Hay varias fechas especialmente propicias para que algunas “organizaciones de mujeres”, partidos políticos, algunos sindicatos, y muchos feministos/feministas (¿Feminazis?) aprovechen para propagar falsedades, y de paso linchar y vejar todo lo que huela a ‘masculino’: las más señaladas son el 8 de marzo, Día Internacional dela Mujer Trabajadora; el primero de mayo, Día de los Trabajadores; y el 25 de noviembre, Día Internacional contrala Violenciasobre las Mujeres.
El 25 de noviembre, viernes, es uno de esos días -quizás el que más- en los que solo falta que obliguen a los hombres a que pidamos perdón por haber nacido hombres (es patético que ya haya muchos que lo vengan haciendo, no solo este día, sino el resto del año, y que entre otras cosas nos hagan responsables de una supuesta ‘deuda histórica’ con las mujeres…).
Una vez más, como todos los años (aunque este año esté pasando más desapercibido, pues a los españoles les preocupan cuestiones más mundanas como qué llevarse a la boca, con qué vestirse, conseguir empleo, etc. Además de la tan manoseada crisis y “a ver cómo y cuando echa andar el nuevo gobierno del Partido Popular”) se vienen repitiendo por doquier falacias y más falacias. Falsedades que algunos tienen el convencimiento de que a fuerza de ser repetidas se acabarán convirtiendo en verdades; a la manera de Paul Joseph Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich bajo el mandato de Adolf Hilter, que afirmaba que “Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad”.
Vamos a hablar de uno de los dogmas del amplio repertorio del pensamiento único, de lo política y socialmente correcto. A saber: la lacra social de la violencia de género.
Permítaseme preguntar, teniendo en cuenta la cantidad de dinero, jueces, policías, guardias civiles, etc. que se dedica a este asunto: ¿Son unos inútiles todos ellos, o es que el asunto es un fraude enorme, del que ‘vive’ mucha gente, y tras de ello está la denominada por muchos ‘industria del maltrato’? ¿Por qué quienes un año tras otro no paran de repetir la misma cantinela, no acaban haciendo algo para remediarlo? No olvidemos que en España hay más de 100.000 mujeres, políticas profesionales, dedicadas al asunto de ‘igual-da y género’.
Los feministos y feministas (cargos públicos y cargas públicas, y demás parásitos) atribuyen la responsabilidad a cuestiones como ‘el patriarcado’, el sexismo, el machismo, ‘brechas de género’…
Hablan, un día sí y otro también, de tomar medidas de ‘discriminación positiva’. ¿Pero no habíamos quedado en que se debe aplicar en todos los ámbitos, la capacidad, el mérito, la igualdad de oportunidades, sin discriminación por razón de sexo u otra circunstancia personal, la igualdad de todos ante la ley, el derecho a un juicio justo, a la presunción de inocencia, etc.?
Pues yo voy a dar datos demostrativos de que en este asunto lo que predomina fundamentalmente es la mendacidad, o como poco las medias verdades.
El 26 de septiembre de 2002 se creó el Observatorio de la Violenciade Género, presidido por la Juezdel Tribunal Supremo Montserrat Comas. El informe del Consejo General del Poder Judicial respecto de la violencia doméstica, o intrafamiliar, en el periodo 2001/2002 reflejaba que el 30% de muertes en el ámbito familiar fueron de varones y el 70% de mujeres (también se pueden consultar informes del Ministerio del Interior y otros como los de la Asociación Unificadade la Guardia Civil, ‘casualmente’ coincidentes).
¡Casualidad de las casualidades! El año 2000 el Instituto de la Mujerdejó de publicar las muertes de hombres en el ámbito familiar; su último informe coincidente con el del Ministerio del Interior reflejaba un 60% de muertes de mujeres, 40% de hombres.
He aquí algunos datos llamativos sobre personas muertas por violencia doméstica (información del Ministerio del Interior, ¡ojo!):
Año 1997: 40 hombres, 52 mujeres.
Año 1998: 50 mujeres, 44 varones.
Año 1999: 37 hombres, 56 mujeres.
Año 2000: 67 mujeres, 44 varones.
Año 2001: 38 hombres, 68 mujeres.
Año 2002: 77 mujeres, 52 varones.
Año 2003: 49 hombres, 86 mujeres.
¡Otra casualidad más! El año 2003 comienzan a aparecer ‘discrepancias’ entre los datos que ofrece el Ministerio del Interior y los que aporta el CGPJ -léase Obervatorio de la Violencia de Género-.
Comienza la ocultación descarada de las muertes de varones con el ‘objetivo estratégico’ de crear el binomio ‘mujer-víctima de la violencia de género’y lógicamente el de ‘hombre-maltratador’.
Anuario Estadístico del Ministerio del Interior: año 2005: personas adultas muertas por violencia doméstica, 72 mujeres, 57 varones; año 2009: 52 mujeres muertas, 33 hombres.
Obviamente las cosas pueden decirse de muchas maneras, dependiendo de la intención que se tenga.
Los y las participantes en el aquelarre feminazi del 25 de noviembre (y sus trovadores) nos las cuentan ‘de otra manera’, desde la perspectiva de género, nos dicen.
¿Por qué no se habla nunca de que España ocupa, año tras año, el segundo lugar por la cola de los países de la Unión Europeaen cuanto a violencia intrafamiliar? Por cierto, los y las feminazis y sus trovadores también suelen ‘olvidarse’ de informar de que son los países supuestamente más civilizados los que tienen el ‘honor’ de ocupar los primeros lugares: Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca, Alemania…
¿Por qué solamente se habla de la violencia ejercida sobre las mujeres y nunca o casi nunca sobre los ancianos, los niños, y mucho menos de cuando las víctimas son varones adultos? Según datos de Cruz Roja Española, cada año más de 700.000 niños españoles menores de 15 años sufren accidentes o violencia o situaciones de desamparo en el ámbito familiar, de los que alrededor de 1.000 son con resultado de muerte. Esto nos lleva a la conclusión de que todos los días los medios de información, los telediarios, los noticiarios deberían informar de un par de menores fallecidos por accidente doméstico.
Por supuesto, a nadie se le ocurre proponer detenciones masivas de fabricantes de juguetes, de vendedores de juguetes o de cualquier persona que se encuentre en las proximidades de un niño llorando diciendo que se ha caído y se ha hecho daño. Tampoco se han creado tribunales de excepción para juzgar exclusivamente a quienes ejercen violencia, son negligentes u ocasionan situaciones de desamparo a los niños y adolescentes.
Según la Oficina del Defensor del Paciente, cada año mueren en España entre 500 y 600 personas debido a negligencias médicas. Si por cada queja de cualquier paciente, la Policía procediera a la detención de los médicos, en los centros penitenciarios pasaría a haber tantos médicos como en los centros hospitalarios.
Resulta especialmente llamativo que en un contexto en el que anualmente mueren en España no más de 60 o 70 personas adultas (de sexo femenino) sí que se considere adecuado detener inmediatamente a los hombres ‘supuestamente implicados’ (como dice la denominada «ley integral», para proteger a las mujeres) sin permitírseles ejercer su derecho a la presunción de inocencia, negándoseles su derecho constitucional al ‘recurso de habeas corpus’, con ingreso inmediato en prisión preventiva, como si se tratara de un delincuente peligroso y un sinfín de consecuencias que pueden derivarse de ello, como la pérdida del puesto de trabajo, etc.
Existen abogadas/os que aconsejan a sus representadas/clientes que denuncien falsamente, por supuestos malos tratos, como vía rápida para expulsar de casa al cónyuge, obtener de inmediato el uso de la vivienda común, y la custodia de los hijos, lo que supone una fuente de ingresos fija y segura, al menos hasta que los hijos se independicen.
En el año 2004, los suicidios relacionados con procesos de separación y divorcio supusieron la muerte de 257 hombres y 32 mujeres (289 personas). No obstante, esto no dio lugar a plantear siquiera el debate sobre la conveniencia, o no, de la actual legislación en materia de separación y divorcio, ni a la creación de un observatorio para el control del suicidio en España (el dato se engloba dentro de más de 3.000 suicidios anuales de hombres por diferentes motivos), ni a la creación del instituto para la prevención del suicidio.
Una tasa de 38 suicidios de hombres divorciados por cada 100.000 habitantes, frente a una tasa de seis suicidios de mujeres divorciadas por cada 100.000 habitantes, parece que no es motivo suficiente para plantear una revisión de la legislación y de la forma de aplicar dicha legislación (máxime si se compara con los datos de violencia domestica: 1,1 agresión por cada 1.000.000 de habitantes en el caso de agresores españoles y 4,4 en el caso de agresores extranjeros).
También en el año 2004, en el Congreso de Psiquiatría Forense celebrado en Madrid en marzo, se reconoció por forenses de reconocido prestigio como García-Andrade que más del 85% de las denuncias contra hombres son falsas.
Pero… ¿a quiénes beneficia todo esto?
El Ministerio de ‘Igual-da’ -actualmente integrado en el de Sanidad- (o entidades varias de ‘Asuntos Sociales’) subvencionan con carácter ordinario o extraordinario a Asociaciones que se dedican a los ‘temas de la mujer’: se dedican ingentes cantidades de dinero a puntos de encuentro, casas de acogida -de la mujer-, ‘acciones formativas’, supuestos ‘planes de igualdad’, seminarios, simposios… Y, ¡qué casualidad, otra más! Los órganos de gobierno de determinadas ‘asociaciones de mujeres’ suelen coincidir con las/los titulares de determinados despachos de abogad@s, psicólog@s, etc. que, ¡será, también, casualidad!, consiguen un enorme éxito en las solicitudes de órdenes de protección-alejamiento que promueven en los tribunales (de varones por supuesto).
Todo ello genera un lucro inmenso, una ubre gigantesca de la cual maman, como poco, 100.000 mujeres profesionales de ‘igual-da y género’.