“Puede que Dios sea la luz, pero está muy claro que Rouco es la oscuridad”.
Hay que ver cómo cambian las personas, como aquel que dice de ayer a hoy el cambio que ha experimentado el ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, aquel al que todas las suegras hubieran deseado como el yerno perfecto, aquel al que mucha gente, de cualquier tendencia ideológica, no hubiera tenido el menor inconveniente el darle su voto, aquel que inspiraba confianza por su aparente actitud progresista ha engañado a mucha gente. Creo que hoy las posibles suegras no le hubieran confiado a sus hijas máxime ahora que se ha destapado como un enemigo de las mujeres a las que quiere recortarles la libertad para decidir por ellas mismas en lo que afecta a su maternidad y las sitúa, como antaño, en el umbral de la cárcel.
Ahora resulta que el tal Ruiz Gallardón se nos ha convertido en un discípulo fiel del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, el genuino representante de la Iglesia Católica de esa que campaba a sus anchas allá por la edad media y en la época del dictador, y parece ser que tiene decidido reformar la Ley del Aborto en lo que afecta a restringir la alegación de daño para la madre y no considerar la discapacidad del feto como un motivo para abortar.
Se dice que Dios los cría y ellos se juntan y Gallardón y Rouco Varela caminan por senderos paralelos, por los senderos de la regresión, de la vuelta a tiempos que todos queremos olvidar y que un individuo caduco y fuera de los tiempos en que vivimos, se ha empeñado en meternos a todos en la caverna, me refiero a Rouco Varela, y formar a las futuras generaciones en individuos sectarios, sin criterio y por tanto sin libertad.
Los católicos practicantes se empeñan en afirmar que la Iglesia Católica no es una secta pero viendo la actitud de algunos de sus dirigentes en este caso Rouco Varela, es muy difícil que se pueda mantener esta afirmación, la prueba está en que llegan a convencer a gobernantes sin personalidad propia y por tanto fácilmente manejables, como es el caso de Ruiz Gallardón, para que actúen al dictado de los prebostes religiosos y lleven a una sociedad por los caminos de la ignorancia y del oscurantismo.
Puede que Dios sea la luz, pero está muy claro que Rouco es la oscuridad. Viendo actitudes como la del presidente de la Conferencia Episcopal uno se pregunta si es que todos los altos cargos de la Iglesia Católica son iguales ya que de no ser así no se entiende como no se aparta de las esferas del poder de la Iglesia a individuos que no representan más que a la miseria intelectual con el deseo de llevar a esa sociedad retrocediéndola a épocas donde la persona como tal valía poco y era un siervo del señor de turno y de la Iglesia a los que rendía tributo económico cuando no tenía nada para echarse a la boca.
Ya va siendo hora de que de una vez por todas se respete la Constitución que los españoles aprobaron y no se juegue tanto con ella y ese respeto tiene que pasar obligatoriamente, porque así la misma Constitución lo señala, por que España sea de verdad un Estado aconfesional y no una pantomima religiosa como la actual situación.
Zapatero se dejó la ley de Libertad Religiosa sin exponerla a la consideración de los españoles y esto nos está llevando a una situación en la que es la Iglesia Católica quien decide sobre la libertad de las personas y esto solo se veía en tiempos del Medievo.
Basta de concordatos y de prebendas máxime en unos tiempos tan difíciles como los que estamos pasando. Que cada palo aguante su vela.
Ya va siendo hora de que España avance en lo que concierne a que todos puedan disfrutar de una libertad sin sectarismos ni que esta dependa de individuos reaccionarios como Rouco Varela y Gallardón.