Sociopolítica

Fort Hood: “política, medios y miedos”

El motivo principal de las acciones de Hasan es más que claro, ello es así aunque los sectores políticamente correctos y los grupos «defensores de los derechos civiles» dentro los Estados Unidos trabajan desde hace años para ocultar estos motivos.

nidalhasan

Nidal Malik Hasan no pensó ni actuó como un ciudadano estadounidense cuando completo sus datos de filiación en el formulario que lo asociaba el Centro Comunitario Musulmán en Silver Spring, Maryland; Hasan no dio su nacionalidad americana, sino que se presento como palestino. Según los responsables de la investigación este dato es por demás extraño, nadie sabe explicar porque Hasan se declaro palestino cuando lo cierto es que nació en Virginia, no en Ramallah o en Gaza.

Sin embargo, el motivo principal de las acciones de Hasan es más que claro, ello es así aunque los sectores políticamente correctos y los grupos «defensores de los derechos civiles» dentro los Estados Unidos trabajan desde hace años para ocultar estos motivos. Así es que ahora, cuando otro gran ataque terrorista ha tenido lugar en suelo americano las autoridades y los medios de comunicación están tratando de buscar una explicación a lo que ha sucedido, ello a pesar de la abundante evidencia que indica que se trata de un ataque yihadista, aun así, esto pareciera ser ignorado por algunos políticos y periodistas.

Los asesinatos ejecutados por el mayor del ejército de los Estados Unidos Malik Nidal Hasan en Ft. Hood, Texas; no son el resultado del ataque de un demente ni configura un incidente de alguien que actúa en solitario, aunque la mayoría de las agencias de inteligencia y los medios de comunicación se empeñen en mostrarlo de esa forma. La conducta criminal de Malik Hasan es la expresión mas acabada y perfecta (llevada a la acción) de una ideología violenta que ha hecho pie en los Estados Unidos y es defendida por cientos de estudiosos islámicos en Occidente. Los testigos, según la Cadena Univision, han declarado que Hasan gritaba «Allahu’akbar» (Dios es grande) mientras abría fuego. Al tiempo, los medios de prensa, algunos intelectuales e incluso la administración estadounidense pueden continuar negándolo pero es público y notorio que hay numerosos dirigentes y organizaciones islámicas dentro de los EE.UU. y Europa que abogan por eliminar a quienes acusan de opresores del Islam y que Hasan ha actuado en esa dirección guiado por su ideología yihadista.

¿Cuántos incidentes más similares a éste deberán suceder en los Estados Unidos y Europa para que los medios de comunicación informen la verdad?

La elite política siempre piensa en las elecciones que vendrán y va a decir o hacer lo que sea necesario a sus fines para obtener el voto de los ciudadanos, se puede estar o no de acuerdo con ese estilo de hacer política pero es innegable que ello esta justificado como conducta proselitista dentro de la dirigencia. Pero cuando el periodismo informa parcialmente y desde la «corrección política» cuando seres humanos inocentes son asesinados perversamente deberíamos pensar que algo esta funcionando muy mal en la prensa. O son ignorantes de la realidad que los rodea, o son hipócritas que han mercantilizado la noble tarea de informar al público con la verdad.

El manejo (que se realizó) de la información periodística sobre el crimen masivo de Hasan no solo es gravísimo y peligroso en sí mismo, es algo peor, ya que configura un problema de Seguridad Nacional para la propia democracia y la ciudadanía estadounidense. Solo una prensa parcializada puede conducirse de tal manera ante las inequívocas acciones que ejecuto el yihadista Hasan dando muerte a 13 personas he hiriendo a otras 30. El periodismo y las cadenas de noticias tienen tanto miedo de ser etiquetados o demandados por organizaciones como el Council on American-Islamic Relations (CAIR) y oculta la realidad al pueblo estadounidense. En parte, los asesinatos de personas inocentes son culpa de estos periodistas y políticos que han apoyado ese tipo de organizaciones como el CAIR por citar solo una.

En los últimos dos años el periodista estadounidense Dave Gaubatz ha llevado a cabo una investigación de primera mano en más de 200 centros islámicos dentro los EE.UU. lo mismo en varias organizaciones islámicas como CAIR y otras como la Islamic Society of North America (ISNA); Muslim Student’s Association (MSA); y Muslim Alliance in North America (MANA). Según Gaubatz y su equipo de investigación en todas ha detectado un denominador común: hay un sentimiento de odio abierto y manifesto hacia los cristianos, judíos y musulmanes que no adhieran a los preceptos de la sha’ria (ley islámica). El material bibliográfico que distribuyen los responsables y especialistas de estas organizaciones lleva un elemento común: la violencia contra cualquier persona que se oponga al Islam está justificada y ello la hace sujeto de la pena de muerte. El informe Gaubatz indica que muchos musulmanes han tratado de hablar sobre esto y manifestaron su desacuerdo con estas organizaciones pero la máquina de la prensa respaldada por dinero saudí y egipcio los mantiene en silencio. Dave Gaubatz cita el caso de Rifka Bary una joven musulmana que abandonó el Islam para convertirse al cristianismo y trató de hablar, pero ha sido ignorada y hoy es perseguida por su propia familia, como ella, otros jóvenes musulmanes saben lo que se enseña en algunas mezquitas en suelo americano, pero no tienen otra opción que seguir a sus padres y a los imanes. Si tratan de hablar saben que hay pocos políticos, policías, abogados o jueces que los ayudarán. Tienen miedo de ser asesinados por otros (como Malik Hasan) que llevarían a cabo las órdenes de los yihadistas contra ellos. El informe Gaubatz ha hecho acopio de material que se entrega en esas asociaciones dentro de los EE.UU., allí se puede conseguir la obra de Sayyed Abdu’lla Mawdudi, el fundador de Jamaat el Islamyya (el Partido Islámico de Pakistán), su libro: «Vamos a cambiar este mundo» indica en sus páginas 106-107: «Si aceptas la totalidad del Islam en tu vida llegará un momento en que el comunismo temerá por su supervivencia en Moscú y la democracia capitalista va a temblar por su seguridad en Washington y Nueva York». Otro pasaje del libro, en su página 83 sostiene que la yihad física continuará contra quienes se opongan al Islam puesto que es un derecho y una obligación que debe ejecutarse hasta el día de la resurrección y ella debe ser librada como tal en todos los sitios del mundo dado que los beneficios de librar una guerra de académicos e intelectuales por sí sola no puede ser librada en todos los lugares de la tierra. Hay lugares especiales y ocasiones para ello, pero lo más efectivo es la yihad física. Para Abdu’lla Mawdudi, a pesar de librar una guerra santa a través de la palabra, la pluma, la razón y el intelecto, la comunidad no puede ser eximida de la obligación de emprender la yihad física.

También hay folletos y material de prensa que es proporcionado abiertamente por esas organizaciones a quien desee recibirlos dentro de los EE.UU. puesto que intelectuales y representantes de tales instituciones han convencido a políticos y jueces americanos que este tipo de material está autorizado por la Constitución de los EE.UU. en su Primera Enmienda. Es así que se puede conseguir bibliografía como: «Hadith sobre la yihad», publicado en Pakistán y cuyo autor: Maulana Abdul Samad sostiene que «La única recompensa para los que hacen la guerra al Islam será la de ser asesinados después de que se vean agobiados por la corrupción en sus países». Otro ideólogo yihadista, Abdul Hameed Siddiqi (Jemmah Islamiyya) sostiene en la página 15 de su paper: «Deberes de los sabios acerca de los musulmanes ignorantes» que el Islam debe destruir de la faz de la tierra todos los Estados y gobiernos que se oponen a la ideología y el programa de la Yihad, independientemente del país o la nación que lo gobierna. La yihad requiere ser desarrollada en todo el mundo, no sólo en una parte, sino en todo el planeta. Con este fin, la yihad debe procurar prensa en servicio de su fuerza para provocar una revolución global.

Ante este inquietante panorama que denuncia Gaubatz, los estadounidenses deberán determinar por sí mismos si el llamado a la destrucción de su país y la inseguridad de sus ciudadanos era la intención de sus antepasados. Creo que lo más razonable para la prensa y el periodismo sería decir la verdad en lo referente al origen y desde donde proviene el peligro que les acecha, como también quienes son los que apologizan la violencia y la muerte de personas inocentes, así defenderán las verdaderas posiciones e intenciones y el legado de sus antepasados.

Los Estados Unidos de América han sido por su historia «el templo de la libertad» para todos aquellos intelectuales que padecimos persecución por nuestras ideas y por el trabajo en favor de la libertad. Es imperioso que ello continúe de la misma manera. Tanto así, como la necesaria e indefectible apertura de un debate sobre la libertad (y la conducta) de la prensa, ello es algo que debe darse a partir de este nuevo ataque terrorista en su suelo, de lo contrario, la tragedia de Fort Hood será un eslabón mas de una cadena de violencia que crecerá de cara al futuro.

Malik Nidal Hasan es un terrorista yihadista que actuó como tal y ello no puede ignorarse aunque los investigadores continúen «rascándose la cabeza y expresando perplejidad intentando dilucidar porque lo hizo». Con titulares como los de la Cadena de CNN o el periódico The Washington Post que continúan indicando desde la corrección política que el motivo de las acciones de Hasan es «incierto» solo se esta ocultando estos crímenes, es penoso que desde la corrección periodística se este apoyando a la ideología mas totalitaria del planeta. Hacer silencio sobre esta materia, ya sea por pudor o para no agraviar a los musulmanes en general, no solo esta mal, sino que es un error grotesco puesto que miles de fieles musulmanes han sido secuestrados en su creencia religiosa genuina por esta ideología decadente que los sojuzga y oprime tanto como a cualquier persona que manifieste su desacuerdo con ella.

El efecto (por parte de la dirigencia política y la prensa) de ignorar o minimizar la incidencia y el papel que la ideología yihadista ejerce en las creencias religiosas; tanto como las hipótesis que pueden o no haber estado presentes en este ataque criminal debe ser interpretado como el termómetro indicador de un escenario complejo y peligroso hacia el futuro y de no hacerse nada para prevenir el problema sólo se estará asegurando la aparición del siguiente Nidal Hasan.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.