasco no parece que se produzca a través de la picadura de ixódidos, ya que sólo se ha detectado un 0,1 % de garrapatas con DNA de esta bacteria.
Distintas especies en función de las condiciones bioclimáticas
Las especies de garrapatas presentes en cada región, sus ciclos de actividad y su abundancia dependen en gran medida de las condiciones bioclimáticas. Conocer estas condiciones resulta fundamental desde el punto de vista sanitario, porque determinadas enfermedades son transmitidas por especies concretas de garrapatas, y cada especie presenta distinta estacionalidad.
Para estudiar el efecto del clima y la vegetación en la distribución de las garrapatas en el País Vasco, se realizaron muestreos mensuales de estos artrópodos durante varios años. Los resultados se compararon con los obtenidos por investigadores de la Facultad de Veterinaria de Madrid en muestreos realizados en el mismo periodo de tiempo y con la misma metodología en la zona centro de España (Madrid-Toledo). En total se identificaron 12 especies diferentes de garrapatas ixódidas, con un predominio en el norte de las especies adaptadas a los ambientes húmedos (I. ricinus y Haemaphysalis punctata), mientras que en el centro predominaron las especies que habitualmente ocupan hábitats más secos (Hyalomma lusitanicum y Dermacentor marginatus).
Los datos del País Vasco fueron comparados con los obtenidos una década antes en esta misma zona, y se observó un incremento en la abundancia de garrapatas con el paso de los años, hecho asociado a temperaturas ambientales invernales más altas registradas durante este último periodo. Asimismo, se encontraron poblaciones estables de garrapatas de Haemaphysalis concinna, especie que no parecía estar presente en el País Vasco anteriormente.
Los micromamíferos como reservorios de bacterias
Para comprobar el papel de los micromamíferos como posibles reservorios de las bacterias transmitidas por garrapatas, los investigadores de Neiker-Tecnalia analizaron 253 micromamíferos domésticos y silvestres. Los resultados obtenidos mostraron por vez primera que las especies de musarañas Crocidura russula y Sorex coronatus podrían actuar como posibles reservorios de A. phagocytophilum y B. burgdorferi, respectivamente. También se detectó la presencia de DNA de C. burnetii en ratones domésticos y silvestres, lo que pone de manifiesto el importante papel de los micromamíferos en nuestra zona como reservorios de algunas bacterias zoonóticas transmitidas por garrapatas.
Fuente: Tecnalia