En estos tiempos, en casi todas las mesas de tertulianos que se dan en los medios de comunicación, escuchamos la frase: “Hay que reinventarse” para salir de la crisis.
Foto: sergis blogCuando recorremos las calles de nuestras ciudades y vemos comercios de todo tipo cerrados, incluidos los negocios de objetos de primera necesidad, nos tenemos que preguntar: ¿qué quieren decir con él hay que reinventarse?
El Gobierno nos anuncia una Ley de Emprendedores, y entre las medidas que dicen tendrá, se encuentra la simplificación de los trámites para poder abrir la empresa, pues ahora se necesitan rellenar 25 formularios, y quedará en un solo trámite… Pero no nos dicen si el 25% que paga la pequeña y mediana empresa, más el IVA, serán reducidos al nivel de las grandes empresas, que solo pagan un mínimo que se queda en nada con las ayudas que reciben por creación de empleo.
El Gobierno pide que fluyan los créditos. Los Bancos siempre han dado créditos, pero cómo y de qué manera los dan. Ejemplo real: un crédito de 20.000 euros te cuesta 2.500 por asegurar íntegramente el capital que te otorgan, más un seguro de vida para el tomador del crédito, de 50 euros mensuales, igual a 3.000 en 5 años; total del crédito solicitado 25.500 euros más intereses.
¿Qué emprendedor puede soportar semejante coste, si además los españoles no tienen poder adquisitivo?
Europa nos habla de invertir un 6% de lo que ha empleado en recapitalizar a la Banca, en la creación de empleo joven pero ¿qué clase de empleo joven? El único con posibilidades de éxito es el empleo público, y si se desmantelan estas posibilidades ¿de qué van a servir los cien mil millones de Europa?
Al final los únicos que se inventan y reinventan son los Banqueros que descapitalizan la Banca, arruinan a los ahorradores que le prestaron confianza depositando sus ahorros de toda una vida de trabajo y, aunque los jueces vean indicios de apropiación indebida de capitales, entran a la cárcel por una puerta y salen por la otra.
La última gran desfachatez, escuchada en una mesa rodeada de personajes que según los informes publicados habían cobrado sobres-sueldos millonarios, es decir: Ahora toca a los políticos hacer sacrificios. ¡De vergÁ¼enza vamos!
