No, no voy a hacer ningún comentario sobre la excelente película protagonizada por Peter Strauss y Nick Nolte, el título de este artículo viene a cuento porque, cosas raras que se dan en la vida, la Agencia Tributaria, Hacienda, no distingue entre hombre rico y hombre pobre, es decir ante Hacienda todos somos iguales. Si establecemos la relación ingresos-impuestos, podremos comprobar que quien sale más perjudicado, quien más paga, es el llamado “hombre pobre”, aunque soy consciente de que no estoy descubriendo nada nuevo, esto ya se empezó a saber cuando en 1977 al gobierno de turno, se le ocurrió ese eslogan que dice “Hacienda Somos Todos” a partir de ahí es cuando los políticos comenzaron a considerarnos a los ciudadanos a todos por igual, a la hora de “contribuir”, claro. Está visto que donde únicamente se establece la diferencia entre unos y otros es ante la muerte, eso de que en ese momento todos somos iguales tampoco es verdad, ya se encargan las pompas fúnebres de establecer la diferencia. Es en este trance donde se marcan las diferencias económicas. Ante Hacienda, no.
Los políticos andan dándole vueltas a la cosa de hacer que los ricos paguen más, que se note la diferencia, pero no ven la forma de hincarle el diente al asunto, son un hueso duro de roer y temen “romperse los dientes” en el intento. Recuerdo, con nostalgia, cuando hace ya bastantes meses y ante la virulencia que estaba demostrando ya la crisis, los de la Unión Europea (UE) hablaron, que no decidieron, les faltan “bemoles”, de actuar en los paraísos fiscales y poner al mundo de los ricos en orden, pero cuando llegó la hora de ponerle el cascabel al gato todos recularon y se olvidaron del tema, es una solución menos compleja y arriesgada el reducir el gasto social y recortar “prebendas” laborales a los trabajadores. Estos suelen cabrearse pero no pasan de ahí. Pueden hacer daño con su voto, pero cierto es que siempre, de una forma u otra, favorece a los políticos, hoy les toca a unos y mañana a otros, esto es como un tío vivo que da vueltas y vueltas y siempre va a parar al mismo sitio.
Se tocó el tema de las Sociedades de Inversión de Capital Variable, las SICAV, en mi opinión un “fraude” fiscal totalmente legal y cuyo rendimiento a Hacienda no va más allá de tributar un 1%. Estoy hablando de cientos o de miles de millones que se “mueven” por las autopistas financieras casi sin pagar prácticamente “peaje”. Se habló de la posibilidad de aumentar su porcentaje de la hora de pagar a Hacienda pero lo dejaron porque pensaron que esto provocaría el que el capital saliera del país, no dijeron adonde pero imagino que se referían a los paraísos fiscales, lo que da buena medida del control que se ejerce a la hora de evitar este tipo de “fraude”, según lo veo yo, a Hacienda: Ninguno.
En fin que a los gobernantes actuales, y a los que vengan detrás, se les pasa el tiempo averiguando si son galgos o podencos. No saben qué hacer ni por donde tirar pero esto no es otra cuestión que la de que les falta valor para hacer lo que realmente hay que hacer. Si en el mundo tiene que haber ricos y pobres, no quiero decir “menos ricos” porque me estaría equivocando y no es yo claudique, que los haya, pero estableciendo las diferencias reales a la hora de contribuir a mantener la “Hacienda”, el país, en condiciones. Si está tan acuñada esa frase de que “quien más tenga que más pague”, que se haga buena o que la retiren para que nadie se confunda. La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, ha dicho que subir los impuestos a los ricos equivaldría a más paro. Creo que no hace falta decir de qué lado están Rajoy y los suyos. Se dice que los ricos también lloran, pero los pobres ya no lo hacen porque no les quedan más lágrimas.