Los jóvenes imitan el individualismo que observan en distintos ámbitos de la vida polÃtica social. Poco podremos esperar de ellos si disociamos la lógica del bienestar del valor del esfuerzo, la entrega y la capacidad de renuncia ante similares derechos de los demás.
“Cuando los padres se acostumbran a dejar hacer a sus hijos; cuando los hijos ya no toman en cuenta lo que aquéllos dicen; cuando los maestros tiemblan ante sus alumnos y prefieren adularlos; cuando, finalmente, los jóvenes desprecian las leyes, porque ya no admiten por encima de ellos la autoridad de nada ni de nadie, es el principio de la tiranÃa y el fin de la pedagogÃaâ€. Un texto de la máxima actualidad pero que fue escrito por Platón hace más de dos mil años.
Lo recordaba el profesor Javier Elzo al tratar de “Los jóvenes, quiénes son y cómo implicarlos en la acción socialâ€, y comienza por denunciar dos errores: Adular a los adolescentes y jóvenes y mimarlos, o identificarlos con la violencia, la droga, el alcoholismo, la juerga y, en general, con todo lo negativo.
En esos escollos debe abordarse la concepción de la educación, no sólo como un medio para transmitir saberes sino como la capacidad de enfrentarse a los desafÃos de la vida sacando lo mejor de cada persona. No imponer paradigmas ni métodos rÃgidos sino que, al igual que el cantero de Lesbos con su regla de plomo, adaptarnos a las caracterÃsticas de cada persona.
Para estudiar a los jóvenes tenemos tres caminos de aproximación: La tesis de la contextualización, donde sólo las experiencias compartidas dan lugar a generaciones; las tesis de la complejidad: no hay juventud, hay jóvenes, o la más moderna tesis de la socialización, es decir de la inserción y felicidad de los jóvenes dentro de la sociedad. La felicidad personal en un ambiente social es la capacidad de ser uno mismo, de poder querer lo que hace para asà poder hacer lo que quiere.
Asistimos a una mutación histórica: Revolución tecnológica, globalización y nuevo papel de la mujer. Auge de la conciencia ecológica y movimientos alternativos como respuesta de futuro.
No estamos ante un cambio de época o de edad, sino de Era. Quizás nos hallemos en la gran revolución de las comunicaciones más importante que la energÃa atómica y las grandes conquistas de la ciencia y de la técnica, pues afecta a la propia esencia de la persona. Si no fuera por los demás y por el medio qué sabrÃamos de nosotros mismos.
Constatamos que, en los jóvenes, el referente religioso es minoritario, el referente polÃtico está muy desprestigiado; el social, cuestionado; mientras que el bienestar social se ha erigido en el primer valor de la mayorÃa. La primacÃa corresponde a la lógica del bienestar con los riesgos que entraña si lo disociamos del valor del esfuerzo, la entrega y la capacidad de renuncia ante similares derechos de los demás.
Los jóvenes son testigos de la lógica económico- financiera imperante que se autonomiza de la dimensión ética. La maximización de beneficios, en las empresas y en los individuos y la coexistencia entre discurso ético y práctica consumista.
En cuanto al individualismo, buen legado de la ilustración, tiene la dimensión positiva de ser autónomos y libres, pero ¿hasta qué punto responsables y solidarios? La dimensión negativa es el mal legado de la post modernidad: cada uno para sÃ, el imperio del deseo, la ausencia de proyectos colectivos y el todo vale y cuánto más, mejor.
Los elementos que conforman a los adolescentes de hoy es que la mayorÃa son hijos únicos que viven en casa, arropados. La adolescencia empieza antes y termina más tarde. Algunos no llegan a ser jóvenes.
Muchos tienen miedo en la escuela. Algunos maestros, también. Se da el abandono de la escuela en zonas turÃsticas y entre los inmigrantes. En las escuelas conviven etnias y culturas diferentes. La des estructuración de las familias, cada vez más frágiles. En resumen: La madre deja el hogar y el padre no ha entrado. Nidos vacÃos y abuelas esclavas.
También hay que añadir la banalización del cannabis, extensión de la cocaÃna y del consumo de alcohol, la diversión nocturna y ruidosa: alcohol y droga igual a fiesta. Aceptación por la sociedad adulta de esta situación y ausencia de referentes holÃsticos. Mientras que valoran la lealtad, la transparencia, la ausencia de doblez, la fidelidad. Rechazan la mentira, el enchufismo, las prebendas y tienen gran capacidad de adaptación.
De ahÃ, que el profesor Elzo señale los valores que es preciso promover en las nuevas generaciones: La competencia personal, la racionalidad, el dinero como valor y el valor del dinero, la tolerancia y solidaridad en un mundo pluralista, la espiritualidad, los valores finalistas y valores instrumentales, la responsable gestión de la sexualidad y la utopÃa por un mundo mejor: un proyecto de vida, clave de la felicidad juvenil.
José Carlos GarcÃa Fajardo
Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Director del CCS