En la ciudad todo es gris, la gente mira con ojos triste porque la alegría de tiempos pasados quedo atrás, se miran los escaparates con distancia, los vendedores se acodan en los mostradores con cara de resignación.
No se ve el final del túnel, la tristeza es patente, los comercios no parecen atraer como algo que ha perdido parte de su encanto.
Apuramos los euros como si no fueran a fabricar mas, miramos las ofertas repelando el dinero hasta el último céntimo, y buscamos en el ocio una válvula de escape para un presente difícil, desengañados de los políticos, de aquellos que dicen velar por nosotros.
El futbol es el opio de la sociedad moderna mientras las cines son lugares tristes donde la gente busca cine americano para no meditar.
Los que huimos del futbol y los políticos nos zambullimos en lecturas para no caer en el desanimo.
Mientras el tiempo pasa, no hay ninguna noticia halagÁ¼eña en el informativo para sentir que no todo es malo.
Aunque septiembre empiece a dar sus primeros pasos, la losa no ha menguado en su peso.
En la calle una joven va con una mochila cargada de papeles que son su currículo para ofrecerse en todas partes, lo mismo hace un hombre de más edad en otra calle próxima, mientras su cabeza piensa hoy tampoco hubo suerte.
Sus móviles hoy tampoco sonaran con noticias halagÁ¼eñas, todos los lugares sufren recortes de presupuesto y eso se nota en las contrataciones.
Mientras un hombre mayor sentado en banco con los ojos brillantes parece ausente recordando tiempos mejores, ajeno a lo que pasa a su lado.
Mientras un tipo al que no prestan atención se lleva un mueble viejo para su casa no están los tiempos para dispendios.
Y un niño corretea hacia su madre contándole lo feliz que ha sido en su primer día de escuela, mientras ella escucha atentamente, disimulando que el mes tiene treinta días y que solo estamos en la primera quincena.
Una radio atrona un callejón y todo parece ser más gris y más triste, mientras un joven con un aspecto extraño deambula en bici por la acera ajeno a todo con sus auriculares emitiendo música rock y un bar espera la entrada de clientes, en un día que no hay partido de futbol mientras las luces del local lanzan guiños al exterior.
Dos mujeres pasean hablando de sus achaques médicos y suspiran esperando que el calor les de un respiro.