EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
A raíz de los dos últimos informes publicados por El País sobre la “enorme” capacidad económica de ciertas empresas que con el tiempo se ha demostrado que todo ello era un simple decorado, los ciudadanos de a pié, al menos yo, se deben estar preguntando que en la cumbre empresarial no todo el monte era orégano y que había, y puede seguir habiendo, muchos empresarios que no eran tan brillantes ni tan buenos gestores como aparentaban.
Ahora que todos hemos podido saber que había “grandes” empresas que formalizaban llamativas, por su cuantía, operaciones de compra de acciones de otras empresas, resulta que no se hacían con cargo a sus fondos de reserva sino que se recurría al crédito bancario, lo que pone de manifiesto la escasa, o nula, capacidad económica para poder llevar a efecto este tipo de operaciones para que al final se pudiera comprobar, como de hecho ha ocurrido, que todo era producto de la fantasía, de los sueños de grandeza de algunos directivos y ejecutivos que querían transformar, sin disponer de los medios necesarios, la mediocridad de sus negocios en algo brillante y próspero. Para ello, y como denunciaba El País en su edición del pasado día 8, ha habido empresarios que han inflado sus activos, su patrimonio, en un 19.000%, empresarios en los que todo el mundo se miraba como si estuvieran viendo la imagen de un talento y de un portento digno de ser un referente para los demás.
Recurrir al crédito bancario para comprar acciones es un riesgo con mucho peligro, pues te puedes encontrar ¿por qué no? con que la rentabilidad de esas acciones sea inferior a los intereses que hay que pagar por el crédito contraído para adquirirlas. Ante esto se plantea una cuestión que no es otra que cual era, o sigue siendo, la actitud de los bancos ante este tipo de operaciones, avaladas en muchos casos por unos bienes inmuebles cuyo valor está manipulado. Es muy posible que nos encontremos con que en la banca tampoco hay mucho talento y que el dinero de los impositores pueda no estar en muy buenas manos. Esa es mi opinión y creo que no me faltan ni razones ni datos para así manifestarla.
En cualquier caso está claro que en el mundo empresarial hay mucho gigante con pies de barro. ¿O no eran gigantes sino unos enanos subidos en unos endebles zancos de madera?