Cada día creo más en la palabra de ese santo hombre llamado Francisco: “Cuando el ser humano cae en la desgracia de las carencias más básicas, se embrutece y es fácil presa del engaño”; “Los políticos arruinan al pueblo y vuelven a pedirles el voto para seguir arruinando a los pobres”.
«…la arrogancia que da la mediocridad, cuando se saben con un poder que además no les pertenece…»
No, no voy hablar del innegable éxito de la Diada Catalana, solamente reflexionaré sobre mi certeza de que los catalanes y catalanas son personas en su mayoría cultas, honestas y muy pegadas a la economía. Me pregunto, ¿es posible que les puedan entregar los destinos de su tierra a los peores gestores que nunca tuvieron, con sospechas judiciales graves incluidas, capaces de borrar en una sola legislatura todo lo conseguido por los trabajadores y trabajadoras durante más de treinta años?
Tampoco voy hablar de los dos días de ensayo de la Alcaldesa de Madrid para hacer un chiste malo sobre su ridícula intervención en Argentina, defendiendo la candidatura olímpica, ni que para reírse de sí misma tengamos que pagarle un sinfín de asesores y consejeros de imagen que nos cuesta a los contribuyentes millones de euros al año.
Tampoco voy a redundar sobre la salida de la crisis de nuestro país, ya que partiendo de la base de que un buen Gobierno es aquel que enriquece el país, y que nuestro Gobierno lo ha empobrecido a niveles de la época de la dictadura, con emigración incluida, me pregunto: ¿Se pude alabar en todos los foros una creación de empleo, con 31 personas, pero sin explicar por qué han desaparecido de las listas del INEM algo más de 90 mil personas?
Hablando de la Diada, la Vicepresidenta nos dijo: escucharemos también a la minoría silenciosa. Estas palabras, cuando se pone como pantalla en el Parlamento su Mayoría, continuamente para cortar cualquier intervención incomoda, dan mucho que pensar.
Cuando el pueblo se echa a la calle pidiendo una Sanidad Publica y no se le escucha. Cuando se minimizan las concentraciones por la Educación Pública, comparándolas con Chile o México… sólo podemos pensar en la arrogancia que da la mediocridad, cuando se saben con un poder que además no les pertenece. El Poder es del Pueblo Soberano.