Sí; hoy se puede afirmar que sobra el líquido elemento en toda esta mesetaria y bastante desértica España; hoy todos los ríos que discurren por ella, llevan caudales enormes y que irán sin provecho alguno al padre mar. No es nada nuevo aquí y pese a que desde la época de los romanos se hicieron aprovechamientos de aguas, aún no han aprendido a recoger cuando llueve para cuando no llueve y las absurdas guerras por el agua amenazan el porvenir de muchos territorios españoles.
Lo sintetizó muy bien el dibujante “Martinmorales” en el diario ABC del 14-01-2010 y donde con la genialidad que le caracteriza, dibuja a dos labriegos azada al hombro y que apoyados en el pretil de un pantano y por cuyo aliviadero rebosa un río de agua, comentan lo siguiente… “Por no hacer pantanos tiran esta agua de regar al mar, y luego pagan desaladoras para que sirva de riego”.
El lamento de estos labriegos es el lamento del campo español en sus zonas más productivas y feraces. Es el lamento de “los que piensan un poco” y que saben que la agricultura y el clima español, son las mayores fuentes de ingresos y el mejor y más seguro porvenir que de cara al futuro tiene esta nación tan privilegiada, que ya hasta la cantara un insigne obispo hace catorce siglos y cuando ni aún nos habían invadido los musulmanes. Fue el primer enciclopedista europeo, pero seguro que hoy muchos “progresistas” igual lo tildaban de reaccionario.
“¡O España! La más hermosa de todas las naciones que se extienden desde Occidente hasta la India. Tierra bendecida y feliz, madre de muchos pueblos… de ti reciben la luz el Oriente y el Occidente. Tu honra y prez de todo el orbe; tú, el país más ilustre del globo… No hay en el mundo región mejor situada. Ni te abrasa el estío ni te hiela el rigor del invierno sino que, circundada, por un clima templado, te nutren céfiros blandos… etc. etc.”. (Isidoro: obispo de Sevilla).
Esta España “moderna” y que tantas calamidades ha soportado sobre la base de sus malos gobernantes y cuando todo parecía que iba a consolidarse bien; nos encontramos como nos encontramos, que para qué decir más en la actualidad.
Veamos “unos trazos de dos épocas” similares en tiempo físico. Una que terminó en 1975 y otra que podemos fijarla (aunque aún no ha terminado) en finales del 2009… treinta y cinco años (más o menos) ambos períodos.
¿Cuánta agua embalsada o capacidad de embalse había y cuantos pantanos o embalses en construcción en 1975 y cuantos hay hoy? ¿Y el Plan Hidrológico Nacional hoy muerto del todo? ¿Alguien recuerda que todo esa enorme y necesaria obra nacional viene desde incluso antes de la época de Franco (que se limitó a continuarla) y que se debe a otro gran estadista cual fuera Miguel Primo de Rivera y Orbaneja y que la inició hace ya casi un siglo?
Mientras esto escribo, el río Guadalquivir se desborda incluso cerca de sus fuentes (Mogón); más abajo también y sin salir de la provincia de Jaén (Marmolejo y Andujar). Los pantanos de su cuenca, muchos de ellos han de tirar aguas pues no tienen capacidad de aguante… y “ayer mismo estaban casi tan secos como el ojo de un tuerto”.
Igual está ocurriendo en otras cuencas de Andalucía y del resto de España. Y ello ocurre en el segundo país más montañoso de toda Europa y donde debido a su orografía, hay infinidad de lugares aprovechables o practicables para que sean edificados cantidad de embalses que retuvieran el agua que se pierde en épocas de abundantes lluvias y que luego; fuesen los que surtiesen mediante trasvases, sus reservas sobrantes a las zonas más sedientas y que menos lluvias reciben, pero que por su clima, su sol, sus tierras y sus agricultores; saben sacarle un enorme provecho a esa agua que al final repercute en el tesoro nacional y en bien de toda la nación si es que esos bienes se saben repartir con justicia y equidad.
Pero aquí una ya indigna clase política, se divierte o pelea por cuatro chuminadas y sobre todo por no dejar el poder que tienen o coger otro de mayores ingresos… ya escribí el año pasado que ni teníamos gobierno ni teníamos oposición. La cosa no ha cambiado, seguimos igual o más bien peor… mientras “la riqueza nacional o se tira por la borda… o va camino del mar como siempre ha ido”.