EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Esto de la guerra en Palestina es muy parecido a aquello de la pescadilla que se muerde la cola. Recientemente hemos asistido ante la impasibilidad de los negados, salvo honrosas excepciones, que gobiernan el mundo, a la eliminación fría y calculada de la población palestina y al laminado de sus viviendas.
Después de esta masacre y como viene siendo habitual, esto se está convirtiendo en una actuación de manual, se han reunido todos esos gobernantes, los más poderosos, y han decidido donar 3.561 millones de euros (4.481 millones de dólares) para la reconstrucción de Gaza. La historia se repite una vez más. Los sionistas sacan sus tanques y aviones de “maniobras” para que estos y sus tripulaciones se mantengan operativos. Son “maniobras con fuego real contra blancos y objetivos reales: Los palestinos y sus hogares.
Pero no pasa nada, es cuestión de paciencia. Cuando algún “gracioso” sopla o le da un manotazo al castillo de naipes que tanto te ha costado montar, no pasa nada. Solo se trata de volver a empezar. Lo mismo ocurre en Palestina, los judíos lo arrasan todo y luego los demás a pagar los estropicios que ha ocasionado el niño mimado y malcriado de los EE.UU. Creo que, si alguien se atreve a ello, reconozco que es mucho atreverse y por tanto muy arriesgado, a decirle a los EE.UU. que le de un buen “sermón” y si hace falta alguna palmadita, no muy fuerte, en el trasero al “niño”, no estaría demás que si alguien se atreve le hiciera esta sugerencia al tío Sam.
Pero como nada de esto va a ocurrir solo queda decir aquello de: ¡Hasta la próxima!