Sociopolítica

Fútbol, más que un espectáculo

Limitar las comisiones de intermediarios y exigir equilibrios presupuestarios a los equipos para un fair play financiero contribuirán a potenciar la dimensión social y formativa del deporte.

“Ha explotado la burbuja de Internet, la burbuja financiera, la burbuja inmobiliaria… Es preciso diseñar un sistema de reglas para evitar el crack”. No lo dice un Nobel de economía, sino Jean-Michel Aulas, presidente del gigante informático Cegid y del Olympique de Lyon, el equipo francés de fútbol con mejores resultados en la última década.

Existen mecanismos para evitar el estallido de la burbuja del fútbol y ayudar a que el flujo de dinero en el fútbol se invierta en el propio fútbol. Es decir, que las inyecciones de capital se destinen a la construcción de estadios y centros de formación para jugadores, en lugar de que los intermediarios acaparen la riqueza. Limitar las comisiones de los agentes y el número de traspasos desembocaría en una necesaria deflación de sueldos inmerecidos y de traspasos hiperinflados. Como dice Aulas, “no es sano que haya agentes vendiendo al mismo jugador todos los años y cobrando sin límites”.

El fichaje de menores de 22 años dinamiza las canteras de los equipos, proceso crucial para cualquier proyecto futbolístico con futuro. Pero plantillas de 40 personas en el equipo mayor dispara los gastos, además de inflar los presupuestos de los equipos. Esto provoca la sobrevaloración de jugadores que luego se venden en el mercado para alcanzar los objetivos presupuestarios.

Aquí entra la necesidad de crear reglas para que los clubes alcancen un equilibrio a partir de recursos propios y no de líneas de crédito sin límites y deudas de más de 500 millones de euros, como los de algunos de los equipos europeos con más prestigio.  Las fortunas personales de los presidentes de grandes equipos, equiparables al capital mismo del equipo, abren la puerta a inyecciones millonarias para fichajes. Como la burbuja inmobiliaria que ya ha estallado, un corte repentino a esas inyecciones en el deporte pondría a los equipos en quiebra y arrastrarían todo el sistema. ¿Acaso los clubes estarían avalados por las fortunas de sus presidentes? El equilibrio el fútbol que busca Aulas sigue la línea del Fair play financiero que ya ha propuesto Michel Platini, al frente de la Federación Europea de Fútbol (UEFA).

Ese equilibrio no sólo desinflaría la burbuja que permite diferencias salariales y de cantidades por traspaso entre jugadores como Cristiano Ronaldo y jugadores de pequeños equipos europeos o de otros países. Evitaría el expolio de talentos de países empobrecidos que también ha denunciado Platini. Los grandes equipos pagan cantidades nimias por jugadores que ya están formados y a los que sólo les falta fogueo y experiencia. Sin embargo, explotan el talento en su momento de máxima ebullición, cuando el precio del deportista toca techo. Entonces lo venden para obtener grandes beneficios o explotan su imagen para fines publicitarios.

En lo deportivo, este modelo ha demostrado su fracaso. Las giras del Real Madrid por Asia para vender camisetas y “abrir mercados” marcaron el inicio del fin del equipo blanco, con un palmarés mediocre desde entonces, a pesar de estar entre los tres en el mundo que más han gastado en fichajes.

Modelos mercantiles más equilibrados en el fútbol supondrían una salvaguarda al elemento más importante del deporte: la formación intelectual, emocional y de valores en los jugadores. Por cada jugador que alcanza niveles profesionales, miles quedan en el camino por lesiones, frustraciones y otros obstáculos. Si esas personas han aprendido algo más que dar patadas a un balón todos esos años, podrán reorientar su carrera profesional hacia otras áreas o en el mismo deporte como preparadores físicos o entrenadores. Pero para eso hay que saber comportarse en el vestuario, en un entrenamiento, en una comida de grupo, en una rueda de prensa o en una entrevista. El éxito de entrenadores como Guardiola, Cruyff, Valdano, Ferguson, Pellegrini, Bielsa, Dunga, Wenger y otros no llegó en pico de cigÁ¼eña, sino que se ha cosechado después de años de cultivo, de potenciar habilidades físicas y técnicas, pero también intelectuales, mentales, culturales y, sobre todo, las éticas. No sólo se preocupan por “lo que hacen”, sino también por “cómo lo hacen”. En eso radica la diferencia entre modelos de pelotazo mediático y los basados en la formación y en la cultura del esfuerzo.

Carlos Miguélez Monroy

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.