Señor, veo vídeos, canciones, escucho palabras preciosas sobre Ti, bellas oraciones, tanta bondad y alegría me desbordan.
Hoy lloro de amargura por todo ese necesitado que no entiende de todas estas maravillas y palabras bonitas que nos decimos unos a otros.
Esos niños con sus vientres hinchados, entumecidos de dolor, en los que el hambre ya es una constante en su vida, con esas moscas entrando y saliendo de su boca, y picando sus heridas, esas madres que los tienen en sus brazos totalmente bloqueadas porque no tienen qué darles de comer, porque ni ellas mismas ya dan leche, pues sus pechos están secos por la falta de alimento.
Esas criaturas enfermas, tiradas en la calle o muriendo bajo el ardiente sol que los abraza, poco a poco. O helados de frío hasta el extremo de no sentir ya sus miembros. Todos ellos viviendo entre basuras, ratas y ¡Dios mio! no sé cuántas cosas más, apartados por esta cruel sociedad que no quiere mirar en sus entrañas y vive mirándose en los espejos, cuidando su imagen y no sé cuántas locuras más.
Esos que sufren hoy, me llevan a escribir mis sentimientos controvertidos. ¿Cómo pueden ellos reconocerte?, ¿cómo pueden ellos escucharte?,¿por qué han nacido para sufrir? ¿a qué se debe esa condena? Muchos son niños que ya han nacido condenados a sufrir, y los niños, Señor, son seres inocentes, ¿por qué les has condenado a ello?, no entiendo y lloro y sufro por ello. Señor, Señor. Me asaltan dudas, y te reconozco que no entiendo, se me tambalea la fe. Peor: te reprocho esto porque no lo entiendo, te hablo de igual a igual, dame una respuesta.
Claro que hablan de Ti y de tus maravillas. Pero todos ellos, como yo, cuando quiero me alimento, descanso, voy al médico, me cuido y, desde esa comodidad, tengo tiempo para pensar en Ti y orar, pero no tengo derecho ninguno, porque hay otros que ni siquiera tienen esa oportunidad que tenemos nosotros.
Me duele el corazón porque no me siento con derecho ninguno a sentir lo que siento.
¿Y los qué sufren?, ¿qué podemos hacer por ellos?
Hoy me siento muy lejos de Tí y lleno de reproches, no sé si esto es normal, pero te digo lo que siento.
Como amigo que eres mio, supongo que me estás escuchando, te reprocho el abandono de esas gentes, me ofenden los que lanzan tanta palabrería sobre Ti dirigida a mentes huecas y con falta de caridad.
Hoy tengo el corazón encogido y el alma un tanto herida.
Me dirán que tenga fe, que nosotros somos los culpables de todo lo que ocurre en el mundo, y que no culpemos al Señor de nuestros errores, pero hoy, precisamente hoy, me flaquea la esperanza, porque ¿cómo cambiar estas injusticias? Soy tan pequeño y tan pocos me escuchan…
Me gustaría que a todos aquellos que se ríen de las miserias de los otros, a los que no les importan los sufrimientos de los demás, que se bañan en dinero creyéndose superiores a sus semejantes, a esos… hoy le daría una paliza terrible y les desnudaría para que viesen lo que realmente son: nada, nada. Vestidos de seres humanos, engreídos y soberbios, incapaces de sentir el mínimo escrúpulo hacia sus semejantes. Me duele el corazón Señor, me duele mucho y hoy, ni tu amor, me da consuelo .
Tengo la imagen en la cabeza de esos niños gordos, hinchados, con los ojitos llenos de legañas, llenos de moscas y enfermos, comidos por los bichos. Hoy tengo esa imagen en mi cabeza y la tendré a lo largo del día y cuando me eche algo a la boca, me sentiré mal, muy mal, horriblemente mal. Sentiré vergÁ¼enza de mi mismo y de mis semejantes.
Hoy Señor sufro por los que sufren y mi alma nada en contradicciones y preguntas. Hoy no es un buen día para mi.
Esto sólo son mis tribulaciones en el día de hoy .