Ciencia

«Hay muchas pruebas de que las mujeres son menos proclives a competir»

Matthias Sutter es Profesor de Economía Experimental y catedrático del Departamento de Finanzas Públicas de la Universidad de Innsbruck (Austria). Sus últimos trabajos como investigador tratan sobre la competitividad en el ámbito profesional: las preferencias, la presión psicológica que conlleva y la actitud de distintos grupos hacia ella. En el artículo que publica esta semana en Science profundiza sobre la efectividad de las medidas para contrarrestar la falta de competitividad entre las mujeres: la controvertida discriminación positiva.

¿Puede aclararnos el término de ‘acción afirmativa’?

Hay varias definiciones distintas. En nuestro contexto, lo usamos para describir medidas que están diseñadas para cerrar la brecha de género, en particular en el tema de la disposición a competir.

¿Qué implica esta menor inclinación femenina hacia la competición?

Es uno de los factores que explican por qué las mujeres tienen peores oportunidades durante su carrera y por tanto menores salarios que los hombres. Dado que hay muchas pruebas de que las mujeres son menos proclives a competir, es importante saber cómo se puede resolver el problema de género.

Por tanto, ¿con estas medidas se pretende dar a las mujeres una compensación por las discriminaciones que han sufrido?

No, estas acciones no tienen que ver con ningún tipo de injusticia ni nada parecido. En el contexto de género y competición, este tipo de políticas pretenden alentar a las mujeres más preparadas a entrar en situaciones competitivas para obtener ascensos.

¿Con qué motivación, entonces?

La justificación es la eficiencia económica. Supongamos la situación de una empresa que está buscando trabajadores cualificados y resulta que son mujeres. Podrían no solicitar el puesto porque no les gusta competir. Entonces, no se podría seleccionar a los mejores candidatos, lo que sería perjudicial para el avance de la compañía. Las medidas que ayuden a que los mejores candidatos compitan por un puesto serán buenas para la empresa.

¿Funcionan estas políticas?

En el artículo que publicamos en Science esta semana exponemos dos resultados fundamentales: primero, podemos asegurar que las políticas de acción afirmativa son efectivas para alentar a las mujeres a decidirse a competir, incluso si después pueden dejar de tomar parte. Así que sí, las políticas de intervención para ascender a las mujeres conseguirán una mayor representación en los puestos más altos. Además, este tipo de políticas no generan prejuicios en un equipo de trabajo después de la fase de competición.

¿Cómo se reciben este tipo de acciones en las comunidades afectadas, es decir, en las empresas y la universidad?

Mi impresión es que, en general, se suelen considerar estos programas como problemáticos, sobre todo por parte de los hombres. Las políticas de intervención para ascender a las mujeres no son criticadas solo porque permiten que mujeres relativamente ‘débiles’ accedan a puestos que no les corresponderían –un prejuicio que nosotros podemos refutar firmemente–, sino también porque pueden destrozar la cooperación posterior.

Tampoco esto es cierto, según los resultados de su experimento, ¿no?

Efectivamente, hemos mostrado que tras este tipo de intervenciones no hay perjuicios en la cooperación ni en la coordinación en la fase posterior a la competición. Nuestro estudio es una contribución empírica para basar el debate público sobre estas intervenciones en pruebas, no en prejuicios.

¿Qué tipo de acciones afirmativas han evaluado?

Hemos examinado todo tipo de intervenciones: cuotas de mínimos, dos formas de tratamiento preferencial hacia las mujeres y repetición del torneo. Hasta ahora, los estudios anteriores habían examinado solo una de estas políticas, pero nuestro enfoque nos ha permitido además comparar unas con otras.

Tras este estudio, ¿qué tipo de acciones recomendaría a las instituciones y a las empresas?

Deberían dar oportunidades a las mujeres para avanzar en sus carreras. Las cuotas mínimas, en grandes compañías o en gobiernos, parecen ser una buena vía para ello, según lo que hemos observado.

Y, ¿qué tipo de medidas podrían utilizar para atacar el origen del problema de la menor disposición de las mujeres a competir?

Bueno, lo primero sería saber cuál es ese origen. Hace falta más investigación sobre las causas que hacen que las mujeres sean menos competitivas. Nosotros hemos examinado las contramedidas, pero no hemos encontrado las raíces del problema. Claro que, no era lo que buscábamos en este estudio.

Ágata Timón / SINC

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.