En los últimos tiempos, los economistas neo-liberales arremeten contra el Papa Francisco por sus homilías en favor de los pobres y contra el ultra liberalismo que está causando enormes desastres entre una población con menor cultura y también está azotando a los jóvenes mejor formados. Estos economistas tienen propósitos tan demenciales que parten del principio que, es una regla normal. Los pobres siempre estarán con nosotros. Pese al pronunciamiento bíblico.
Para calmar sus conciencias las sociedades más avanzadas y mejor integradas hacen lo posible por mitigar el flagelo de la pobreza y ayudar a los que no tienen el pan nuestro de cada día. Menos en España que obvia ese principio básico de la humanidad al parecer, porque es muy caro.
La guerra contra la pobreza fue iniciada en España a partir de 1982, al reconocer el Gobierno una serie de derechos humanos por los cuales era necesario darle forma a unos servicios sociales para mejorar la situación de las familias más necesitadas: los mayores con las pensiones no contributivas, los minusválidos, la Sanidad Universal, La Educación, Etc.
Hoy en día se estima que en nuestro país tenemos 12 millones de personas en riesgo de exclusión social, 2 millones de niños que no tienen un trozo de pan para desayunar, un 25% de nuestra población sufre calamidades. Las pensiones se revisan, se disminuye el apoyo a minusválidos y en Sanidad se causan desastres con copagos y merma de servicios que arruinan a los más desvalidos. Se les quita el salario social a los parados de larga duración, etc., etc.
Y no podemos echarle las culpas a los emigrantes ya que un 62% de los emigrantes, que consiguieron hacer florecer la economía española y superávit en las cajas de la seguridad social para alegría de nuestros mayores que veían aseguradas sus pensiones, se ha marchado. Pero no solo emigra la población latina, árabe, etc.: se ven obligados a emigrar también nuestros jóvenes talentos.
Tiene razón el Papa Francisco: la globalización neo-liberal, que se ha realizado sin ninguna normativa que limite la codicia de los grandes empresarios, no ha servido absolutamente a nada, ni tan siquiera a mejorar la calidad de vida de las naciones mal-llamadas emergentes, esos países reciben las fábricas que se marchan de los países más avanzados para mejorar sus costes salariales y obtener mayores beneficios, pagan a los trabajadores sueldos de esclavos, que siguen viviendo en chozas de cartón madera, mientras que en nuestros países crece el paro, principalmente juvenil. Y se da el caso que esos países emergentes han sufrido durante 2013 enormes fugas de capitales y sus deudas crecen a pasos agigantados.
En España, la Reforma laboral, liberalizando el despido y apoyando una política de la gran Patronal, vergonzosa entre seres humanos, ha servido para llegar a la situación en la que estamos: paro y pobreza, contratos laborales de trabajo precario y mal remunerado. La pequeña empresa familiar se hunde, por la añadida subida de las bases de cotizaciones. Mientras tanto, la gran empresa recibe estímulos del Estado y la banca el dinero de los contribuyentes, para tapar los agujeros que crearon sus dirigentes, y nadie sabe dónde está el dinero desaparecidos.
Se recortan los derechos ciudadanos conseguidos con grandes sacrificios por una ciudadanía trabajadora.
¡Estos son los resultados del neo-liberalismo, según algunos defensores del ultra liberalismo! ¿Enriquecedor? ¿A quiénes enriquece?
Menos mal que el Papa Francisco ha tomado conciencia de la realidad social que vive nuestro mundo.