Los sectores de poder económico, intentan romper el paradigma de que solo les importa el dinero, lo realizan por medio del marketing comunicacional de sus empresas e instituciones. Pero la realidad es que la información viaja tan rápidamente, y la capacitación referente a impactos ambientales, sociales y económicos hoy, es absolutamente accesible para una gran masa que antiguamente se encontraba a ciegas.
En la actualidad la Responsabilidad Social Corporativa permite atenuar los impactos negativos que las corporaciones privadas –pero también públicas- generan, el punto es que gran número de las empresas que se dicen Responsables, poseen planes de RSE absolutamente discursivos, como parte del Mercadeo de sus organizaciones, y claro que está bien, ya que la RSE es una herramienta empresarial, pero por otra parte no debe ser meramente discursiva.
En Latinoamérica, la RSE todavía no es moneda corriente, la mayor parte de las empresas con capacidad de apoyarse en este accionar para mejorar la calidad de vida de las comunidades en las que habitan, no poseen la suficiente información y tampoco están motivados por los mercados – a excepción claro, de aquellas grandes empresas que se encuentran inmersas en grandes cadenas de valor internacionales-.
En la casta política se observan dos problemáticas básicas respecto a la RSE:
1-Aquellos funcionarios que ocupan puestos en desarrollo y planificación que ni siquiera han sabido interiorizarse en el tema –por el simple hecho de que las “donaciones” son más accesibles a negociaciones y demás acciones que no se encuentran bien vistas.
2- Aquellos funcionarios que conocen las herramientas que se ofrecen en las economías para atenuar los impactos negativos en las comunidades y sus ambientes, pero que prefieren NO GESTIONAR.
Hasta aquí el resumen es el siguiente: los sectores de poder –no todos, claro está- se encuentran invirtiendo capital humano e intangibles en campañas discursivas, mientras que la comunidad política no gestiona (sea por conveniencia o por ignorancia). La contrapartida a esta situación es un reloj de arena para la calidad de vida de nuestras familias:
Las sociedades responden al discurso de manera negativa, debido a que saben y viven cotidianamente, que las comunicaciones son discursivas, pero que efectivamente no se realiza un accionar real y a conciencia. Obviamente las sociedades aumentan sus descontentos en torno a políticos y grandes cadenas empresariales.
En casi la mayor parte de Latinoamérica los individuos como Ud. y como yo, estamos cada vez más informados de los componentes poco saludables de los alimentos generados en pools de empresas internacionales, así como también de las investigaciones a políticos por causas de corrupción que quedan esfumadas con el correr del tiempo.
El cambio de paradigma en la actualidad, no es solo un paradigma, refiere en torno a que las sociedades están en busca de algo más que un nuevo pensamiento o estructura de acción, sencillamente las sociedades, las familias, están gritando que necesitan Gestión. Tan simple como eso, y tan complejo como eso –según desde dónde se mire (si Ud. es un trabajador como yo piensa: “debería ser tan sencillo!”, si Ud. es de los funcionarios a los que hago referencia, deberá estar pensando “hay que contratar a un consultor que elimine esa percepción negativa” –y ya que estamos, le contesto: no va a servir, pero siga poniendo mis impuestos en sus discapacidades de sabiduría y profesionalismo, ya estamos acostumbrados.
Se necesita Gestión, interdisciplinaria, arriesgada y cargada de valor, se necesita trabajo de campo tanto para hacer una planificación de RSE para privados, como para delinear soluciones que faciliten e incentiven la labor de empleados públicos, para que ambos sean puentes conductores entre el sector público, privado y nuestro nuevo elemento de las economías mundiales: tercer sector. Si no podemos integrar, tampoco vamos a poder solucionar, nuestra realidad es un ámbito complejo por el simple hecho de que una problemática ambiental tiene miles de focos de interacción, al igual que sucede – y por ende- en las proyecciones económicas, y tanto la primera y la segunda influyen por decantación en la realidad social de las comunidades, sean pequeñas, grandes o enormes, es matemático e infalible.
Creo que este es el motivo por el cual mi trabajo como consultora para sector público tenga una curva de ascenso logarítmica, en comparación con otras consultoras llamadas “políticas”, a veces hay que tener coraje, personalidad, y resignación económica para explicarle a un líder político que el dinero que tiene, sería más rentable en acciones, que en campañas publicitarias o en reuniones empresariales carísimas, no todos los consultores, ni todos los políticos, ni todos los empresarios, aman las realidades… por el contrario, muchos aman los dogmas políticos y la sensación de “ser parte de un grupo exclusivo”, de personas que con su ineficiencia le arruinan la vida a otros muchos que se esfuerzan para que estas situaciones no se agraven.
Como siempre digo, un profesional es 50 % académico y 50% humano, si una tiene más carga que la otra el equilibrio se rompe y un engranaje del sistema termina por arruinarlo todo.
Gestión, simple y humilde gestión política y empresarial.