Sociopolítica

Ignorancia espiritual: ¿a quién sirve en este mundo?

La ignorancia es el punto de partida para la inconsecuencia, el desorden y los errores en cualquier terreno. También en el terreno espiritual. El desconocimiento de las leyes y pautas por las que se rige nuestra alma, que es de origen divino, produce en nosotros múltiples problemas y, según cuáles sean nuestros actos pueden llegar a tener graves consecuencias en nuestras vidas, tanto en este mundo como cuando lo dejemos. Hay muchos grupos de poder interesados en mantener a las personas lo más lejos posible de una concepción espiritual de la existencia, y otros grupos también poderosos –como es el caso de las iglesias.

A través de la religión, con su culto a la personalidad y a los ídolos; a través de sus ritos y dogmas, la institución iglesia y las que son como ella pretenden canalizar, desviados de su esencia y en beneficio propio, los sentimientos espirituales que pueden haberse despertado en muchos seres humanos. De modo que hay muchos interesados en querer mantener ignorante a la gente y todos ellos prefieren vivir de ese desconocimiento.

Es de advertir que el utilizar en beneficio propio el sentimiento espiritual de los ignorantes de buena voluntad no es algo exclusivo de las iglesias que se llaman cristianas, que es lo normal en el mundo occidental, sino de toda religión jerarquizada y basadas en dogmas, ceremonias y rituales, que pretenden ser el modo de relacionarse con la divinidad . Todas ellas mantienen la idea de un supuesto poder director de almas por medio de sacerdotes o intermediarios con otro nombre que ofician e interpretan la verdad para el pueblo creyente/ignorante del cual viven como príncipes.

Todos conocemos, además, la existencia de diversas personalidades conocidas como maestros espirituales, especialmente en Oriente, que al amparo de la ignorancia de unos allá, y de otros de acá han proliferado -especialmente desde los últimos treinta años del siglo XX. -en el occidente materialista desorientado y desengañado de las religiones.

El ignorante espiritual es una persona que desconoce o no reconoce correctamente su condición espiritual. Por tanto no sabe muy bien quién es verdaderamente, ni para qué está en este mundo. Mucho menos sabe, lógicamente, si hay otro mundo más allá de este y resulta impensable que pueda imaginarse su papel allí si ni siquiera es capaz de ver su papel real aquí. Pues bien: quien reúne estas características es la víctima adecuada para ser seducido por alguno de los grupos o personas que sí aparentan saber, y que ante los ojos del ignorante espiritual aparecen como líderes en los que confiar.

Los supuestos líderes pueden ser mundanos o religiosos. Los primeros utilizan todo tipo de artimañas legales y la violencia si es preciso para hacerse de respetar y ser lo suficientemente creíbles como para que los ignorantes les cedan su poder y se sometan. Los segundos, los religiosos, utilizan los mismos recursos, más otros añadidos. Al adoctrinamiento fanatizante, a la información machacona, al llamamiento a cumplir lo que dicen sus libros sagrados- que los propios difusores no cumplen- añaden la invocación del infierno y males de todo tipo a quienes desobedecen a sus pastores.

Todos esos grupos, civiles o religiosos pretenden representar la verdad y la opción más acertada. Pero el ignorante espiritual no sabe distinguir lo verdadero de lo falso, la realidad de su apariencia, y está tan perdido en este mundo, llevado y traído de acá para allá por políticos, curas, intelectuales y otros ídolos personales, que cuando se mira en su propio espejo interior aparece ante sí mismo la imagen de un líder que ha suplantado a la suya. La propia está tan desdibujada que tiene menos valor. Á‰l no lo sabe, pero eso es justo lo que se pretende que le ocurra.

Muy buen negocio debe representar la ignorancia cuando es tan cuidadosamente cultivada. Por eso, desconfíen de los vendedores de biblias, de los que tocan los timbres “vendiendo” religión o le abordan por las calles. Desconfíen de los que visten sotanas y usan sombreros raros y báculos. Los mensajeros de todos ellos pueden tener buena voluntad, pero Cristo ya nos previno sobre el misionar. La política religiosa del misionar produjo las conversiones forzadas de los musulmanes y judíos españoles, la conversión forzada de los indios americanos, la Inquisición, las Cruzadas, las guerras de religión y otras muchas calamidades y crímenes, porque tras estas políticas de “cristianizar contra la voluntad por miedo al castigo se encuentra una de las peores lacras de la humanidad el fanatismo. En este caso, en una de sus peores versiones.

Dios nos creó libres. Libres somos, y libres seremos lo quieran o no los que desean tenernos encerrados en sus viejos dogmas y sus cargas de miedos a través de toda clase de Institución-trampa, pero la libertad precisa superar los prejuicios, la ignorancia, los dogmas, la sumisión. De estas deformaciones de la conciencia se aprovechan los enemigos de todas las libertades, y no solo de la libertad espiritual, sino de todas las demás. Por ello, el hacer frente a la ignorancia y todas sus malas compañías es imprescindible; y es tan imprescindible para el progreso de nuestro espíritu como para el progreso de todos nosotros, la humanidad, los hijos del mismo Dios.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.