La crisis económica debe de ser vista como un campo abonado de oportunidades para la empresa privada, que debe de saber optimizar sus recursos minimizando sus costes para mantener un margen de beneficio adecuado a pesar de la crisis.
La primera tendencia de todas las empresas en épocas menos boyantes es la reducción de precios, pero todo economista sabe que una guerra de precios es contraproducente. Ofrece buenos resultados a corto plazo, pero nefastos a medio-largo plazo, porque el producto o servicio ofrecido por la empresa pierde valor a ojos del consumidor.
En lugar de utilizar el precio como única herramienta competitiva las empresas deberían esforzarse en vender su producto o servicio, y digo vender de verdad, involucrando a todos los miembros de la empresa en la venta, porque de nada sirve el esfuerzo de un departamento comercial eficiente si luego la recepción del pedido no lo es.
Un buen equipo directivo debe de saber motivar a los empleados de la empresa, convencerles de que ellos son la empresa y que no simplemente están en ella, y, lo más importante, hacerles ver que sus salarios no provienen de la empresa, sino de las ventas que realizan.
Para ello es esencial una buena comunicación corporativa. Los directivos deben de mantener informados a los trabajadores de las coyunturas económicas e intentar motivarles con proyectos futuros que ayuden a solventar la compleja situación actual.
Nadie compra nada de un vendedor deprimido, por ello hay que alejar de la empresa todos los valores pesimistas o negativos, todas las quejas sobre la crisis o la falta de clientes, hay que insuflar un halo de optimismo en la empresa, y para ello la información es la clave. La falta de información provoca rumores y temores, mientras que la información genera certezas y esperanzas.
La empresa española es realmente pobre en estos valores esenciales al funcionamiento adecuado de una empresa, especialmente en tiempos de crisis, pero aún hay tiempo para aprender. Es necesario que nuestros directivos se olviden de su propia importancia y se dediquen a comunicarse con sus trabajadores.
Con una adecuada comunicación, una motivación eficiente y una política de premios apreciable, la empresa logrará incrementar sus ventas de manera significativa.
Las empresas que se dediquen simplemente a bajar sus precios, a reducir personal y a no invertir en comunicación serán las primeras en caer.
De los tiempos de crisis salen las mentes más brillantes, se ha terminado el tiempo de hacer lo mismo que el resto, ahora es el tiempo de innovar.