Muchas gestorías se aprovechan de la desesperación de los inmigrantes, en situación regular o no, para lucrarse con un servicio que se supone gratuito disfrazado de ayuda.
La vida en España para los inmigrantes es cada vez más complicada. Los trámites y diversas gestiones para legalizar y mantener su situación se convierten en el pan de cada día. El tener que pagar por un servicio que se supone gratuito es una práctica a la que se ven obligados muchos y con ella se enriquecen de forma ilegal algunos.
Las diligencias que realizan muchas gestorías y locutorios son cada vez más solicitadas por la población extranjera. Los locales y comercios, en su mayoría, no trabajan en la legalidad y resulta paradójico que «ayuden» a otros a conseguir los deseados «papeles».
Se trata de un fraude más hacia los inmigrantes. Hacer cola frente a las comisarias, consulados o en el Ministerio de Asuntos Exteriores ya no significa salir con los «papeles en regla». Por este motivo, muchas gestorías ilegales se han convertido en la solución para aquellos que no encuentran respuesta en los organismos públicos.
Desde los noventa, la inmigración en España se ha convertido en un fenómeno económico y demográfico fundamental. La gran cantidad de demanda hace que los servicios se colapsen y que exista saturación en los trámites. Madrugar para hacer «cola» es el trago por el que muchos latinoamericanos, africanos o asiáticos tienen que pasar en España, a menos de que se contraten otros servicios.
Así como ha crecido la población, también han crecido los trapicheos. Por módicos precios se pueden llegar a obtener «legalizaciones de cuatro horas en el Ministerio de Asuntos Exteriores, divorcios en 72 horas, partidas de nacimiento y de matrimonio», etc.
¿Cómo se pueden sacar tantos beneficios de un servicio que debe ser gratuito? Para Jhobanny Mercado, quien lleva la gestoría Obi Express, el planteamiento es diferente: «la gente paga porque no quiere hacer una cola, si tú eres cómodo, tú pagas».
Esta realidad no es la misma para aquellos que tienen que esperar largas filas y no obtienen resultado, los madrugadores reclaman la falta de citas. La estrategia de las gestorías ilegales es acumular citas previas reservadas por internet.
Debido a la gran cantidad de fraudes, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha tomado una serie de medidas como un control e identificación más eficaz de las citas o limitar el acceso de los titulares de los documentos, que no deben sobrepasar diez por persona.
Según Mercado, éstas medidas no harán que la gente deje de acudir a sus servicios porque él los considera una ayuda; su ilegalidad estriba en que su «empresa» no posee un número de identificación ni local comercial.
Una estafa que lucra a unos pocos gracias a la desesperación de muchos. Vivir en situación ilegal supone no tener garantías y llegar a conseguir «los papeles» es una carrera por la que hay que pasar. Para muchos no hay otra forma de conseguirlos si no se hace por medio de estas personas. Otros en cambio siempre han tramitado sus documentos por sí mismos. «Siempre he hecho la fila, madrugando y pasando frío pero al final los he conseguido», asegura Maira, ecuatoriana que vive en Madrid.
Dentro de un mosaico de historias, uno de los denominadores comunes es la «ayuda» de las gestorías, aunque muchos también recurren a locutorios con el mismo anhelo de mantener una situación estable aunque tengan que pagar.
Según el Instituto Nacional de Estadística, el porcentaje de inmigrantes supera el 11% de la población en España. Tanto en situación regular como irregular, los inmigrantes tienen que pasar largos trámites para tener «papeles» y hacer una vida normal: conseguir un trabajo, dar estudios a los hijos y vivir con dignidad.
Hay gente que quiere aprovecharse de la desesperación de inmigrantes disfrazando de «ayuda» sus negocios.
Karla Alejandra Rojas Armijos
Periodista