En estos días lamentamos la muerte del ex presidente de Sudáfrica Nelson Mandela. Suele suceder que siempre nos acordamos de las personas cuando dejan de existir y más si en vida consiguieron la fama.
Sin quitarle ningún mérito a Madiba, sino todo lo contrario: alabar su enorme trabajo como presidente, consiguiendo la unión de un país dividido por el apartheid, sí que deseo recordar los miles de personas que mueren cada año arriesgando sus vidas para intentar conseguir una vida digna y a los que en nuestro país ponemos vallas con cuchillas que causan heridas y alguna que otra vez, la muerte.
No se oculta a los ojos del mundo, está en nuestras calles, en las ciudades que tenemos la suerte de poder visitar con viajes programados a bajo coste: los aborígenes y habitantes de piel oscura viven en barrios, guetos o chabolas de cartón y, si hay suerte, en tiendas de campaña. Diez o doce personas en una misma habitación. Los niños juegan en ‘calles’: cloacas, barrizales por donde corre la inmundicia y merodean las ratas… Con tasas de desocupación que superan el 70%. Aquellos que trabajan, realizan los trabajos más humildes; o las ONG´s, que por su carácter bondadoso cuidan con amor y respeto a los mayores. Parecen haber perdido el contacto con su cultura originaria…
Pretendemos enviar un mensaje a los aborígenes de América Latina, a quienes les quieren destruir sus maravillosas áreas forestales. África, Australia y China parecen empeñarse en mejorar las relaciones entre las diferentes etnias. La mayor parte de estas personas, antes de venir al mundo llamado ‘civilizado’, no conocían el término “racismo”. Esos términos los hemos inventado quienes deseamos darles nuestra democracia (imperfecta y llena de engañosa palabrería) para apropiarse de sus riquezas naturales. Ellos se preocupaban tan solo de los demás seres humanos, sus mayores, y su medio ambiente. Comprender esto significa comprender mejor nuestra humanidad, o sea, al ser humano.
No escribimos este texto con ningún interés de polemizar.
Reconozco que existen personas cuyo único objetivo en la vida es divertirse. Si perteneces a esta categoría, lee, diviértete y sigue tu camino. Si por el contrario formas parte de aquellas personas capaces de escuchar un mensaje, lo sentirás fuerte y claro, porque puedes ser tú el próximo emigrante obligado a dejar raíces, amigos y familiares, para arrastrarte como un vagabundo por las calles de una ciudad degradada por las basuras, pasando frío en una habitación sin calefacción, o durmiendo entre cartones en medio de las calles… y sobretodo, sin darte cuenta de que los poderosos de nuestro mundo se deshumanizan y no hacen caso a un planeta que se deteriora, y que nos advierte con mensajes que nos envía la naturaleza (el cambio climático, los temporales,…) y sobre todo las migraciones forzadas por el abaratamiento de los costes salariales, que lleva a los trabajadores, los pensionistas y los dependientes al borde de la exclusión social, mientras las multinacionales se enriquecen llevando sus fábricas al tercer mundo, para pagar sueldos de miseria y sin seguridad social.