Las bases del gran Próximo Oriente se establecieron en el Pacto del Quincey (1.945) siguiendo la doctrina de los acuerdos franco- británicos Sykes-Picot de 1.916 que favorecÃan la división regional del poder en zonas de influencia y sustentada en el trÃpode EEUU-Egipto-Arabia SaudÃ. Dicha doctrina consistÃa en la pervivencia endémica en Egipto de gobiernos militares autocráticos pro-occidentales, lo que aseguraba la supervivencia del Estado de Israel (1.948) y proporcionaba a la Marina de EEUU de un acceso privilegiado al Canal de Suez, atajo crucial para el acceso directo a los Emiratos Ãrabes, Irak y Afganistán, quedando como firme bastión de los intereses geopolÃticos de EEUU en la zona, máxime tras la caÃda del Sha de Persia en 1980.
El otro pilar del acuerdo consistÃa en el acceso privilegiado de EEUU al petróleo de Arabia Saudà a cambio de preservar su régimen autocrático y favorecer la difusión del wahabismo (doctrina fundada por Mohamed Abdel Wahab a mediados del siglo XVIII con el objetivo de convertirse en una visión atractiva del islam y exportable al resto de paÃses árabes), con lo que la teocracia saudà se convirtió en una potencia regional que proporcionaba a EEUU la llave del dominio energético al tiempo que servÃa de muro de contención de las corrientes socialistas y panarabistas. Finalmente, tras la Guerra de los Seis DÃas (1.967), el puzzle geoestratégico de Oriente Medio-Próximo se completó con la instauración de regÃmenes autocráticos y pro-occidentales en los paÃses circundantes a Israel ( Libia, LÃbano, Siria, Jordania, Irak e Irán), quedando los palestinos confinados en los guetos de Cisjordania y Gaza.
El contratiempo egipcio: La inesperada victoria de Mursi en las elecciones egipcias del 2012, trastocó la estrategia geopolÃtica de EEUU en Oriente Próximo, consistente en la pervivencia endémica en Egipto de gobiernos militares autocráticos pro-occidentales para mantener el tratado de paz de Egipto con Israel, (acuerdo Camp David, 1979), para continuar la lucha contra las milicias yihadistas en el Sinaà y en especial para asegurar el acceso la Marina de EEUU al Canal de Suez, un atajo crucial para el acceso directo a los Emiratos Ãrabes, Irak y Afganistán.
Sin embargo, tras el breve mandato de Morsi, Egipto serÃa un régimen indefinido en el que la lealtad a los intereses occidentales en Oriente Próximo estarÃa en entredicho por lo que el general al Sisi ejecutó con el visto bueno de EEUU un golpe de mano virtual contra Morsi , golpe que habrÃa tenido como efectos colaterales la recuperación por parte de Arabia Saudà de su influencia económica y polÃtica en Egipto a través de su ayuda económica y sus peones salafistas , con lo que habrÃa salido reforzado su rol de potencia regional en la zona..
Asimismo, tras el golpe militar de al Sisi, se ha vuelto a cerrar el Paso de Rafáh (la principal vÃa de comunicación entre Palestina y Egipto) y se han dinamitado la mayorÃa de los túneles que servÃan de paso improvisado a los palestinos de Gaza hacia la penÃnsula del SinaÃ, con lo que roto el cordón umbilical que le unÃa a Egipto y le proporcionaba alimentos, armas y materiales, Gaza habrÃa quedado enclaustrada en sus fronteras y condenada al ostracismo internacional, con lo que el segundo gran beneficiado del golpe militar en Egipto habrÃa sido Israel.
AsÃ, Israel, Arabia SaudÃ, Qatar y demás aliados árabes de EEUU en el Próximo Oriente (con la excepción de la TurquÃa de Erdogan), habrÃan presionado a Obama y a la UE a no condenar el golpe de mano contra Morsi, optando por un nuevo Mubarak como mal menor ante la amenaza del islamismo surgido de las urnas, golpe de mano que por efecto mimético podrÃa extenderse a TurquÃa y Túnez, (los últimos reductos del islamismo surgido de las urnas). Caso de consumarse el golpe de mano en Túnez y en TurquÃa, asistirÃamos al ocaso de la primavera árabe del arco mediterráneo tras el fracaso del experimento de exportación del régimen islamista moderado y pro-occidental de Erdogan a todos los paÃses que componen el tablero gigante del mundo árabe del arco mediterráneo y la irrupción de la nueva estrategia de EEUU consistente en la implementación de “golpes virtuales o postmodernos“ en dichos paÃses árabes con el objetivo inequÃvoco de sustituir a los regÃmenes islamistas surgidos de las urnas por regÃmenes militares presidencialistas pro-occidentales, en el marco del nuevo escenario geopolÃtico mundial surgido tras el retorno al endemismo recurrente de la Guerra FrÃa EEUU-Rusia.
Hacia la balcanización del Oriente PROME: Zbigniew Brzezinski, ex-asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca bajo la presidencia de Jimmy Carter, esbozó en un discurso en 1.978 la teorÃa del “arco de crisis ( Arc of crisis) “, boceto que terminó de perfilar en su libro “El gran tablero mundial. La supremacÃa estadounidense y sus imperativos geoestratégicos†(1.997), considerada la Biblia geoestratégica de Obama y libro de cabecera de las sucesivas generaciones de geoestrategas y politólogos. En su libro, Brzezinski indica que TurquÃa e Irán, los dos estados más poderosos de los †Balcanes Euroasiáticos “, situados en la lÃnea sur, son â€potencialmente vulnerables a los conflictos étnicos internos (balcanización) †y que †si se desestabilizara uno de los dos, los problemas de la región se harÃan incontrolablesâ€, doctrina que tendrÃa como objetivo inequÃvoco lograr la balcanización de los paÃses del convulso Oriente Medio y Próximo (Oriente PROME).
Recordar que Oriente Medio y Próximo presentan un paralelismo sorprendente con los Balcanes y la Europa centro-oriental de los años que provocó la Primera Guerra Mundial, tras la que los vencedores procedieron a rediseñar las inestables fronteras de de dicha zona dibujando unas fronteras virtuales que provocaron un extenso periodo de agitación, de violencia y de conflictos en la zona como consecuencia de los conflictos étnicos derivadas de unas mugas artificiales amén del choque de intereses económicos de las principales potencias europeas en la zona. AsÃ, el ex-presidente de Egipto, Hosni Mubarak, (derrocado por su negativa a la instalación de bases norteamericanas en suelo egipcio), reveló en una entrevista al diario egipcio El-Fagr la existencia del presunto plan para dividir a toda la región de Medio Oriente , consistente en la instauración del citado “caos constructivo†mediante la sucesiva destrucción de los regÃmenes autocráticos de Irak, Libia, Sudán, Siria e Irán y reservando para Jordania el rol de “nueva patria del pueblo palestinoâ€.
Dicha proceso de balcanización de la zona estarÃa ya en marcha y tendrÃa su plasmación en paÃses como Irak , devenido en Estado fallido y desangrado por la reavivación de la guerra civil chiÃ-sunÃ; en la endémica división palestina plasmada en la imposible reconciliación nacional de las facciones de Hamás y la OLP; en la anarquÃa reinante en Libia con el wahhabÃsmo salafista instaurado en TrÃpoli mientras grupos takfirÃes (satélites de Al-Qaeda), dominan tribalmente el interior de Libia , en la aplicación de la yihad sunà contra el régimen laico de Al Assad y sus aliados chiÃes, Irán y Hezbolá y que por efecto mimético habrÃa convertido ya al LÃbano en un paÃs dividido y presto para ser fagocitado por los ideales expansionistas de Israel, quedando el régimen teocrático chÃita del LÃder Supremo Ayatolah Jamenei como única zona todavÃa impermeable a la estrategia balcanizadora de Brzezinski.
Tras el fracaso de la polÃtica Obama de implantación de sanciones económicas al régimen iranàpara lograr su asfixia económica y provocar la revuelta social, el siguiente paso será logar su desestabilización por métodos expeditivos, momento que será utilizado por EEUU, Gran Bretaña e Israel para proceder a rediseñar la cartografÃa del puzzle inconexo formado por dichos paÃses y asà lograr unas fronteras estratégicamente ventajosas para Israel, siguiendo el plan orquestado hace 60 años de forma conjunta por los gobiernos de Gran Bretaña , Estados Unidos e Israel y que contarÃa con el respaldo de los principales aliados occidentales.
Inicio de la década convulsa del Oriente PROME: El presidente Obama, con su actual estrategia contra Siria, proseguirÃa con la llamada Doctrina Carter inspirada por Brzezinski (1980), cuyo objetivo era la implementación en la zona del llamado “caos constructivoâ€. Dicho concepto se basa en la máxima atribuida al emperador romano Julio César “divide et imperaâ€, para lograr la instauración de un campo de inestabilidad y violencia en la zona y originar un caos que se extenderÃa desde LÃbano, Palestina y Siria a Iraq y desde Irán y Afganistán hasta Pakistán y Anatolia (Asia Menor) y que serÃa el desencadenante de la primera Guerra del Golfo, del posterior derrocamiento de Sadam Hussein tras la invasión de Irak y que incluirÃa la invasión de Afganistán y los ataques a Libia y Siria, según declaraciones del general estadounidense Wesley Clark, ex-comandante de la OTAN.
En consecuencia, asistiremos a la restauración de la doctrina Perry-Holbrookeâ€,( vigente durante el mandato de Clinton que defendÃa la implementación de una diplomacia coercitiva coadyuvada por intervenciones quirúrgicas mediante bombardeos selectivos en un un breve espacio de tiempo) y al previsible inicio de la operación militar bautizada como “Free Syriaâ€, con EEUU encabezando una coalición internacional que contarÃa con Canadá, Reino Unido, Francia, Australia, TurquÃa, Jordania, Dubai, Qatar y Arabia Saudà como colaboradores necesarios y que se sustentarÃa en el CapÃtulo VII de la Carta de Naciones Unidas ( resolución de la ONU de 1.973). Recordar que dicha resolución de la ONU, prevé un amplio abanico de medidas coercitivas que abarcarÃa desde sanciones económicas (art. 41) hasta operaciones militares (art.42), en el supuesto de verse amenazadas la paz y la seguridad internacionales y que ya la Administración Obama la utilizó para en una acción conjunta EEUU-NATO, defenestrar a Khadafi.
Operación «Free Syria»: Dicha operación militar constarÃa de una fase terrestre para controlar la zona de Deraa y crear un tapón de contención y la implementación de una zona de exclusión aérea (posiblemente cerca de la frontera con Jordania mediante drones, misiles Patriot y aviones F-16 desplegados en Jordania y TurquÃa), ayudada por una previa intervención quirúrgica de EEUU para neutralizar los centros de mando y las defensas antiáreas sirias mediante el lanzamiento de misiles Tomahawk y la utilización de los bombarderos invisibles B-2 Sprit.
La intervención de dicha coalición occidental se prevé limitada en el tiempo ( de 60 a 180 dÃas) y se limitará a una puesta en escena en la que los actores participantes usarán el escenario sirio como banco de pruebas para un posterior conflicto a gran escala, pues el objetivo último del Pentágono serÃa ocupar una franja terrestre que llegarÃa por el norte hasta Deraa y por el este hasta Jabal, (territorio que abarcarÃa la futura República Libre Siria que verÃa la luz en la futura Conferencia de Ginebra II), con lo que asistiremos a la partición de Sira en dos mitades ( rememorando los Acuerdos de Ginebra de 1.954 que consagraron la partición de Vietnam de dos estados), división que será el caldo de cultivo necesario para la continuación del caos constructivo en la zona.
Por su parte, Brzezinski habrÃa ridiculizado la miopÃa geopolÃtica de los lobbys neocon y judÃo de EEUU al afirmar que “están tan obsesionados con Israel, el Golfo Pérsico, Irak e Irán que han perdido de vista el cuadro global: las verdadera potencias en el mundo son Rusia y China, los únicos paÃses con una verdadera capacidad de resistir a Estados Unidos e Inglaterra y sobre los cuales tendrÃan que fijar su atenciónâ€, pues para Zbig, Siria, LÃbano e Irán serÃan tan sólo el cebo para atraer tanto a Rusia como a China y tras desencadenar una concatenación de conflictos locales ( Siria y LÃbano), desembocar en un gran conflicto regional que marcará el devenir de la zona en los próximos años y en el que estarÃan involucrados las tres superpotencias mundiales (EEUU, Rusia y China), asà como las potencias regionales ( Israel, Jordania, Egipto, Arabia SaudÃ,Irak e Irán), rememorando la Guerra de los Seis DÃas (1.967) y cuyo desenlace podrÃa tener como efectos colaterales el diseño de una nueva cartografÃa favorable a los intereses geopolÃticos de EEUU e Israel.