Sé que no es fácil ponerse en el sitio de quien de verdad está sufriendo en sus carnes cualquier tipo de desgracia, pero por un momento me voy a poner en el sitio de los padres de Aitana, esa niña que precisa 200.000 euros para ser operada y que para conseguirlos sus padres han apelado a la solidaridad de la gente a fin de poder reunir un montón de toneladas de tapones de plástico que una empresa estaría dispuesta a adquirir con lo cual se podría reunir esa cantidad. Ardua tarea y es de esperar que todo llegue a su debido tiempo y no haya que lamentar un revés que a nadie nos gustaría. Situado a su misma altura, aunque sé que es imposible, comienzo a pensar que esta sociedad no es justa y que solo los “elegidos” los “privilegiados”, los políticos en suma, pueden vivir desahogadamente y sin miedos. Esto es consecuencia del sistema actual mediante el cual se desenvuelve esta sociedad a la cual los políticos le están dando, de forma constante, lecciones de insolidaridad y por tanto así nos va a todos. Pienso que el sistema no es culpable, el sistema es bueno, lo que falla es la forma en que los políticos lo manejan. La insolidaridad desune a las gentes y obvio es decir que a los políticos no les interesa que los ciudadanos estén unidos.
Me pongo en el lugar de esos padres y cuando obsrvo con tremendo desespero que la vida de mi hija peligra por falta de dinero, 200.000 euros, y veo como se gastan 50 millones en la última visita del Papa, por cierto que puede que rece mucho por todos nosotros, pero está claro que eso no basta, al pan hay que acompañarlo con algo donde poder mojar. Cuando nos encontramos con el hecho de que la Generalitat Valenciana le ha pagado a un arquitecto 15 millones de euros por el diseño de unas torres cuya construcción no se ha llevado a cabo. Cuando se hace público que el montaje, la parafernalia, del debate entre Rubalcaba y Rajoy ha costado 550.000 euros y cuando vemos como un miembro de la familia real ingresa unas cantidades francamente escandalosas, dados los datos que da la prensa, con la mayor facilidad y al parecer con el mínimo esfuerzo y señalo estos casos concretos por ser los más recientes y de más actualidad, podría añadir más, muchísimos más, cuando se ven este tipo de cosas creo que el pensamiento va más allá de la protesta normal y se sitúa en que esta sociedad es pura mierda y que los que tienen el deber, la obligación, de llevarla por los cauces correctos son los primeros que se salen de esos cauces dando verdaderos ejemplos de lo que es tener poquísima vergÁ¼enza, mucha desfachatez, cinismo y cara dura y mostrarse insensibles y duros como el mármol ante las desgracias de aquellos por los cuales deben velar, proteger y facilitarles los medios para que puedan disfrutar del trabajo del bienestar y principalmente de buena salud.
Ver este tipo de cosas y escuchar las voces que se alzan desde el Consell valenciano intentando justificar el despilfarro de 15 millones de euros diciendo que esto es una partida de activo, una inversión que han hecho, y que cuando los tiempos cambien, que va para rato, podrán rescatar el proyecto o venderlo. Ante tan peregrina argumentación a uno solo le queda por decir aquello de que: “Hay tontos que tontos nacen y tontos que tontos son y tontos que tontos hacen a los que tontos no son”. Estos más que tontos son unos verdaderos inútiles que juegan con el dinero de los contribuyentes como si fueran billetes del Monopoly. Pero eso sí, sus buenos sueldos no les faltan y los cobran con la máxima puntualidad.