A estas alturas, es muy raro encontrar un grupo de españoles discutiendo de política, y menos aún siendo menores de 35 años, a no ser que se dediquen y vivan de ella, y cuando raramente lo hacen, al margen de considerarlo una lamentable pérdida de tiempo, al referirse a los profesionales de la misma, prácticamente coinciden en calificarlos de sinvergÁ¼enzas, sin entrar a distinguir partidos ni ideologías. Admitiendo lo exagerado de la afirmación y a la vista de las últimas encuestas, en gran parte coinciden con la opinión de la mayoría de los ciudadanos.
Los motivos los conocemos todos. Solo es necesario leer las portadas de los periódicos y de vez en cuando ver algún informativo en la TV para corroborarlo. En principio esto ocurre porque son las propias formaciones políticas, quienes con sus denigrantes comportamientos han creado esta triste corriente de opinión. Raro es el día que no aparece una nueva fechoría a cualquier nivel. Partidos e instituciones van degenerando, convirtiéndose en auténticas agencias de colocación. Actualmente, son quienes tienen la facultad de proporcionar puestos de trabajo cualificados y bien remunerados, cuya concesión depende y obedece en gran parte a la fidelidad y/o amistad del candidato con el otorgante, que a las cualidades profesionales del solicitante. No se trata de incorporar nuevos valores sino incondicionales súbditos, cuya única misión consiste en demostrar permanentemente entrega y lealtad a su benefactor.
Aunque los partidos suelen negarlo, está demostrado que son los primeros enemigos en oponerse a realizar auténticas reformas (recortes) en las administraciones públicas. Sus complejos aparatos son estructuras en permanente crecimiento que les ha obligado desde siempre a tener que acudir a la financiación irregular, arbitrando cada vez métodos más sofisticados, en deterioro de las antiguas agendas con pastas de huele negras de la época de Fraga. Ahora todo funciona a ritmo de las estúpidas “hojas de ruta” con que los imbéciles designan a los “planes de trabajo” de siempre.
Un sector importante de las tres administraciones: central, autonómica y municipal, suelen caer en la misma celada: colocar en los puestos estratégicos a aquellos amiguetes que jamás les cuestionarán y son fácilmente humillables.
El problema radica en que al rodearse de tanto mindundi, torpe e inútil, en ocasiones, el líder no tiene a quien recurrir y el país lo acusa; justo lo que nos está ocurriendo y así nos va.
Todas las formaciones políticas proclaman repudiar la corrupción y mantener una permanente lucha contra tal lacra, y nada más incierto. Son precisamente los traficantes de favores que nos gobiernan, especialistas en sobornos y manipuladores de influencias, los que amasan fortunas bien guardadas en paraísos fiscales y protegiéndose unos a otros. ¿En cuantas intervenciones públicas de Rajoy se le ha escuchado denostar y condenar el mayor escándalo de corrupción de la democracia como son los EREs fraudulentos?, ¿a cambio de que este silencio?, ¿existe algún pacto?, ¿para cuando primarias obligatorias en todos los partidos y desaparición de las listas cerradas?
Mire don Mariano: si toda su inquietud pasa por querer lo mejor para todos los españoles, algo que ha repetido un millón de veces, y mantenerse en el poder a cualquier precio, pero sin asumir responsabilidades políticas ni afrontar la corrupción existente en el PP, será el momento de plantearse cuanto antes unas elecciones anticipadas. ¿Qué futuro nos espera ante tanto despropósito? Le asiste todo el derecho a optar a una segunda legislatura y evitar el pasar a la historia como “Mariano el Breve”, pero para alcanzar tal merecimiento, se impone previamente el desprenderse de tanto inoperante como se ha rodeado, dejar de mentir y efectuar una limpieza general a lo que no sabemos si estará dispuesto. El PP, es muy posible que continúe en el poder en el 2015, dado el estado de descomposición en que se encuentra el PSOE, y nadie mejor que ud. sabe quién podría ser la perfecta candidata.
¡¡Piénselo bien!!