Desde que salieron a la luz los llamados “papeles de Bárcenas” y posteriormente la contabilidad del Partido Popular en la que figuran salidas de caja a favor de determinados miembros del PP se ha suscitado en las tertulias de radio y televisión el debate sobre si estas entregas de dinero, los “célebres” sobres, era legales o ilegales.
Los tertulianos que defienden a ultranza a los cargos del PP no admiten la palabra “sobresueldo” y en cambio si abogan por la de “gastos de representación”, un concepto contable y fiscal muy socorrido y que conozco muy bien pues no en vano he ejercido como contable desde los 14 años hasta mi jubilación.
Si decidimos admitir que se trata de “gastos de representación” nos encontramos con más de un caso que puede despertar nuestra curiosidad, por citar uno de ellos mencionaré el de José María Aznar, antes de llegar a ser presidente del Gobierno y ocupando un cargo orgánico, el de presidente, en el Partido Popular. En los libros contables del PP, según nos ha mostrado la prensa, figuran, mes tras mes, entregas de 700.000 pesetas a Aznar, como gastos de representación. Los gastos de representación no pueden, pueden, pero es muy difícil la coincidencia, ser, como en el caso de Aznar por igual cuantía todos los meses, y en buena práctica deben ser debida y documentalmente justificados a más de que me parece una barbaridad gastarse esa cantidad, hablamos de pesetas de los años 90, a no ser, cosa a todas luces incierta, que se las haya gastado en juergas.
Si entramos en el terreno del “sobresueldo” ello tiene visos de ser más creíble que lo de los “gastos de representación”. Dicen los tertulianos que intentan justificar esos pagos a cargos orgánicos del PP, que los que los recibieron pagaron su tributo a la Hacienda Pública por tal retribución. Está claro que si se les da un dinero por ocupar un cargo orgánico en el partido a la vez que un cargo público, diputado en la mayoría de estos casos, lo que les da ese organismo político es un sobresueldo, porque están desarrollando un trabajo para el partido y como tal trabajo debe ser remunerado, pero no es solamente a Hacienda a la que deben satisfacer sino también a la Seguridad Social. Lo del “sobresueldo” creo que es lo que la mayoría de los ciudadanos tiene como cierto y por ello lo de la preposición, “sobre”, está demás y lo correcto es dejar la forma de expresarlo en “sueldo” y como tal sueldo debe cotizar a la Seguridad Social cosa que aunque se trate de parlamentarios que están dados de alta en la institución en la que desarrollan su trabajo político, Congreso o Senado, pueden, mediante un concepto llamado “pluriactividad”, ser dados de alta en la Seguridad Social (SS), no es que pueden, es que deben ser dados de alta, en este caso por su partido como tal empresa, y de esto no se habla. Cualquier trabajador, salvo los funcionarios de la Administración Pública, puede estar pluriempleado pero está obligado a cotizar a la SS. Por tanto puede que no haya fraude, porque, según afirman, han cotizado a la Agencia Tributaria, pero no así a la Seguridad Social y si esto no se ha hecho se puede decir que se ha cometido una falta grave en lo que respecta a cumplir con la normativa legal.
Dicho lo anterior, cuya conformidad o reparo a lo dicho, admito y respeto, hay que hablar y preguntarse sobre la procedencia del dinero que estos cargos públicos y a la vez orgánicos del Partido Popular percibían, si se trataba de las donaciones de empresas, en cuyo caso y por lo publicado en prensa sobrepasaban los límites de los permitido y de lo prohibido, no se pueden aceptar donaciones de dinero que provengan de empresas que estén relacionadas con la prestación de obras y servicios a la Administración Pública ni, en el caso de particulares, sobrepasar determinada cuantía. En el caso de que se trate de donaciones de particulares y siempre que estas no sobrepasen el tope establecido a mí no me parece mal que hagan con ese dinero lo que les venga en gana, pero eso sí: Cotizando a Hacienda y a la Seguridad Social lo que legalmente corresponde. Pero es que hay otro “canal” de entrada de dinero: La subvención que el Estado da a los partidos políticos con representación parlamentaria, a unos más y a otros menos según los votos obtenidos y su representación en el Congreso y el Senado, en el caso del PP recibió por esto conducto 31 millones de euros en 2012, y ahí es donde a mí como ciudadano de a pie me toca la fibra más sensible: el bolsillo. No es asumible, en absoluto, que ese dinero del Estado, de todos los contribuyentes, sirva para pagar “sobresueldos” o como se le quiera llamar. ¡No!